Justicia para españoles, justicia para vascos
viernes 20 de diciembre de 2013, 11:45h
El pasado uno de diciembre falleció en Madrid el ex general
Alfonso Armada, antiguo combatiente con la División Azul en Leningrado, profesor del
entonces príncipe Juan Carlos, secretario general
de la Casa del Rey y enemigo declarado del presidente Suárez. En 1977 envió cartas con el sello de la
Casa Real pidiendo el voto para Alianza Popular por lo que fue relevado.
Cuando
el rey creó el ambiente golpista previo al 23-F e hizo todo lo posible para que
Suárez dimitiera logró en el minuto uno, tras la dimisión del presidente, que el ministro de
defensa Rodríguez Sahagún nombrara a
Armada segundo jefe del Estado Mayor del Ejército desde donde maniobró para hacerse con el poder
presidiendo un gobierno de concentración, aquel mes de febrero de 1981. La charlotada de
Tejero le estropeó el plan, y el rey, con
quien había conspirado, se llamó andanas y el 22 de abril
de 1983 el Tribunal Supremo le impuso una condena de 30 años de cárcel. El 24 de diciembre
de 1988 el gobierno de Felipe González le indultó. Desde su salida de prisión vivió en su pazo en A Coruña cultivando camelias. Estuvo
solo cinco años de los treinta de la
condena por algo tan grave en democracia como subvertir el sistema
constitucional. Su muerte no ha suscitado grandes análisis no vaya a ser que el ciudadano se dé
cuenta de la distinta vara de medir de la justicia española.
Cándido Conde Pumpido fue Fiscal General
del Estado. En enero de 2010, invitado por el Foro Nueva Economía, habló en
Bilbao de su trayectoria y de su visión de la justicia en uno de los desayunos
organizados por esta plataforma de opinión. En 1981 había sido juez en San Sebastián.
Su intervención fue clara. De ella tomé dos apuntes sobre el Estado de derecho.
1) "El Estado de derecho no puede hacer trampas sin dejar de ser Estado de
derecho". 2.)
"¿Qué es el estado de derecho? Un sistema incompatible con la arbitrariedad y
la violencia".
Me imagino, a tenor de dicho, lo que
opinaría el Fiscal General sobre el GAL. Pero en los años ochenta algunos
consideraron que crear el GAL, era servir al Estado de derecho. Se cierra el
pantano y se acaba con los mosquitos.
Enrique Rodríguez Galindo, ex general de la Guardia
Civil: Fue condecorado con 13 cruces de oro y plata, medallas y encomiendas
varias. Condenado a 71 años de prisión por el secuestro y asesinato de Lasa y
Zabala. Cumplió tan sólo cuatro años y medio de prisión, siendo excarcelado por
razones de salud. No le montaron ningún pollo como a Bolinaga.
José Barrionuevo, ex ministro del PSOE:
Condenado a 10 años de prisión y 12 de inhabilitación por el secuestro de
Segundo Marey y por malversación de fondos públicos. Recibió un indulto parcial
(un tercio de la condena) y obtuvo un tercer grado especial. Pasó sólo tres
meses en prisión. Felipe González y casi todo el PSOE fueron a acompañarle
cuando entró en la prisión de Guadalajara.
Rafael Vera, ex secretario de Estado
para la Seguridad con el PSOE: Condenado a 17 años de prisión y 12 de inhabilitación por el secuestro de Segundo Marey, malversación
de fondos públicos y corrupción. Indultado parcialmente por Aznar. Cumplió tan
sólo dos años y dos meses de prisión, la mayor parte de ellos en régimen
abierto, yendo solamente a dormir.
José Amedo, ex subcomisario de Policía: Condenado
a 117 años de prisión por seis delitos de asesinato, secuestro, lesiones y
asociación ilícita. Pasó doce años en prisión, la mitad de ellos en régimen
abierto.
La lista de este club sigue con Julen
Elgorriaga, ex gobernador civil de Gipuzkoa con el PSOE, condenado a 71 años de prisión por el
secuestro y asesinato de Lasa y Zabala. Su estancia en la cárcel no duró dos
años, quedando libre por motivos de salud; Julián Sancristóbal, ex gobernador
civil de Bizkaia, condenado por secuestro y malversación a 101 años de prisión
y 12 de inhabilitación, cumpliendo tan sólo 15 meses..., y hay más: Ricardo
García Damborenea, Michel Domínguez, Miguel Planchuelo, Ángel Vaquero... Podría
poner decenas de casos semejantes.
Según los tribunales que juzgaron todo lo
anterior, los GAL y toda la trama de la guerra sucia no constituyeron banda
terrorista alguna. Los secuestros, tortura y muerte de Lasa y Zabala fueron "un hecho puntual", sin
relación alguna con los crímenes de Amedo y su banda. Se trató, más que nada,
de "distintos prontos" que les fue dando en aquella época a unos cuantos
celosos defensores de la ley y el orden, empujándolos a torturar, secuestrar,
matar, robar, malversar... Nada que ver los unos con los otros ni con ningún
plan diseñado desde gobierno, institución o lugar alguno. El hecho de estar
implicados hasta las cachas subcomisarios y comisarios policiales, oficiales,
mandos y jefes de la Guardia Civil, gobernadores, secretarios de seguridad y
ministros "fue algo casual". Lo que pasa es que, como a veces ocurre con las
setas, la cosecha delictual en aquella temporada fue abundante y por eso pudo
dar la sensación de algo más organizado. Pero de eso, nada de nada. Ya, ya.
A los condenados no se les aplicó doctrina Parot
alguna, sino todo lo contrario. De promedio no cumplieron ni el 10% de las
penas impuestas, pero eso tampoco quiere decir nada. Quienes les indultaron,
acordaron la prisión abierta y excarcelaron por motivos de salud "no aplicaron
trato alguno de favor". Estas medidas no respondían a pacto previo alguno con
el Gobierno ni a amenazas que hizo alguno de tirar de la
manta. Y como no tubo banda armada ni ellos eran terroristas, las concentraciones
socialistas ante las cárceles pidiendo "¡amnistía, libertad!" tampoco
fueron disueltas a pelotazos. Todos los presuntos delincuentes y los
delincuentes actuaron "lógicamente" en defensa del Estado de derecho. Fue un
servicio de patriotas.
NADA QUE VER CON MANDELA
El pasado 6 de diciembre se cumplieron 35 años de
la actual Constitución, un texto sacralizado que solo se ha
modificado en una semana de agosto 2011, para ponerle techo al gasto público. De
que se puede, se puede. Bueno, pues en esta Constitución se indica lo que tiene que ser la cárcel:
"Las penas privativas
de libertad y las medidas de
seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y la inserción social y no podrán consistir en trabajos forzados". Nada dice que la cárcel sea un instrumento de venganza y retaliación.
Sin embargo hemos visto el debate movido fundamentalmente por ciertas
asociaciones de víctimas de ETA. Tras la derogación de
la doctrina Parot, la Sra. Ángeles Pedraza, que no es víctima de ETA sino de los hechos del 11-M, dijo que no había que cumplir la resolución europea y lleva organizando,
con el apoyo irrestricto del PP, varias manifestaciones y protestas. Está en su legítimo derecho y no seré yo quien defienda a ninguno de los presos de ETA que han salido dos, tres
y hasta
cuatro años antes de prisión en aplicación de
la sentencia. Pero sí me llama la atención que
estas asociaciones no digan jamás nada ante lo que he expuesto
anteriormente. Galindo, cuatro años, Barrionuevo tres meses, Vera dos años, Amedo doce... Y veo la lista de los presos
de ETA con 26 años Inés del
Rio, 29 años y ocho meses Piris López, Mamarru con 28, Troitiño 26... Es decir. No hay punto de comparación
entre un preso de ETA con otro del Gal siendo la violencia la misma. Y como no veo a ningún intelectual, a ningún medio madrileño, a ninguna asociación destacar esta notable diferencia, simplemente
la expongo sin prejuzgar que ambos tipos de presos posiblemente lo justo sería que pasaran su vida en la cárcel.
De la celda al patio y del patio a la celda.
El PP cometió un gravísimo
error en poner el debate penal en manos de las asociaciones de víctimas del terrorismo. Ahora está atrapado y paralizado y viendo como,
por ejemplo, Maite Pagazaurtundua, presidenta de la Fundación Víctimas del
Terrorismo, encabezará las listas de UPyD para el Parlamento
Europeo. El PP ha creado un Frankenstein y no sabe ahora como pararlo.
El día de la Constitución le preguntaron a Rajoy su opinión
sobre Nelson Mandela, el líder africano fallecido que estuvo en las listas
norteamericanas como terrorista hasta el año 2008, y dijo lo siguiente:
"El ejemplo
de gigantes como Mandela, suponen una guía inigualable para asumir los desafíos
que todos tenemos por delante". ¿De verdad Mariano?. Si Mandela fuera tu
ejemplo no estarías haciendo lo que estás haciendo y dejando hacer. No le veo a
Mandela predicando el odio como tus correligionarios están haciendo. Lo dijo el
Magistrado del Supremo, Joaquín Jiménez: "Desearía que las víctimas se
liberasen del posible odio que puedan tener; no se puede ser libre con odio.
Una de las victorias de ETA es que el odio del verdugo se contagie a las
víctimas". Pues eso.