Estimados
lectores y profesionales que hacéis DiarioCrítico ya en Cuenca.
Llevamos
unos meses de 'buenas noticias' alrededor de la prensa. Noticias que nos hablan
de creación de medios, de llegada de otros. Y es esperanzador. Lo es en primer
lugar porque con esta proliferación ganamos todos: con cada nuevo medio el
ciudadano gana una nueva posibilidad de tener garantizada la tutela de su
derecho a la información y en cada nuevo medio, el ciudadano puede encontrar
los cauces para hacer escuchar sus opiniones y el lugar donde contrastarlas con
otras voces.
Pero
hay algo más. El periodismo fue la luz roja que alertó sobre la crisis que se
nos venía encima. No tanto por el análisis que de la situación hicieron algunos
medios, no siempre acertada, sino por la virulencia con la que desde el
principio se cebó con este sector y la severidad con que lo ha castigado
durante estos largos años. Y cabe esperar que esta singularidad que el
periodismo ha mostrado como termómetro de lo peor de la crisis, se cumpla
también, ahora, cuando hablamos de apertura, de expansión de los medios y de
nuevos empleos. En este sentido, no quiero ocultar la alegría con la que os
recibimos en esta tierra, convencidos de que vuestra llegada habla de nuevos.
Espero,
eso sí, que al igual que las empresas de la comunicación habéis aprendido a
adaptaros a estos nuevos tiempos y os habéis preparado para esta era 'pos
crisis' apostando, por ejemplo, por las nuevas tecnologías e internet, hayáis
sabido desterrar algunos de los errores que llevaron al periodismo a esta
profunda crisis. Errores que en mi opinión sintetizó como nadie Ryszard
Kapuscinski al sentenciar: "cuando se descubrió que la información era un
negocio, la verdad dejó de ser importante".
Desde
estas líneas os animo a que recuperéis la esencia de la profesión, a que retornéis
a la esencia en el convencimiento de que sólo la fidelidad a la verdad y el
compromiso con el derecho a la información de los lectores, garantiza la
viabilidad de los medios.
Si
así lo hacéis, os auguro una larga y fructífera vida.
***Benjamín
Prieto Valencia
Presidente de la Diputación Provincial de Cuenca