La abogada
Natalia Gómez de Enterría -hija del afamado
catedrático administrativista fallecido hace unos meses- llegó a ser la mano
derecha de
Teddy Bautista en la Sociedad General de Autores (SGAE), en concreto
su Directora de Recursos Humanos. Tras una experiencia "que llega a atemorizar,
incluidas amenazas de muerte", dice ella, su vida cambió por completo al leer
un libro sobre las 'apariciones de Medjugorje'. Y el mismo día en el que
la
Fiscalía Anticorrupción pedía cárcel para el que fuera 'número dos' de Teddy Bautista,
Pedro Farré, Natalia concedió una entrevista a la web religión en libertad en
la que cuenta cómo fue su 'conversación' tras leer un libro sobre Medjugorje: "Medjugorje
es la tarjeta de visita para conocer a Cristo", dice ahora.
Es muy comentada esta 'conversión' de Natalia, porque en su
momento se dijo de ella de todo en la SGAE, o más bien, fuera de la SGAE.
Incluslo, según cuenta religión en libertad, "sus éxitos profesionales y un
sueldazo pudiesen hacernos pensar que su vida era de revista. Fue nombrada
Directora de Recursos Humanos en la Sociedad General de Autores y Editores de
España, la conocida SGAE. Pero el caramelo que pareció este trabajo resultó
estar envenenado. Hoy, Natalia trabaja en un despacho de abogados y dedica sus
pocos ratos libres a llevar peregrinos a Medjugorje, el lugar de la Tierra
donde su vida dio un vuelco para bien y, según dice, para siempre". Sus otrora
correligionarios están en la cárcel o a punto de entrar.
En todo caso, cuenta Natalia -que se libró de la 'quema'
penal que ha perseguido al equipo de Bautista al haberlo dejado unos meses antes de la caída- que
su vida antes de conocer las apariciones de Medjugorje era "anodina": "Mi vida
seguía un guión aparentemente perfecto. Venía de una buena familia, me saqué la
carrera de Derecho, me casé... hasta que siendo todavía bastante joven y con dos
hijos viví el fracaso de mi matrimonio. Hasta entonces tenía una vida de
cuento, pero no era feliz. Yo pasaba por esta vida por pasar, pero estaba muy
vacía".
Tras fracasar en su matrimonio, recibió ayuda, claro está,
de su familia, y además "me surgió una oportunidad increíble. La de Directora
de Recursos Humanos de la Sociedad General de Autores (SGAE), un puesto con un sueldo
que ni te cuento". Un caramelo que, sin embargo, "estaba envenenado", según
Natalia: "A los quince días empecé a ver cosas desagradables que, como no
tienes marcha atrás, pues haces como que no pasan y tiras para adelante. Viví
una tensión insoportable, porque no me doblegué a ciertas presiones y tras
cuatro años allí, de mucha tensión, de mucho agotamiento y de incluso miedo, me
despidieron. Ahora todo este asunto está en los juzgados".
Natalia relata ahora como recibía en el buzón de su casa
amenazas de muerte y cómo le quemaron el coche. Y dice lo siguiente en religión
en libertad: "Me pregunto qué es lo que he hecho tan mal para que todo vaya tan
mal. Me doy cuenta de que no tengo pareja, de que llevaba cuatro años
trabajando como una mula, aguantando una presión brutal y que aparte de haber
ganado mucho dinero, a cambio tenía amenazas de muerte en el buzón de mi casa".
Lo demás, es curioso: cómo salió de la SGAE con una
indemnización de cuento, cómo lloraba en los bancos de una Iglesia y cómo fue
su conversión a la única fe verdadera. Es lo que se llama el 'milagro de la
SGAE', que no es como el '
milagro de Lamberto', pero se le parece. Aunque fue mejor el de
Lamberto, todo hay que decirlo, un milagro
trovado por ese gran hombre que fue
José Antonio Labordeta.
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