Pasiones que no alcanzo a comprender
lunes 25 de noviembre de 2013, 07:54h
Está claro que las
nuevas tecnologías
(las TIC, como se dice ahora), se han convertido en los nuevos dioses de
la moderna civilización. Se puede
dejar encerrado a un niño de meses en
el coche; despreocuparse por
sus evoluciones en un
parque infantil aunque esté
expuesto a algún pequeño o gran accidente; dejarlo sin cuidado
alguno en la piscina de casa, el polideportivo o en la playa... No pasa nada.
Todo eso puede llegar a obtener
la comprensión de nuestros
semejantes, pero lo que es imperdonable para una gran mayoría , desde todo punto de
vista, es salir a la calle sin el smartphone, el Iphone o el artilugio de
última generación cuyo manejo y exhibición
pública pueden llegar a llenar de
sentido la vida de quienes
han traspasado hace ya tiempo la línea
de la adicción a estos diabólicos
cacharros para transformarlos en
sus verdaderos dioses.
Según datos que para este año
maneja el Centro de Seguridad
de Protégeles (el portal de
internet que cuida de los hábitos de nuestros pequeños al tiempo
que intenta educar tanto a estos como a
sus padres), cada usuario comprueba o atiende su Whatssapp 150 veces al día. Si
el dato es ya escalofriante, más aún es
este otro porque apunta a que esos usos
son aún mayores entre los pequeños. En España el 76% de los niños de 11 a 14
años utiliza a diario esta aplicación.
Las
redes sociales -ya lo hemos
dicho en estas mismas páginas virtuales
y en más de una ocasión-, que debieran
ser puente de comunicación
entre nuestros semejantes, mucho me
temo que
por su uso indebido, se están
transformando en todo lo
contrario, es decir, en el mayor yacimiento de
individualismo e incomunicación
real con los demás. Su poder de seducción, de mágica atracción, ha hecho que los
terminales, en lugar de medios, se hayan convertido en fines en sí mismos.
Código
Penal
Propongo que traspiés
como ese de olvidar el
móvil en casa sea introducido en
la próxima reforma del Código Penal (ya se sabe que, cada dos por tres, hay alguna
en marcha), con pena de cárcel. ¡Qué se
habrán creído estos carcas, estas antiguallas de
hombres y mujeres, que se atreven a
afrentar a toda la sociedad,
intentando por todos los medios
permanecer ilocalizados durante
algunas horas y, además, no dar
pistas a las autoridades -en caso necesario- acerca de su huella permanente de sus itinerarios habituales o extraordinarios...! No puede haber misericordia. Ah! y de aquí en
adelante, que la policía no pida ya jamás el
DNI como fórmula de identificación, sino que el sujeto
sospechoso muestre su móvil
porque eso da muchas más y mejores pistas acerca de la catadura del sujeto que los agentes tienen delante...
Si la ley
siempre va por detrás de los
hábitos sociales, para intentar encauzarlos, ordenarlos y someterlos
a reglas que permitan conseguir
que los sujetos jurídicos no
vean mermados sus derechos,
y que
la convivencia entre ciudadanos
no se vea alterada, ya pueden
tomar buena nota nuestros
legisladores porque una
reciente encuesta
asegura que los hombres solteros prefieren tener antes un Iphone que una novia.
Ya
se sabe que "hay gente para todo" pero,
bien pensado, no acierto a entender tampoco
esa incompatibilidad entre novias
y smartphones. Además, ¿cómo van a wasapear
con ella, sin terminal?
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
25175 | Manu CR - 28/11/2013 @ 10:03:54 (GMT+1)
Y el "Monstruo", no hemos hecho nada más que crearlo. Miedo me dá.
Llevas razón, debería ser la tecnología al servicio de nuestra inteligencia.
Y no como estamos haciendo la mayoría, nuestra inteligencía al sevicio de la tecnología.
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