Angela Merkel formaliza su gran coalición con los socialdemócratas,
con quienes hasta ayer mismo, como quien dice, peleaba por cuestiones
sustanciales en campaña electoral. En Chile, Michelle Bachelet cierra una
coalición que va desde democristianos a comunistas. Todo en aras de una
gobernación posible, que abarque a la mayor cantidad de ciudadanos en las
tareas del poder. Se puede argumentar que los electores no votaron por una
amalgama de quienes se presentaron a las urnas con programas diferentes y hasta
contrapuestos. Pero también se podría aducir que esas urnas no arrojaron las
mayorías absolutas necesarias para imponer una línea de actuación a todos los
demás. Y, personalmente, yo añadiría algo: desconfío de las mayorías tan
absolutas que anulan a las demás fuerzas políticas, que minimizan cualquier
otra iniciativa.
Sospecho que esto último es lo que estamos viendo en España:
con el toque de trompeta de la mayoría obtenido en el Parlamento se acallan
otras voces, se anulan ideas diferentes. Y no: la mayoría absoluta no da a un
programa la razón, máxime cuando este programa se incumple sistemáticamente. Porque
las circunstancias mandan, de acuerdo; pero se incumple.
Se me ocurrió sugerir la conveniencia de una gran coalición
en España, o de un amplio pacto parlamentario al menos, ya a finales de 2007,
cuando publiqué un libro titulado 'La Decepción', en el
que los rostros de
Zapatero y
Rajoy aparecían en portada. Claro que nadie tenía
por qué aceptar tal sugerencia, contenida en un libro -ya lo dijo
Azaña:
si quieres que algo permanezca oculto, publicarlo en un libro-de humilde
circulación. Muy pocos lo pedían entonces. Pero a veces el tiempo da la razón a
quienes nunca fueron oficialmente ungidos con ella: no me negará usted, amable
lector, que un gran pacto entre socialistas y populares, suscrito en 2008,
antes del estallido oficial de la crisis, nos hubiese ahorrado muchos
sinsabores, muchas ocurrencias, algunas tonterías y ciertos retrocesos.
Y conste que no digo yo que ahora tengamos que forjar una 'grosse
koalition' a la alemana, y menos a la chilena. Solo digo, y por esta vez
parafraseo al 'Financial Times', que estamos ante "una España
que llora por la necesidad de una renovación". Sea considerando el tema
de Cataluña, sea en tantas otras cuestiones ante las que parece que algunos están
nerudianamente como ausentes, por todo lo que callan. Y por lo poco que hacen,
con lo activos que se muestran, en cambio, en tantas cuestiones absolutamente
prescindibles.
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