El Congreso de la palabra tabú
lunes 25 de noviembre de 2013, 07:41h
El pasado viernes, cuando comenzaba en el Palacio de
Exposiciones de Granada el Congreso Extraordinario del PSOE andaluz, la mirada
de los más de ochocientos delegados y dirigentes socialistas que se frotaban
las manos ante la llegada de su nueva estrella, estaba centrada no en Susana
Díaz, sino en otra mujer que, también desde Sevilla, podría aguarles la
fiesta como lo ha vendo haciendo cada vez que el partido tenía algo que
celebrar. Todos temían que la juez Mercedes Alaya dictara este fin de
semana algún que otro auto que pusiera en la picota a algún miembro más del
Ejecutivo andaluz que encabeza Susana por el turbio asunto de los EREs
fraudulentos. No ha sido así y la fiesta prevista para el domingo se ha podido
celebrar esta vez con relativa tranquilidad concentrando los focos de atencón
mediática en torno a la prima donna de Triana quien ha elaborado una nueva
Ejecutiva presidencialista en la que ha eliminado cargos y vicesecretarías para
que nadie le pueda hacer sombra, ni tan siquiera su fiel aliado, Mario
Jiménez. De hecho, el nombramiento de la ex consejera de Igualdad, Micaela
Navarro, como presidenta del PSOE-A se puede contemplar más como un castigo
que como un premio. Micaela, desde Jaén, podía seguir maquinando a favor de Rubalcaba
y era preferible mantenerla cerca y bajo control en un puesto institucional
de puro escaparate en el que ni pincha ni corta. Todo está, como ella
pretendía, bajo su férreo control. La tan pretendida "unidad" del
partido se ha conseguido gracias al laminado sistemático, constante y
progresivo de cualquier disidente o a la "compra" de voluntades
díscolas con puestos apetecibles.
En su discurso de investidura como ya nueva secretaria general del PSOE
andaluz, apoyada como no podía ser menos que por más del 98 por ciento de los
delegados, Susana ha vuelto a apelar a la unidad del partido, apuntando que,
"le pese a quien le pese, el PSOE siempre se levanta con fuerza y con
coraje". "Yo me voy a dejar la piel, voy a ser secretaria general de
todos y todas", ha indicado Díaz, para quien "cuando esto se cosa
fuerte, no habrá quien abra las costuras ni sea capaz de "doblegar"
al PSOE". Un simil del tiempo entre costuras al que le ha faltado una
mínima alusión a mirar entre los dobladillos donde se ocultan pecados capitales
cometidos en estas cuatro décadas de gobiernos y, sobre todo, alguna asquerosa
mugre de sus antecesores inmediatos, Manuel Chaves y Pepe Griñán,
que sigue provocando alergias y calenturas entre buena parte de su electorado.
Ya se sbae que todo este tipo de Congresos se hacen para loor y pompa de los
líderes entronizados y que pocos bajan la vista hacia los ciudadanos y sus
problemas diarios. Los partidos se siguen mirando el ombligo creyendo que todos
los andaluces están pendientes de lo que se diga en las tribunas, cuando, en
realidad, el pueblo llano se la trae al fresco todos los discursos demagógicos
y rimbombantes de los líderes políticos.
Hay algo que he echado en falta en este Congreso del PSOE-A. Que alguien, ya
sea la propia Susana Díaz, ya sea Chaves o ya sea Rubalcaba
aludiera aunque fuese solo de pasada al asunto de la corrupción que tanto
preocupa a la ciudadanía y mas concretamente al caso de los EREs fraudulentos.
Sólo Griñán ha citado la palabra "tabú", los EREs de la Junta,
en su discurso de gestión pero no para pedir perdón a los andaluces o hacer
algo de autocrítica, sino para justificar su dimisión y repetir que de haber
seguido al frente de la Junta, el PP iba a continuar esgrimiendo el escándalo
todos los días. Lógico. Y es que la palabra ERE ha estado prohibida en el
diccionario socialista durante todo el fin de semana. Ya se sabe que la
estrategia de la nueva estrella del PSOE es reiterar que va a dejarse la piel
contra la corrupción y obviar que el turbio asunto de los EREs continúa
colgando como una espada de Damocles sobre la cabeza de un partido que por
mucha catarsis que emprenda, por mcuha renovación que haga, tiene sobre sus
espaldas una lacra de engaños y corruptelas continuadas durante más de una
década que va a ser difícil de que los andaluces la olviden de la noche a la
mañana por muchas frases vacías de contenido que proclame Susana Díaz.
Queda ahora esperar si, tal y como muchos suponemos. la nueva secretaria
general del PSOE-A fundamentará su hoja de ruta en el posible adelanto de las
elecciones andaluzas a mayor de 2014 para conseguir el respaldo popular del que
actualmente carece y si, a medio plazo, au vista está centrada en las primarias
del PSOE y su salto definitivo a Madrid como candidata a la Presidencia del Gobierno.
Conociendo el paño, creo que muy mal le tendrían que ir las cosas al PP para
perder las próximas elecciones generales y, Susana ya lo ha demostrado, sólo se
presentaría a la Moncloa si estuviese segura de ganar. Mientras tanto se
quedará en Andalucía velando armas en espera de mejores tiempos para su
partido. Ya veremos si para dentro de seis años sigue manteniendo su actual
caché.