El 26% de las averías por negligencia o despiste se deben a una equivocación al repostar combustible
La mayoría de las averías por negligencia o error del conductor no
entran dentro de las garantías ni están cubiertas por los seguros
mecánicos
miércoles 06 de noviembre de 2013, 19:49h
Equivocarse de combustible a la hora de repostar supone el 26% de las
averías más comunes provocadas por una negligencia, error o despiste del
propio conductor, según señala Grupo Red Europea, empresa especializada
en seguros para la automoción. Un fallo muy habitual cuando el usuario
cuenta con dos vehículos o utiliza un coche de empresa, pero que puede
llegar a producir averías que superan los 400€ y obliga a cambiar los
filtros y limpiar los conductos de gasolina o diesel y el propio
depósito.
No obstante, el desliz o la propia dejadez del conductor durante los
trayectos en coche pueden acarrearnos averías mucho más cuantiosas.
Actos como no hacer caso a las indicaciones que nos señalan los testigos
luminosos suponen el 20% de las entradas en taller para resolver una
incidencia que previamente fue comunicada con una señal luminosa. Hay
que recordar que cuando se enciende el testigo naranja o amarillo nos
señala precaución, pero si el testigo es rojo, la inmovilización del
vehículo debe ser inmediata pues se está indicando incidencia grave y
debemos parar la conducción, estemos en ciudad o en carretera. El
problema es que obviar estos indicadores suele acarrear averías mayores,
por eso, si nos sucede durante un viaje es preferible parar en una
estación de servicio antes que sufrir un fallo durante el trayecto y
tener que llamar a asistencia en carretera.
No realizar los
mantenimientos estipulados por la marca en el tiempo y kilómetros
estipulados y no cambiar las piezas de desgaste suele ser otra
distracción habitual entre los usuarios y, concretamente, suponen
alrededor de 16% de las visitas al taller. De ahí la importancia de
realizar un mantenimiento preventivo, es decir, revisar con bastante
regularidad los niveles, presiones de ruedas y comprobar si hay ruidos
que no son los característicos o habituales, y de ser así, llevarlo al
taller para que lo revisen y evitar averías mayores y costosas. Sin
olvidarnos de la revisión anual o tras los kilómetros que estipule la
marca donde se sustituyen los líquidos, aceites, filtros y piezas o
elementos que el fabricante estima que su vida útil esta en su final o
que estén desgastadas por el uso como los neumáticos, pastillas de
freno, correas de distribución, etc.
Más allá de las
negligencias, en ocasiones es el propio estilo de conducción el que
lleva al vehículo al taller. Conducir en marchas inadecuadas, dar
frenazos, o acelerones bruscos afectan a elementos del motor como los
anclajes y soportes elásticos, volante bi-masa, etc. La conducción en
ciudad o a bajas revoluciones de motor, puede causar anomalías en los
vehículos de gasóleo, provocando acumulación de carbonillas en la línea
de escape, (Colectores, válvula EGR, turbo, catalizador, filtro
anti-particulas,etc). Estas malas técnicas de conducción suponen el 13%
de las visitas al taller.
Curiosamente dejarse las llaves dentro
del vehículo es un descuido que afecta a un 10% de las averías por error
del conductor. Este problema se ha ido incrementando con la llegada de
los arranques sin llave y por ello olvidarse el dispositivo dentro del
coche. No suele ser un desliz muy cuantioso si conservamos la maestra o
la segunda llave, en caso contrario habría que reparar y pueden llegar a
ser una reparación costosa en algunas marcas.
El 6% de las
averías por negligencia suelen ser por poner aditivos no adecuados al
coche. Desde Grupo Red Europea se recuerda que el usuario debe ceñirse a
las indicaciones que aparecen en el manual del vehículo y, sobre todo,
tener mucho cuidado con los "productos milagro" que se anuncian en
Internet y cuyo uso puede perjudicar la vida útil de nuestro vehículo.
Dentro de este grupo se incluye la instalación de chips de potencia que
modifican los distintos parámetros del motor y que no sólo son
perjudiciales sino que ponen en riesgo la seguridad del conductor.
Pero
puede suceder lo contrario, no poner un aditivo fundamental también es
causa de avería. Este olvido suele producirse con productos como el
anticongelante. Y es que una helada nocturna puede causar roturas
importantes en los conductos de refrigeración. Un desliz que sucede en
un 5% de las veces.
Otros errores son: usar Chips de Potencia,
que aunque no puede ser considerado un error ni una negligencia sino un
acto voluntario, su desconocimiento puede producir averías en el motor
al modificar los parámetros del fabricante. En los coches automáticos el
uso indebido del punto muerto en paradas cortas produce sobreesfuerzos y
desgastes en los elementos de tracción. El punto muerto de los coches
automáticos debe ser sólo usado en paradas prolongadas y nunca en
semáforos, atascos, cedas al paso o stops. En todoterrenos o vehículos
que usan caminos hay que limpiar con mayor asiduidad los elementos de
refrigeración y calefacción. Quitar barro, hojas o limpiar filtros. El
no hacerlo produce recalentamientos.
Hay que recordar que la casi
totalidad de estas averías que son debidas a errores del conductor o a
desidias por parte de este no están cubiertas por ninguna de las
garantías que tenga el coche ni por ningún seguro mecánico. Y deberá de
ser el dueño del vehículo quien deba hacerse cargo de la totalidad del
coste de la reparación.