miércoles 13 de noviembre de 2013, 08:02h
Paul Hamilos, el corresponsal en Madrid del diario británico
The Guardian, lleva días siguiendo el rastro de una pata de jamón que cada
jornada aparece en un lugar distinto. Así redacta una crónica sobre el hedor de
la porquería en una ciudad que no merece el gobierno municipal que tiene.
Los madrileños recibieron con sorpresa la aparición de una
tasa de basura que antes estaba incorporada al IBI y cuyo nacimiento es
ciertamente de dudosa legalidad. No sólo eso, apareció la tasa y,
paradíjicamente, subió el IBI hasta límites insospechados.
Pagamos por lo tanto porque nos recojan las basuras y tener
limpias nuestras aceras, desahogar nuestros residuos, mantener la salubridad en
nuestras calles y barrios sin que nos rebose la porquería como hasta ahora.
Las empresas encargadas de la recogida de basura
incumplieron el contrato con el ayuntamiento desde el minuto cero. Desde que,
créanme, se comprometieron a contratar a un número de trabajadores y
simplemente no lo hicieron.
El Ayuntamiento de Madrid, entonces, miró para otro lado.
Ahora , esas mismas empresas, le presentan un ERE fraudulento a los
trabajadores con el fin de reducir sus salarios, expulsar a cientos de familias
a la calle y aumentar su tasa de ganancia.
Ana Botella vuelve a mirar para otro lado y evita multar con
trescientos mil euros diarios a unas empresas que no respetan el acuerdo con el
consistorio, cada uno de los artículos de los pliegos de condiciones al que
están obligadas.
No hace falta que el Frankfuter Allgemeine nos llame la
ciudad de las basuras. No hace falta que nos diga que esta región, sumergida en
la reacción por Botella y González, es una región decadente.
Ya nos llena de tristeza, ya, que tengamos que soportar un
gobierno municipal con tanta caspa como incapacidad. Nos reafirma en la
voluntad inequívoca de querer cambiar las cosas.
No tanto como oposición, sino como madrileños. Más allá de
las siglas, al margen de cada una de nuestras opiniones, todas respetables, no
es presentable una situación en la que Ana Botella no existe.
Mientras tanto, Paul Hamilos, el corresponsal en Madrid del
diario británico The Guardian,se divierte narrando el cambio de sitio diario
que disfruta una pata de jamón en un Madrid que pide a gritos un cambio.
@AntonioMiguelC
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (4)
24914 | Anton - 13/11/2013 @ 18:16:07 (GMT+1)
Y ahora un relato de mi corresponsal Lous de la Grunille:
A) El Ayuntamiento tuvo que prorrogar presupuestos del año anterior a FCC (eso que Gates no sabe ni lo que es),porque gran parte de los concursos públicos para la limpieza de diversos barrios de Madrid quedaron desiertos,dado el bajón que la Botella había aplicado en los nuevos presupuestos de licitación de este servicio; dan la explicación que se le fué la pelota un día que se equivocaron y la dejaron debajon una hora más bajo el cabezacono ese de la peluquería,el de la permanente, y a doble de potencia. Curiosamente,el recibo no baja,sube un 2,5%.
B) Por fin,salen los concursos,y se los llevan los de siempre:Florentino, FCC,Entrecanales,Del Pino...todos con bajas del 40%,temerarias según ley; no vaya a venir una empresa francesa,expertas en esto del municipio,que para eso lo inventaron,y se lleve el pastel.
C) La de la permanente y su cohorte de abogados del Estado admiten la justificación de las bajas temerarias: que si ya tienen los camiones y el material, que si patatín,que si patatán,...que mira que entradas tan buenas pare el palco,etc..etc..
D)La baja resultó ser despedir a la mitad de la plantilla,porque no se aceptaron los correspondientes modificados.
E)Naturalmente,son las empresas asignatarías las que están moviendo el cotarro, a los sindicatos,volcando los contenedores,etc..
F)En un par de días,la Botella les dará lo que piden;un 50 % mas aproximadamente.
Los españoles,madrileños en este caso,en vez de hacer cola ante las comisarias y los juzgados por administración fraudulenta, compran pinzas de la ropa en los chinos,que son mas baratas por las exenciones con que les premia el ayuntamiento,y se la ponen en la nariz para salir a la calle.
24913 | Anton - 13/11/2013 @ 18:13:41 (GMT+1)
Es una pena que se justifique que las contratas son privadas,el Ayuntamiento podia mediar y evitar la imagen que se está dando en el exterior, así el alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung el que hablaba de Madrid como "capital de los residuos", asegurando que la ciudad no tiene ya dinero ni para pagar la recogida de basura, y cargaba contra la alcaldesa, Ana Botella, diciendo que los madrileños sufren el tener "a la persona equivocada al frente del ayuntamiento".
Wall Street Journal titula su artículo "La basura se acumula en Madrid", mientras que Le Monde afirma: "Madrid, inundado de basura", aunque el más gráfico en su descripción es el diario financiero británico Financial Times (FT), cuyo corresponsal escribe que los madrileños "tienen que abrirse paso a través de calles llenas de sacos de basura, vidrios rotos y excrementos de perros".
Este diario británico critica a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, por tratar de "mantenerse al margen" del conflicto de la recogida de basuras y recuerda que su discurso de presentación de la candidatura olímpica fue "ampliamente ridiculizado por su bajo nivel de inglés y por el uso de los tópicos españoles".
Conste que salvo Le Monde no son de la pérfida conjura izquierda-judeo-masónica.
24894 | Cuquiña - 13/11/2013 @ 13:34:54 (GMT+1)
Vd. como siempre a lo suyo lanzarse en tromba contra el PP, nunca lo hizo sobre su señorito Tomás Gómez el arruinador de Parla, y hoy le he recordado hace un rato leyendo que ya había sentencia en el caso tan explotado por los socialistas del Prestige, el oxidado barco monocasco que reventó de viejo y que ¡como no¡ el Psoe trató de culpar al PP. No me olvido que vd. tan simpático hizo la gracieta de decir algo así como "y si hace falta para ganar las elecciones nos buscamos otro Prestige", muy ético, propio de un caballero.
24887 | Deja vu - 13/11/2013 @ 10:50:36 (GMT+1)
El día 2 de febrero de 1981, se inició en Barcelona una huelga de los trabajadores de recogida de basuras que en pocos días dejó la ciudad con montones de bolsas en la calle. Las causa del paro fueron las diferencias salariales que mantenían en la negociación del convenio entre los trabajadores y la empresa Focsa, entonces la principal concesionaria del servicio. Muy pronto toneladas de desperdicios se acumularon en las calles de la ciudad con un hedor insoportable, sensación agravada por el hecho que, de noche, piquetes de huelguistas se dedicaban a romper las bolsas de basura para esparcir su contenido por las aceras y a la quema de contenedores.
El alcalde de Barcelona entonces, el socialista Narcís Serra, firmó un decreto por el que se incautaba de los camiones y herramientas de recogida de basuras de la empresa concesionaria y se ordenaba a trabajadores municipales, básicamente de Obras Públicas y de Parcs i Jardins, a recoger las basuras de las calles.
En apenas 36 horas, los desperdicios acumulados desaparecieron, empezando la acción de recogida en aquellos barrios que, como Ciutat Vella, la necesidad era más urgente por razones obvias.
Por supuesto que Narcís Serra , dirigente del PSC y sindicado en UGT, fue acusado de esquirol por el PSUC, por los sindicatos y por parte de sus correligionarios. Pero, el entonces alcalde, apoyándose en la urgencia sanitaria, decidió tomar el camino del medio y resolver el problema creado, lo que le hizo ganar popularidad entre los ciudadanos y autoridad entre los políticos.
La decisión sirvió además para mejorar ostensiblemente un servicio que, hasta aquel momento, presentaba múltiples deficiencias.
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