Como miembro de
la Asociación de Amigos del Teatro Moderno he sabido que la Consejería de Educación,
Cultura y Deportes ha negado a dicha asociación el espacio expositivo de la
Biblioteca Pública del Estado en Guadalajara para hacer una exposición fotográfica
sobre la actividad desplegada durante su primer año de vida.
El motivo alegado
para justificar esa negación de un espacio público es que la exposición no
tiene fin cultural. Esa noticia me ha dejado perpleja porque, ¿de verdad piensa
la Consejería responsable de gestionar la cultura en nuestra región que no
tiene fin cultural una asociación constituida para defender la supervivencia de
un teatro público, asociación que en un año ha conseguido más de quinientos socios
y mantiene una actividad constante en las peores circunstancias posibles?
Entonces, ¿qué tiene fin cultural? Si juzgamos por los hechos y no por las
palabras es la propia Consejería de Cultura la que no tiene fin cultural, ya que
en dos años y medio lo único que ha sabido hacer por el Teatro Moderno ha sido
cerrarlo.
Es preocupante la
idea de cultura que tiene la Consejería del ramo. Pero más preocupante todavía
es que se crea que son suyos los servicios que gestiona. Negando el espacio de
la Biblioteca Pública a una asociación demuestra que intenta apropiarse de un
servicio que no es de ninguna manera suyo, sino de todos.
La UNESCO en el Manifiesto a favor de las Bibliotecas
Públicas y la IFLA (Federación Internacional de Asociaciones de
Bibliotecarios) en las Directrices para el desarrollo del
servicio de bibliotecas públicas dicen clara y reiteradamenteque los servicios
bibliotecarios deben estar igualmente abiertos a todos. ¿No conocerá la
Consejería esos textos, o será que tampoco les reconoce fin cultural a la
UNESCO y a la IFLA?
Pero dejémonos de ironías porque el
cierre discriminado de un espacio cultural público hasta ahora abierto a cualquier
asociación cultural de Guadalajara es algo muy serio: se llama censura, sin
paliativos. Esta es la primera manifestación de censura que se produce en la Biblioteca
desde hace muchas décadas y yo, como usuaria y copropietaria, me opongo a esa
medida y le pido a la Consejería que la corrija.
***Blanca Calvo Alonso-Cortés
Exconsejera de Cultura de Castilla-La Mancha
Exdirectora de la Biblioteca de Guadalajara