Las Repúblicas Bálticas y Catalunya
viernes 15 de noviembre de 2013, 12:27h
De los eslóganes que ha utilizado el PNV a lo
largo de su historia uno de los más impactantes y a la vez más sencillos fue el
utilizado cuando organizó en 1933 el segundo Aberri Eguna en Donosti,
resumiendo el llamamiento y la jornada en "Euzkadi-Europa". Dos palabras. Todo un programa de actuación.
Hace ahora ochenta años.
Aquel Aberri Eguna se celebró el 16 de abril de 1933 en el campo de
rebote a las dos de la tarde, la hora del almuerzo, por arbitraria decisión del
gobernador civil que suspendió la regata de bateles para la copa Euzkadi
organizada por el Partido. El mitin tenía por objeto aunar las relaciones de
los pueblos peninsulares que tenían un programa de libertad. Tomaron la palabra
los señores Maspons y Otero Pedrayo de Catalunya y Galiza respectivamente y un
señor al que todos querían saludar porque había venido delegado expresamente
para aquel acto y era estonio. Ewald Ammende, era el Secretario del Congreso de
Minorías Nacionales de la
Sociedad de Naciones (antecedente de la ONU) y que ya en otras ocasiones había visitado nuestro país. La
presencia del político estoniano, así como
la de los representantes catalán y gallego fue acogida con verdadero entusiasmo por parte de los
treinta mil vascos que además escucharon al presidente del GBB, Telesforo de Monzón, al organizador de los
actos Ernandorena y al diputado José Antonio de Aguirre. Hoy
este acto sería imposible. Los estonios
son independientes, Lituania preside semestralmente la Unión Europea y su pragmatismo
les impide apoyar a naciones sin estado en Europa, como lo hacían sus mayores.
Es la sucia real-politik que acabamos de ver. Ewald Amende habrá dado más de un bote
en su tumba.
Las Repúblicas Bálticas, eran entonces aquellos países independientes que
poco después perdieron su estado cuando, en virtud del pacto entre la Alemania
nazi y la Rusia soviética, en junio de 1940 las tropas de la URSS ocuparon el país
y en agosto de ese año Lituania fue anexionada, pero desde 1941 a 1944 la Alemania nazi
expulsó al Ejército Rojo. Sin embargo
con la victoria militar de las tropas aliadas sobre el ejército alemán Lituania formó parte de la URSS, tras
haberse acordado esta tropelía en el tratado de Postdam de 1945. Los países occidentales
consideraron aquella anexión un acto ilegal por lo
que continuaron manteniendo relaciones diplomáticas con los representantes del
gobierno lituano en el exilio. Durante la ocupación soviética que duró hasta 1991, los soviéticos intentaron diluir la
cultura lituana y rusificar al país báltico, menoscabando la difusión de la lengua y cultura lituana. ¿Les
suena?
En 1990 Vitautas Landsbergis fue elegido
presidente del parlamento y al poco proclamó la independencia de Lituania el 11
de marzo de 1990, encerrándose en el Parlamento con los diputados. La URSS
reaccionó con la ocupación militar de Vilna y la muerte de trece civiles que
forzó la suspensión de la medida pero tras el fallido golpe de estado contra
Gorbachov en agosto de 1991, la independencia del país fue reconocida
internacionalmente. Tres datos: El país tiene 3.350.400 habitantes, un 6,31%
son rusos y católicos en un 79%. Lituania junto con Finlandia son los países
con mayor población portadora de ojos azules del mundo.
Estuvimos con ellos
En aquellos años convulsos para las Repúblicas Bálticas, el PNV siempre
estuvo con ellas. Karin Jaani, estonesa, filóloga, miembro del Parlamento de Estonia,
casada con un pastor protestante, explicó en Bilbao la lucha de su pueblo en
una conferencia dada en La Fundación Sabino Arana. Nuestro Uzturre hizo buenas migas con ella y
Karin se llevó a su país una copia del
estatuto de Gernika e hilos y telas compradas en el Corte Inglés para hacer banderas de
Estonia.
Falleció en 2009 después de ser embajadora en Moscú, Bruselas y Luxemburgo
siendo destinada además en el Consejo de Europa y Kosovo.
Nosotros en Madrid no nos quedamos
quietos. La primera proposición no de ley fue la
nuestra. Se titulaba "Sobre la situación en la que se encuentra la República de Lituania tras
haber proclamado su independencia y haber solicitado el reconocimiento
internacional". Fue el 26 de marzo. Hay que recordar que de Gorbachov, se
gustaba todo lo que hacía pero eso de que España reconociera las tres Repúblicas Bálticas, no gustaba ni un
pelo. Como pasa ahora con Kosovo que 24 países europeos la han reconocido menos
España y Serbia y otros dos
países limítrofes. En el caso español, por miedo al contagio.
Miguel Ángel Martínez, diputado del PSOE y
hombre que se jacta de nuestra vieja amistad política y cada vez que me ve me
cuenta lo bien que teníamos organizado en tiempos de Franco el paso de personas con
contrabandistas y la amabilidad de la familia Insausti, subió a la tribuna como un
hidalgo, como salen todos los españoles cuando de la unidad de la patria se trata. "Decía el señor Anasagasti que hace dos
meses debía haberse discutido este
tema. De haberse discutido entonces y de haberle hecho caso a su iniciativa de
que el gobierno de la nación reconociera a una Lituania independiente ahora habría que congelar dicho
reconocimiento y no sé si incluso habría que congelar al embajador que hubiera
podido designarse. No es serio el planteamiento y de no retirarse votaremos en
contra". Y votaron en contra. Nos tumbaron la iniciativa. Tengo la
votación que obtuvimos. Votos emitidos, 282; a favor 21, en contra 159,
abstenciones 102. La realidad al poco
hizo que reconocieran a las tres repúblicas y enviaran a tres embajadores. Los sacarían del congelador.
¿POR
QUÉ NO?
Es pública la situación política catalana y el anuncio
del presidente Mas de convocar en 2014 una consulta, como en Escocia, haciendo valer el derecho a
decidir de su Comunidad. Ante
esta iniciativa y entre otras muchas presiones, una de las más evidentes ha
sido la de poner en marcha toda una estrategia de aislamiento europeo por parte
del Ministerio de Asuntos Exteriores español. Sin embargo y al principio, su
larga mano no había llegado a las Repúblicas Bálticas.
Este setiembre el primer ministro de
Lituania, Algirdas Butkevicius, defendió en una entrevista que ''cada país debe
encontrar su propio camino y tiene derecho a la autodeterminación". Butkevicius jefe del
gobierno de una Lituania que preside semestralmente ahora la Unión Europea se mostró muy contento de que la vía Báltica que en 1989
transitaron Letonia, Lituania y Estonia inspirara en la actualidad a los
catalanes. La bienvenida de Butkevicius se sumó a la del primer ministro de Letonia, Valdis Dombrosskis que incluso se mostró dispuesto a reconocer un nuevo estado
catalán. ¡Horror!
Estas declaraciones
sentaron fatal en La Moncla, en el Palacio de Santa Cruz y en Génova 13. El ministro
de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo llamó a los respectivos embajadores a capítulo,
y de aquellas reuniones, donde les leyeron la cartilla, salieron comunicados
que lo mismo valen para un roto que para un descosido. Pero Margallo ha seguido
presionando.
Tras la pasada Cumbre Europea del 22 de
octubre en Bruselas, el ministro García Margallo
visitó Polonia, Lituania y Estonia. Algo extraño ¿verdad? Pues no. El
paralelismo buscado por los catalanes en la Vía Báltica -una cadena humana de 600 kilómetros que reclamó en
agosto de 1989 la independencia de la URSS-haciendo lo mismo en la Diada el
pasado septiembre- lo está tratando de
neutralizar Margallo con su presión. Y ha logrado que el jefe de la diplomacia lituana le haya dicho que
"es muy incorrecto comparar la situación de Catalunya con la de Lituania y
aquella Unión Soviética con la España actual, que forma parte de una unión de
estados democráticos como es la UE". Maravilloso.
¿Se dan ustedes cuenta que
cuando se habla de los nacionalismos vasco y catalán en el estado español todo es siempre
distinto y no tiene nada que ver ni con Irlanda, ni con Croacia, Macedonia, Montenegro,
Kosovo, Escocia,
Flandes...?
No está nada mal constatar el dato. Ninguna de
las tres Repúblicas Bálticas nos echarán una mano en nada. Ellas lograron lo suyo y ahora
son "respetables" estados europeos y no quieren meterse en dibujos. Nada nuevo
bajo el sol. Supieron aprovechar la coyuntura y sacaron adelante su independencia
aprovechando el agujerito que les dejó libre la caída de la URSS, que por cierto, nadie pensó que caería nunca.
Me quedo
pues con lo primero que dijo el primer ministro lituano cuando le salió de dentro la respuesta
ante la independencia de Catalunya, antes de que le sometieran al tercer grado:
"¿Por qué no?" Solo de
los catalanes y de nosotros depende.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
24966 | Mal ejemplo, Iñaki - 16/11/2013 @ 01:43:10 (GMT+1)
Mal ejemplo el de los países bálticos donde la minoría rusa es discriminada y marginada. Por ejemplo, es bien conocido el problema de la minoría rusa en Letonia, que alcanza el 28% de la población de la república: el Gobierno no reconoció el ruso como lengua minoritaria, a pesar de haber firmado el convenio marco para la protección de las minorías nacionales, del Consejo de Europa, en el 2005. Lo peor es que ni siquiera se mostraba dispuesto a que esa minoría adquiriera la nacionalidad letona, y, en consecuencia, se formó una bolsa de apartheid. ¿Ese es el futuro en las Euskadi y Cataluña independientes para los españoles que no quieran o no puedan acceder a las nuevas nacionalidades pero quieran seguir residiendo donde los hicieron sus padres y abuelos?
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