El
domingo 21 de julio de 1991 Nelson Mandela, acompañado de su entonces esposa
Winnie, visitaron Toledo. Les recibimos en el Ayuntamiento, donde les esperaba
el alcalde Sánchez Garrido y varios de los miembros de la Corporación, entre
ellos el hoy alcalde Emiliano García-Page. Hacía año y medio que Mandela había
recuperado la libertad tras permanecer encarcelado desde 1962. El guía Rufino
Miranda, hizo las funciones de cicerone e intérprete.
En
las Casas Consistoriales firmó en su Libro de Honor: "Es más que un placer
visitar la famosa ciudad de Toledo, que ha inspirado a revolucionarios de todo
el mundo", rubricó. La dedicatoria causó cierta sorpresa, como también lo
hicieron otras palabras suyas relacionando el episodio del Alcázar durante la
guerra civil y su simbolismo con la defensa de la democracia. El comentario nos
hizo pensar que Mandela quizá no había entendido muy bien las explicaciones que
sobre lo sucedido en la fortaleza se le habían ofrecido. Quienes quedaron más
impactados por esas palabras fueron varios miembros de IU y CCOO que formaban
parte de la delegación que le acompañaba en su visita, como bien resaltó el
periodista César García Arribas en la crónica que al día siguiente publicó en
las páginas de YaToledo.
Tras
visitar las dependencias de Archivo Municipal y recibir de manos del alcalde
una medalla conmemorativa de la declaración de Toledo como Ciudad Patrimonio de
la Humanidad, Mandela y su esposa pasearon por la Plaza del Ayuntamiento, llena
de visitantes que no pararon de aplaudirles, hacerles fotografía y grabarles
con sus cámaras de video. Para combatir el calor del veraniego mediodía, la
esposa del concejal Juan José González regaló a Winnie su abanico.
Durante al almuerzo oficial en el Parador, Sánchez Garrido
propuso a Mandela que una vez Sudáfrica recuperase la democracia se tramitase
el hermanamiento de alguna de sus ciudades con Toledo, propuesta que veintidós
años después no se ha materializado, aunque desde hace unos meses una calle
honra su memoria en el barrio de Palomarejos. Mientras el líder anti-aparheid
descansaba la siesta, su esposa visitó la Casa del Greco y el cuadro de "El
entierro del señor de Orgaz". El viaje a
Toledo fue organizado por el Comité Español de Recepción de Nelson
Mandela, que presidía Marcelino Camacho, quien en un discreto segundo plano le
acompañaba. Al día siguiente de estar en nuestra ciudad, Mandela se entrevistó
en Madrid con Felipe González.
En el momento de su muerte, sirvan estas líneas para
recordar aquel domingo de 1991 que Mandela pasó en Toledo, dejándonos a todos
la fortaleza de una sonrisa amplia y generosa, como era el sentido de su tenaz
lucha en defensa de los derechos humanos y en pro de la igualdad de todos los
hombres sin distinción de raza o religión. Dos años después se le concedía el
Premio Nobel de la Paz y al siguiente asumía la presidencia de Sudáfrica. Hasta
siempre Madiba.
***Enrique Sánchez Lubián
Periodista
Toledo