Eléctricas, un cóctel amargo
viernes 20 de diciembre de 2013, 10:21h
En este país no se gana para sustos. El último cóctel que nos van a servir es la subidaza de lo que familiarmente llamamos el
recibo de la luz pero que es mucho más: calefacción, cocina, electrodomésticos,
etc., todo lo que funciona con electricidad y que no son sólo las bombillas. El cóctel ha salido realmente amargo, tan amargo que es posible que el Gobierno se
vea forzado a invalidar el origen de todo este asunto -drama, para muchas
familias y negocios- acudiendo al informe que ha pedido a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia
(CNMC) por si hubiera habido amaño en la última subasta eléctrica. No sé qué
dirá o que habrá dicho la CNMC, pero si le sirve de algo al ministro Soria, ya
le adelanto yo que sí, que el 99 por ciento de los españoles tenemos una escasa
fe en una subasta donde los que pujan son tan poquitos y tan amigos en el fondo
porque sólo velan por sus intereses que son los mismos. Pero lo tiene que decir
la CNMC que es la que nos asegura de vez en cuando que las gasolineras cumplen
las reglas de la competencia y lo hacen todo muy bien y muy claramente. Pues
nada, todo en orden.
Pero lo de las eléctricas clama al cielo por que en ese
posible coctel hay que echar los siguientes bebedizos -entre otros-: un déficit
tarifario que es como la deuda histórica de las comunidades: un misterio por
resolver; agregar nombres de ex presidentes y ex altos cargo políticos de uno y
otro bando en sus consejos como "asesores externos" aunque con suculentos sueldos; añada también un chorrito de
coherencia gubernamental: hace una semana no iba a subir la electricidad pero
dónde dije digo, digo diego. Les da igual una cosa que la otra o no tienen nada
claro o no se hablan unos ministros con otros o vaya usted a saber. Y seguimos
con más ingredientes: las apuesta disparatada por las renovables de by
ese complejo con las nucleares que no tiene por ejemplo Francia, un país que
parece medio serio. Y para completar la cosa, sírvase todo en una copa
completamente opaca que oculta absolutamente el contenido de lo que pagamos
religiosamente ignorantes no sé cuántos millones de ciudadanos.
Uno recuerda cuando el PSOE era el PSOE - ver en las
hemerotecas la revista"Claves" de la época- y tenía en su programa la nacionalización de los
recursos energéticos y hasta de banca. Vale que no haya que llegar tan lejos;
nos hubiéramos conformado con menos, por ejemplo con que el Estado tuviera la
participación mayor en estas empresas que claramente manejan, tras su privatización,
algo de vital importancia para un país. Pues ya no hay nada que rascar: son
suyas y hacen lo que quieren salvo que la CNMC diga oficialmente lo que todos
sabemos.