Un
año más, nos encontramos ante la fecha del 6 de diciembre, la que celebramos al
poder contar con una Constitución como la nuestra, una Carta Magna de derechos
y deberes que ha conducido a España desde una transición ejemplar hasta el
siglo XXI. En el contexto de Castilla-La Mancha, este aniversario es muy
especial ya que esta conmemoración coincide con los treinta años que han
cumplido en 2013 las Cortes regionales.
La
primera de las leyes emanadas de aquellas primitivas Cortes, reunidas entonces
en la iglesia de San Pedro Mártir de Toledo, un 31 de mayo de 1983, aprobaba
nuestro escudo institucional, símbolo que a todos une y representa y que, en el
día de hoy, preside el salón de plenos del antiguo Convento de San Gil, sede
del parlamento regional.
Desde
entonces hasta ahora, se han aprobado más de 300 leyes y, por el buen nombre de
nuestras Cortes, sede de la soberanía popular y órgano de representación de
todos los castellano-manchegos, hay que poner el acento en que la mayor parte
de ellas han contado con el consenso de los grupos parlamentarios.
Las
leyes que se debaten y aprueban las Cortes son el reflejo normativo que
establece la propia sociedad para su correcto funcionamiento, tal y como ocurre
con la Constitución Española de 1978, la carta de derechos y deberes que nos
permite vivir en un Estado de Derecho y de garantías.
Sin
embargo, y ahora que comienzan a percibirse los primeros síntomas de
recuperación económica, me parece indispensable hacer hincapié en que los
responsables de las distintas administraciones, hemos recibido el encargo de
los ciudadanos de velar por el cumplimiento de los derechos fundamentales de
los españoles.
Durante
estos dos años que llevo desempeñando la labor ilusionante de presidir
Castilla-La Mancha, ese ha sido mi santo y seña. Pero, para poder llevar a cabo
esa tarea, es crucial contar con una administración leal y honesta de lo que es
de todos: de ahí, que nada más llegar al Gobierno, hubo que salvaguardar los
derechos sociales de los castellano-manchegos, la Educación, la Sanidad y el
Bienestar Social, puestos en riesgo por el derroche y el despilfarro de etapas
anteriores.
Hay
que destacar que, gracias al esfuerzo de los castellano-manchegos, estamos
consiguiendo que nuestra región vuelva a ser considerada, y en el contexto de
autogobierno que nos permite la Autonomía, sigamos siendo protagonistas de un
presente y un futuro que nos merecemos.
Los
responsables políticos también hemos dado ejemplo: hace escasamente dos
semanas, el Congreso de los Diputados tomó en consideración la propuesta de
reforma del Estatuto para, entre otros aspectos, que las Cortes de Castilla-La
Mancha vean reducido su número de escaños y desde hace más de un año, los diputados
pueden seguir desempeñando sus profesiones, al tiempo que representan al resto
de los castellano-manchegos, sin necesidad de cobrar un sueldo por ello.
Y
es que los ciudadanos nos demandan que, al igual que todos hemos tenido que
asumir esfuerzos y sacrificios, los políticos llevemos a cabo una actuación
ejemplar; ese fue un compromiso que asumí en el primer Debate del Estado de la
Región que se celebró en la presente legislatura y estoy convencida de que nos
va a permitir contar con unas Cortes aún más abiertas y representativas.
Por
todo ello, con mucha satisfacción puedo afirmar que 35 años de Constitución
Española y 30 años de Cortes regionales nos han permitido seguir profundizando
en la defensa de nuestros derechos, deberes y libertades, algo que merece una
celebración como la que vamos a vivir durante estos días.
***María
Dolores Cospedal
Presidenta de Castilla-La Mancha