domingo 15 de diciembre de 2013, 11:33h
Nacionalistas e independentistas catalanes se han puesto de acuerdo
para celebrar un referéndum cuyo 'sí' abocaría Cataluña a la independencia o
cuando menos a un estatus muy diferente del actual. Los socialistas abanderan
una reforma constitucional que permita buscar un nuevo encaje de Cataluña en
España, que sería un Estado más federal de lo que ya es. Y el PP se aferra a la
Constitución para contener el independentismo catalán. Algunos observadores ya
hablan de choque de trenes, otros dan por hecho que no sucederá nada, y tampoco
faltan quienes piensan que, pase lo que pase, nada será igual. Curiosamente, se
menciona muy poco del País Vasco en este nuevo contexto, pero a nadie la
extrañaría que una vez que ETA entregue las armas, Euskadi siguiese una vía
similar a la de Cataluña. De las tres comunidades históricas, sólo Galicia se
queda donde está, ya que el nacionalismo y el independentismo no suman allí
niveles mayoritarios.
En paralelo a esta compleja situación política de España, se
habla mucho de las consecuencias para Cataluña en la Unión Europea en caso de
ser independiente -de entrada se quedaría fuera- y también de los problemas económicos
que podría tener el Gobierno de Barcelona, al menos en una primera etapa de independencia. Todo ello
puede ser cierto, pero no lo sería menos que una España sin Cataluña saldría muy
mal parada no sólo políticamente, sino también económicamente. Es decir, desde
el punto de vista de la mayoría de los españoles, el debate no está tanto en qué
pasaría con los catalanes independentistas, sino en que sucedería con los que se quedasen en España.
La economía española, a día de hoy, sobrevive ya a base de
un cuantioso déficit anual, cuya suma a la deuda acumulada asoma el país a un
escenario inviable, que hipoteca el futuro de las siguientes generaciones, algo
de lo que también se habla poco. En números redondos, a España le vienen faltando
cada año en la caja más de 60.000 millones de euros; algún ejercicio incluso
100.000 millones. No es preciso contratar al premio Nobel Paul Krugman para que
nos diga qué sucedería si Cataluña se separase de España, siendo como es su
motor económico y la generadora de una quinta parte de su economía.
Está bien que haya debate político sobre este asunto y, por
supuesto, que se hable de historia y de sentimientos, pero como con las cosas
de comer no se juega, no estaría mal que alguien empezase a hacer números en
serio, diga lo que diga la Constitución, que siendo muy importante tampoco es
la Biblia. Cataluña precisa una salida y España, también. Esto va en serio y
afecta a la vida de la gente, más incluso que la crisis. El Presidente del
Gobierno debe tomar la iniciativa. Es la hora de Rajoy.
@J_L_Gomez
Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.
Twitter: @J_L_Gomez
|
|