Con la vista puesta en la primavera
viernes 13 de diciembre de 2013, 09:52h
Aunque el tiempo no acompañe y los frios invernales nos provoquen
insufribles catarros que conviertan los ágapes navideños de las
"entrañables" en una especie de salas de espera de consultorios, todo
apunta a que muchos están pensando ya en lo que puede ocurrir en Andalucía en
la próxima Primavera: Desde que tomó posesión, hace ahora unos cien días, he
repetido en diversas ocasiones y en varios foros que Susana Díaz adelantaría
las elecciones andaluzas para hacerlas coincidir con las Europeas del año que
viene. Vayan comiendose los turrones deprisa porque una vez pasados los Reyes
Magos va a comenzar el tiroteo de ls presunta campaña preelectoral. Conforme
avanza la legislatura cada día estoy más convencido que lo hará
fundamentalmente por tres motivos.
Primero, porque esta rutilante nueva estrella del firmamento socialista
hispano, curtida en cientos de batallas internas y en la fontanería del
partido, necesita un respaldo popular del que carece y que pueda colocarla como
referente innegable para poder aspirar a más altas cotas. Un triunfo electoral
en Andalucía, aunque no fuese por mayoría absoluta, le daría el respaldo
necesario para afrontar con garantías de éxito los nuevos retos. Si Susana,
como es previsible, vuelve a conseguir una victoria sobre el PP, superaría el
trauma con el que se fue Pepe Griñán, el de ser el único candidato socialista
que no logró la victoria en Andalucía en los últimos treinta años. Segundo,
porque el PP andaluz sigue indeciso a la hora de buscar un candidato y si, como
casi todos nos tememos, éste al final va a ser un casi desconocido para los
electores, Susana tendría ante sí un adversario facilmente batible por mucha
marchamo de corrupción que marque la jueza Alaya. Y tercero, porque
buena parte del PSOE andaluz está hasta la coronilla de que sus socios de
Gobierno, la coalición IULV-CA, se apunten los tantos demagógicos de decisiones
impuestas en el Consejo de Gobierno y escasamente rentables para los
socialistas. Susana quiere quitarse de en medio cuanto antes su dependencia de
Valderas, Gordillo, Maillo y compañía que lo ùnico que pueden aportarle es un
robo de votos. Tres razones incontestables que avalan un adelanto electoral.
Tres razones que, si no surge un traspiés que las modifique, van a marcar la
hoja de ruta de la presidenta de la Junta.
Mientras tanto, el tsunami de corrupción que invade a la UGT andaluza comienza
a afectar a otros agentes sociales. Aquí, al sur de Despeñaperros, no se libra
ni Dios de los escándalos. Políticos, sindicatos, empresarios, presidentes de
clubes de fútbol, todos están inmersos en una dinámica de escándalos que parece
no tener fin y que pone a esta comunidad como ejemplo del deterioro del sistema
democratico. Ahora, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) ha visto
como su presidente, Santiago Herrero, ha tenido que dimitir de su cargo
por los últimos escándalos que han afectado a su organización y que tienen
mucho que ver con lo que está pasando con la central sindical filosocialista.
Una fallida inversión en viviendas que ha dejado "colgados" a más de
un centenar de propietarios que han perdido el dinero ha sido la espita que ha
disparado un escándalo que, desde hace tiempo, se veía venir. A casi nadie le
ha sorprendido la dimisión de Herrero y su sustitución por el
"empresario" malagueño de souvenirs turísticos Javier González de
Lara, un hombre de paja que tampoco parece que pueda poner un poco de órden
en el actual desorden de la CEA.
La cuestión clave es cómo ha sido posible que los agentes sociales, empresarios
y sindicatos, hayan podido subsistir y crecer sin que sus afiliados les
pidieran cuenta de sus acciones. Lo que menos contaban eran la cuotas de
sus socios porque unos y otros han vivido en el noventa por ciento de los casos
de las subvenciones que la Junta les ha dado a manos llenas en los Acuerdos de
Concertación para ganarse sus apoyos y la llamada "paz social". El
abismo creado y fomentado por la propia Administración entre los dirigentes de
sindicatos y empresarios y sus afiliados ha sido tan grande que les ha
permitido no tener que dar cuenta de sus actuaciones, muchas veces incluso
delictivas. Al final, la mierda era tan abundante y apestosa que, en uno y otro
caso, UGT y CEA, ha salido a la luz. Ye veremos si este último escándalo no
acaba también en manos de la Justicia y con importantes personajes imputados.
Lo dicho. De seguir a este ritmo, en Andalucía van a quedar escasos sectores
sociales que no acaben imputados. No es ya un problema de algunos chorizos,
sino un verdadero problema de la propia sociedad auspiciado por un régimen
monolítico y pseudodictarial que ha gobernado ininterrumpidamente durante los
últimos cuarenta años que ha hecho la vista gorda cuando no ha fomentado la
sinvergonzonería y la desfachatez de sus afiliados y aliados. Por desgracia, y
si nosotros mismos no logramos cambiarlo, es lo que hay y lo que los andaluces
nos merecemos por nuestra propia desidia.