La fuga hacia la izquierda del PSOE
sábado 09 de noviembre de 2013, 13:01h
En las
situaciones de crisis los partidos políticos suelen padecer la
intensa tentación de fugarse hacia algún lado. Unos lo hacen hacia
atrás tratando de regresar a ese pasado que siempre fue mejor. Otros
lo hacen hacia delante, como Convergencia de Cataluña, proponiendo
cosas imaginarias que saben fuera lugar. Algunos lo hacen hacia la
derecha, como cuando a los partidos conservadores les da por buscar
soluciones extremas o autoritarias. Y finalmente otros lo hacen hacia
la izquierda, como le ha sucedido con frecuencia a la
socialdemocracia, o al menos a importantes sectores, por ejemplo
cuando tuvo lugar la derivación hacia el comunismo.
En cualquier
caso, la fuga hacia cualquier lado guarda relación con algunas
afectaciones importantes: pérdida de foco, tensiones internas
insoportables, abandono de las responsabilidades que el momento
exige. En el caso del PSOE, la frase brillante de su vicesecretaria
Elena Valenciano resulta ilustrativa: "el PSOE saldrá de esta
conferencia más rojo, más morado y más verde". ¿Es eso lo que
el país necesita de un partido socialdemócrata hoy día? ¿Habrá
pensado por un segundo doña Elena si haciéndose más rojo (o más
morado y verde) el PSOE puede salir menos socialdemócrata?
Comencemos
por el abandono de las responsabilidades que el momento exige. En la
ponencia del PSOE a esta conferencia hay una gran cantidad de ideas
que supondrían, en cuanto se quisieran concretar, un montón de
recursos públicos. ¿Es eso hoy responsable? Por otra parte, existe
coincidencia en la mayoría de los partidos políticos sobre que para
enfrentar la actual crisis económica es necesario acudir a pactos
nacionales que den lugar a una política de Estado. Bien, pues ese
sentido de Estado que mucha gente razonable está exigiendo tanto al
PP como al PSOE esta rabiosamente ausente de esta ponencia.
El PSOE
parece lanzado a esa cantinela que le parece tan brillante de que
cualquier ley o política pública que nos les parezca serán
inmediatamente derogadas cuando lleguen al gobierno. Con lo cual
seguiremos con este baile que impide que las políticas en España
adopten un carácter estratégico. Tomemos por ejemplo un asunto
caliente: la política de educación. El PSOE grita a los cuatro
vientos que lo primero que hará si llega al gobierno es liquidarla.
¿Se olvida el PSOE que el problema fundamental que tiene nuestro
sistema educativo, que nos coloca a la cola de la OCDE en resultados
comprobables, es precisamente el nefasto vaivén que hace tiempo
tenemos con la política educativa? ¿Para cuándo alguna forma de
pacto de Estado sobre educación? ¿O queremos que el PSOE tire la
actual política en orden a hacer la suya, para que luego el
siguiente gobierno del PP haga de nuevo la propia? ¿Será mejor
imponer nuestra visión en esta materia o tal vez el esfuerzo deba
estar puesto en conseguir una negociación de Estado, que no llegue
tan lejos como queremos, pero que sea mucho más sostenible en el
tiempo? Si al menos el PSOE dijera que no está de acuerdo con
determinada ley o política y que la dejará caer para ir luego a un
pacto para una política de Estado, pero no, eso no lo dice. Claro,
para tal cosa se necesitaría un sentido de Estado que, desde luego,
no aparece en su ponencia ni por asomo.
En el fondo,
la admonición acerca de que el PSOE saldrá más rojo de esta
conferencia no es otra cosa que el reflejo de una gran debilidad. Se
opta por la estrategia tremendamente arriesgada de dar satisfacción
al malestar de buena parte de la población para con la crisis, es
decir, se elige la política de ser popular, de "conectarse" con
la molestia, y se abandona la política de responsabilidad
socialdemócrata. Digo que esta estrategia es tremendamente
arriesgada porque podría suceder que, a base de una buena dosis de
populismo, se lograra remontar en la orientación del voto y se
ganara el gobierno. Pero entonces la expectativa creada es la de un
gobierno o una coalición roja, al estilo de Izquierda Unida, que si
se cumpliera llevaría el país al desastre y si no se cumpliera,
mucha gente volvería a pensar en la gran capacidad del PSOE de
traicionar el programa de la izquierda. Ahora bien, también podría
suceder que esa fuga hacia la izquierda no conectara realmente con la
percepción de la mayoría de la gente, que podría considerar
oportunista ese enrojecimiento coyuntural del PSOE. Si esto último
sucediera, la actual crisis del PSOE se profundizaría hasta grados
impensables. Incluyendo la posibilidad de perder relevancia a gran
velocidad en el mapa político español.
Ese PSOE más
rojo, más morado y más verde, puede que no tenga una respuesta
sólida y oportuna del PP, porque su propia crisis se lo impide. Pero
quien está relamiéndose del espectáculo que está dando el
socialismo actual, es indudablemente una fuerza como UPyD, que recoge
el vacío de responsabilidad que deja el PSOE como maná caído del
cielo. Es asombroso, pero la comparación entre los documentos del
Congreso de UPyD y esta ponencia del PSOE muestra dónde se encuentra
y dónde no la responsabilidad progresista con el país. ¿Y no
debería ser esa responsabilidad la principal seña de identidad de
la socialdemocracia en España? En vez de ello, el PSOE parece
inclinarse por la fuga hacia la izquierda. Lamentablemente, creo que
sus dirigentes están jugando con fuego.