lunes 16 de diciembre de 2013, 19:13h
Ando desconcertado por esta vida y no veo bien adónde vamos.
En Alcalá de Guadaíra muere una familia por ingerir comida podrida. No se trata de un accidente en un súper o un restaurante; se trata de una familia muerta por recoger comida de la basura. Si lo pienso, más desazón y menos ganas de sentirme humano. Hay algo siniestro más allá de la noticia. En menos de 30 meses nuestro país ha pasado de tener cubiertas las principales necesidades sociales de todos, particularmente de los menesterosos, a ser un catálogo de mendicantes, pedigüeños, limosneros, musicastros y buscavidas. No puedo tener nada contra ellos, al fin solo intentan sobrevivir en un entorno hogaño hostil y antier dulce.
Gobernados por ineptos al dictado de quienes sí saben cómo defender sus intereses, en nuestro país se muere de hambre. No hace falta retrotraernos al fantasma de Las Hurdes 1960: Alcalá de Guadaíra es una población con 70.000 habitantes, cerca de 2.200 empresas y una industria agrícola dedicada a la aceituna y el trigo, almazaras y molinos, paradójicamente conocida como Alcalá de los Panaderos cuyo principal producto es el pan. El pan, dánosle hoy, a poder ser sin triquinosis.
Hay versiones contradictorias. Me cuentan que la reclamación de los familiares diciendo que los muertos no comieron de los contenedores sino que compraron alimentos en mal estado y cuyos tickets, dicen, conservan para posteriores acciones judiciales, se funda en la propia miseria humana: los parientes quieren aprovechar su particular Pisuerga para reclamar para sí lo que no consiguieron los muertos y, de paso, quitarse el mal rollito por no haberles echado una mano. Y a esta pantomima llena de indignación, vestiduras rasgadas y plañideras telecinqueras se suma el consistorio que siente los ojos de los vecinos en su cara y el aliento de la oposición en el cogote electoral.
De veras es desconcertante vivir entre los vivos. Los intoxicados al hoyo y los vivos al bollo: parientes, gobernantes, vecinos y oposición, cada uno corriendo su ascua hacia la escuálida sardina del titular. El gobierno central acusa a Andalucía y Cataluña de que sus niños están malnutridos y cuando se les responde que son ellos los que han propiciado el clima cortando en sanidad y educación los otros sueltan al Luisma de la política y dicen que nasti, que ellos heredaron de Zetapé el Desastre Universal y que solo han hecho que desfacer el entuerto.
En paralelo, se muere Mandela y todos nos sentimos un poquito mejores y hasta un poquito redimidos en nuestras conciencias adormiladas, como cuando se murió Teresa de Calcuta, que parecía que fuéramos todos santos calcutenses en una leprosería. No vale la pena tener grandes ejemplos en la humanidad: antes servían para avergonzarnos e inspirarnos, ahora para vampirizar su bondad y revestirnos de virtudes de las que carecemos, ácido lisérgico para seguir dando por saco al vecino, al próximo y al prójimo.
En paralelo, Merkel, tras una rotunda victoria electoral, firma un macroacuerdo con los socialistas alemanes y les cede seis ministerios, entre ellos Economía y Trabajo y mantiene a Schäuble, su hombre fuerte. Entre nosotros a lo más que llegamos es a agarrarnos de los pelos y caérsenos los palos del sombrajo entre election day y election day para luego acabar llamando a CiU o al PNV o a Coalición Canaria para pactar "la gobernabilidad" del estado a espaldas del otro gran partido (PP vs PSOE; PSOE vs. PP) pero un pacto PP PSOE, 20 millones de ciudadanos, ni de coña: eso es que es muy alemán.
Mas y Junqueras pactan una pregunta que son dos -total, qué más da: si no se va a permitir una pues pongamos dos- y a cambio de la tontada ERC apoya unos presupuestos que ni son de Esquerres ni son Republicans... eso sí, son catalans, catalans... tanto que se parecen un huevo a los de Rajoy, el gran catalá galleg.
En el metro un hombre de unos 30 años está muy pálido. No va mal vestido pero tampoco hecho un pincel. Los vecinos de asiento se alejan con cara de asco. Me acerco, se desmaya, una chica me ayuda a bajarlo. Llamo al Samur y se lo llevan. "Perdona", me dice la chica, "llego tarde a clase".
Luchando cuerpo a cuerpo con la muerte, al borde del abismo, estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte.
(Blas de Otero).
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (5)
25525 | 7r66Tw - 18/12/2013 @ 00:05:59 (GMT+1)
lo peor de lo negro no es que parezca negro, es que alguien lo vuelve así. puede que no murieran por comida recogida del estercolero pero españa se ha convertido en un basurero de personas guiados por ladrones. si cataluña consigue la independencia emigraré a barcelona. Son los más sino los únicos civilizados
25522 | pascuamejia - 17/12/2013 @ 18:18:10 (GMT+1)
Gracias, Ángel, porque ya creía que no se me había entendido: la verdad es única y justamente esa, la pérdida, entierro y finiquito de valores sociales y de capacidad de defenderlos. Me decía hace poco un periodista francés que los franceses llevan la revolución en su adn y por eso suelen liderar los movimientos sociales de occidente. Busquemos en nuestro interior: algo de jacobino tenemos todos.
25521 | pascuamejia - 17/12/2013 @ 18:15:48 (GMT+1)
A mí modo de ver el problema es la muerte por falta de calidad en la comida. Me dicen en el ayuntamiento de Guadaíra que se desconoce la causa, que se trabaja sobre la hipótesis de envenenamiento pero que hay una duda grande que el juez y las autopsias deben dirimir: si hubiera sido intoxicación de alimentos habría más víctimas (la trazabilidad de los alimentos permite saber en qué tiendas se ha vendido qué alimentos procedentes de qué lote o partida) y no hay en toda la provincia de Sevilla ningún otro caso detectado, lo que hace aún más verosímil la hipótesis de comida podrida no comprada. Por otra parte, dicen en el ayuntamiento que hasta la semana que viene, como pronto, no se sabrán las causas.
En cualquier caso, el problema, para mí, es que hayamos pasado de dar por sentado y garantizado el derecho a sanidad, a educación, a una vida digna y en poco tiempo hayamos caído en los comedores sociales, en la malnutrición infantil, en informes PISA subsaharianos... esta crisis nos ¿dará un baño de humildad; entenderemos mejor al que tenemos en frente?
25508 | Angel - 17/12/2013 @ 09:42:19 (GMT+1)
La base de la gran crisis que vivimos, la madre de todas ellas, es la sociedad falta de valores que con gran empeño hemos fabricado durante muchos años. La historia humana se repite cíclicamente una y otra vez, y va ligada a la calidad ética de la sociedad. Estamos llegando (me parece) al final del ciclo. A su punto más bajo. Al punto en el que la condición humana muestra su lado más oscuro y pueril. Cualquier día saltará la chispa que produzca el inicio del cambio a un nuevo ciclo. A una renovación de los valores en una mayoría social y a una sociedad más humana y respetuosa con la vida. Sé que es muy difícil, pero no debemos perder la esperanza y debemos luchar por ese cambio para bien. Saludos.
25504 | ¿? - 17/12/2013 @ 02:13:19 (GMT+1)
Los tres miembros de la familia Caño Bautista murieron por un agente tóxico de algún producto que ellos tenían en casa y que contaminó accidentalmente el pescado en perfecto estado, comprado por ellos mismos y dentro de la fecha de caducidad, que los padres y la hija mayor cenaron el viernes por la noche en su piso de Alcalá de Guadaíra, en Sevilla. Los agentes de la Policía Judicial y la jueza sólo encontraron en la vivienda alimentos en buen estado, comprado por los propios padres y no caducados, lo que coincide con la declaración hoy del portavoz de la familia, que ha contado que acababan de hacer una compra especial de comida para las navidades. En el piso había incluso una pata de jamón, entre otros alimentos que ha mencionado la consejera de Salud.
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