España se quedará sin fármacos modernos
martes 17 de diciembre de 2013, 13:24h
España,
desde que en 1982, ya advertí en un documento del Club Liberal, sobre reforma
de la Sanidad y la Seguridad Social, se ha lanzado en los últimos 32 años a una
carrera inacabable de crecimiento, hasta 2007 en que ,se empezaron a encontrar
con el agujero de gastos de Farmacia en Sanidad, al que no podían hacer frente,
más que con recortes, medicamentazos, promoción de los genéricos etc. Esto
comenzó a generar inseguridad jurídica, en las compañías farmacéuticas, lo que
motivó que cortaran drásticamente sus gastos en promoción y marketing, y
consiguientemente la ruina de las Agencias de Publicidad, Sponsoring, promoción
de ventas etc y el recorte de las redes de visitadores. Sometidos por real
decreto a descuentos, con la competencia de precios de los genéricos, y la
obligación de dar el fármaco más barato a los enfermos en las farmacias,
aquellos que seguían, teniendo marcas registradas, tuvieron que bajar sus
precios al nivel genérico, con las perdidas consiguientes, y el viraje de la
"información" hasta entonces dada solo a los médicos, trasladarla a los
farmacéuticos, ya que estos era ahora quienes realmente dispensaban.
Según mi amigo
Santiago de Quiroga en Global Net, en el último estudio de Deloitte-Thompson Reuters
sobre innovación farmacéutica, la media de inversión se sitúa en 1.294 millones
de dólares y el tiempo hasta lanzamiento desde el descubrimiento de la molécula
alcanza los 14 años. Hace tan solo tres años, en 2010, esta cifra se situaba en
1.094 millones de euros. Es evidente que para encontrarse, luego de registrar
su producto en España, con lo que eso cuesta, se tiene inseguridad jurídica,
sobre el precio aceptado por la Agencia del medicamento después de costosísimos
estudios clínicos y económicos, Los laboratorios investigadores, todos
extranjeros, no traerán en el futuro las últimas novedades y las más eficaces y
España se verá desprovista de ellos, puesto que hay que conciliar seguridad,
acceso a los medicamentos y rentabilidad de las compañías, para maximizar el
beneficio social.
Desde hace unos años la tarea de
investigar, desarrollar y comercializar un nuevo medicamento se está
convirtiendo en tarea casi imposible. Es cierto que los costes varían en
función de las compañías y, suponemos, del tipo de producto a desarrollar. El
propio estudio expone diferencias entre compañías que parecen abismales: De
3.080 millones de dólares a 'solo' 393. Del mismo modo, hay compañías que en
estos años han logrado reducir sus costes de inversión para la obtención de una
molécula, hasta un 39 por ciento, mientras que en otros casos, otros
laboratorios han visto incrementado ese mismo coste hasta duplicarse al pasar
de 1.044 millones a 2.113 en solo tres años.
Es algo obvio que la
tendencia no puede seguir así mucho tiempo. Esta evolución viene acompañada,
como es lógico por una reducción de los retornos que la industria obtiene por
cada medicamento, lo que a su vez presiona al alza a los precios.
La industria farmacéutica y las
administraciones reguladoras deben buscar fórmulas que permitan abaratar el
desarrollo de nuevos medicamentos porque de otro modo sería imposible que los
precios de estos fueran inferiores. Dado que los precios de los medicamentos
son muy elevados, las administraciones se afanan por reducir su acceso, con lo
que el retorno de la inversión de los nuevos medicamentos se reduce y llega más
tarde, lo que hace necesario subir los precios. Al final es como una pescadilla
que se muerde la cola. A ello se le suma que las exigencias en materia de
seguridad en el desarrollo de medicamentos son superiores, por lo que se
alargan los periodos de desarrollo. Y vuelta a empezar con los costes y los
precios. Creemos que ha llegado el momento de revisar todas las relaciones
existentes entre reguladores, financiados y fabricantes para llegar al punto de
máximo beneficio social en el desarrollo de medicamentos. Conciliar seguridad,
acceso y rentabilidad, vía precios, es la clave.
Se les olvida, la progresiva desaparición, de los Laboratorios
españoles, del mercado de la investigación, puesto que protegidos infantilmente
por el Ministerio de Sanidad, que obligaba, bajo cuerda, a dar licencias de los extranjeros a los
nacionales, estos se transformaron en la década de los 90´s en meros comercializadores,
ganando mucho dinero, pero perdiendo la carrera del I+D+i.
Tan inelástica es la demanda, que por
primera vez, desde el estallido de la crisis económica, los presupuestos
dedicados a Farmacia, se han librado del recorte. La diferencia entre el
presupuesto inicial, aprobado por las comunidades autónomas para 2013 era
prácticamente idéntico al que está previsto que se apruebe en las diferentes
autonomías para el año próximo. Era algo que no ocurría en mucho tiempo. En
2010 el presupuesto aprobado por las comunidades autónomas para gasto en
medicamentos a través de receta ascendió a 12.846,61 millones de euros, lo que
suponía un 20,24 por ciento del gasto sanitario total. Desde entonces, año a
año, esta partida ha caído un 12,65 por ciento en 2011, un 10,43 en 2012 y un
14,88 por ciento en 2013. Parecía que la espiral no tenía fin.
Pero las
autoridades ya son conscientes de que se ha llegado al límite de aguante del
sector y saben que el límite de la eficiencia también está muy próximo. Se abre, por tanto, una nueva etapa en la que
los presupuestos sanitarios, empiezan a ajustarse a los gastos reales, como
acertadamente ha señalado que debería ocurrir el consejero valenciano Manuel
Llombart. Además, fruto del trabajo de los profesionales y de los gestores, ese
gasto real también se parece mucho a las necesidades reales, como también ha
señalado Llombart que debería ocurrir. Con ello, el despilfarro en la
prestación farmacéutica, ha sido totalmente desterrado en estos años de
austeridad extrema. Ahora, el futuro
debe plantearse sin perder la rigurosidad en el gasto, pero pensando en lo que
grandes o pequeñas mejoras pueden suponer para los pacientes individuales. La
situación que denuncia Farmaindustria en su Boletín de Coyuntura, en el que se
observa que el mercado de las innovaciones terapéuticas evoluciona de un modo
mucho más negativo que el mercado total, no es viable si se mantiene por mucho
tiempo. De la mano de las novedades terapéuticas llegan los avances en los
tratamientos. Limitar su utilización por su coste, no puede tener recorrido a
largo plazo y nos dejará sin nuevos fármacos. Es una situación que no es
sostenible si se quiere lograr un sistema sanitario avanzado. De hecho,
empezamos a entrar a través de los conflictos del sector en una situación
tercermundista que se intenta paliar con privatizaciones, cuando la realidad,
es que el Coste de nuestra Sanidad ya no es sostenible par la España en crisis.
Habrá que repensar todo el sistema, pues no cobran los farmacéuticos,
especialmente en ciertas áreas, después los distribuidores y finalmente los
fabricantes, que ya no saben como apretarse el cinturón para sobrevivir.
BERNARDO RABASSA ASENJO
PRESIDENTE DE CLUBS Y FUNDACIONES LIBERALES. COMMODORE OF IBERIA OF IYFR. MIEMBRO
ASOCIADO DE ALIANZA LIBERAL EUROPEA (ALDE), PREMIO 1812
PREMIO CIUDADANO EUROPEO 2013 DE FORO EUROPA 2001
Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.
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