Nosotros, dontancredos del XXI
martes 05 de noviembre de 2013, 10:45h
Tancredo López, un albañil de principios del XX,
logró pasar a la historia e incluso consiguió que su chorrada designara toda
una forma de actuar, lexicalizada y recogida por la RAE como dontancredismo,
esa actitud tan nuestra de no hacer nada nunca y cuyo paradigma, hoy por hoy,
lo encarna el actual presidente de gobierno, aunque no solo él.
Se anunciaba Tancredo en el lejano 1901 como el Rey del
Valor. Su estúpida proeza era situarse en las plazas de toros sobre un barreño
y, disfrazado como Pepe Hillo, esperar la salida del toro. La
afición, quizás en un ay, esperaba que el morlaco se lo llevara por delante y
en eso, precisamente, consistía la actuación puesto que el animal, sin notar
movimiento ante él, simplemente lo desconocía igual que ignoraría una roca en
la dehesa..
Tancredo, mediocre albañil que no se ganaba el sustento,
tuvo la ocurrencia -elemento distintivo de nuestra esencia nacional-, de
ganarse la vida sin hacer nada. Su ingenio le llevó a discurrir cómo
enriquecerse sin pegar un palo al agua convirtiéndose en un parado voluntario,
como le definiera Bergamín. Lo fantástico del memo histórico es que se
hizo hueco en el toreo sin torear, un idiota cuyo desempeño se hacía mirando al
público y no al toro. Así nos gobiernan, mirando al tendido y no al problema;
así trabajamos, mirando al jefe y no al cliente.
Miro al presidente Rajoy, miro al candidato Rubalcaba,
miro a la iracunda y egocéntrica Rosa Díez, miro al insensato Artur
Mas o a la neoarribista Susana Díaz y acaso llegara yo a la
conclusión de que Tancredo López en realidad produjo una metáfora vital de lo
que somos: un país de mirones incapaces de acción proactiva, autocoronados con
rimbombo Reyes del Valor.
Ahora nos viene la Conferencia Política del PSOE,
grandilocuente nombre para la más lampedusiana de las propuestas de este
nefasto 2013, y nada se mueve porque ni Primarias, ni Propuestas ni Caras
Nuevas. Y si miro al frente, qué decir que no haya dicho ya: un presidente
incapaz rodeado de doce no menos incapaces que él.
Y si miro a los laterales veo un Cayo Lara acoquinado
ante la propuesta de Llamazares de Primarias abiertas, o un grupo de
vascos bien comidos que no sabe dónde tiene la mano derecha o un pandemonio de
Grupo Mixto donde el que se menea lo hace en su circulito de medio metro
retroalimentado de sí mismo y sus corifeos -Amaiur- y cuando parece
vislumbrarse una luz al final de túnel -no, no hablo de la luminaria de Montoro
que solo es la locomotora en contravía que nos va a aplastar sino de C's-
resulta que se rodea de la ranciedumbre amargada que no ha encontrado en el
Gran Timonel de la Inacción la respuesta a sus anhelos de venganza: me refiero
a la compaña que flanqueó a Albert Rivera en Madrid el pasado 2 de
Noviembre y a cuyo lado el chaval parecía bien pagado y hasta satisfecho.
(Ojalá me equivoque, ojalá el muchacho sepa bandearlos y abandonarlos en el
camino hacia el progreso; lastimosamente, la foto fue poco edificante y nada
esperanzadora).
¿Qué nos pasa? ¿Por qué tanto quietismo? El Estado del
Medioestar que consiguiéramos antaño se ha desmoronado en apenas dos años y nos
lo hemos tragado. Los abuelos mantienen a los nietos con unos ingresos
cercenados y solo protestamos en el bar. Los jóvenes tienen menos oportunidades
que sus padres y mantenemos un silencio pavoroso. La Banca nos esquilmó hace
nada, les dimos dinero público que no piensan devolver -ni siquiera les hemos
pedido que lo hagan- y hoy declaran beneficios milmillonarios ante los que ni
pestañeamos. Tres millones de personas viven bajo el umbral de pobreza y en los
últimos 36 meses han aparecido 430.000 nuevos millonarios en España y no oigo
el crujir de dientes.
En cada supermercado hay un mendigo y en cada vagón del
metro un soplagaitas que aporrea un acordeón. Los bancos de alimentos se
multiplican como setas en cualquier barrio o esquina. Los bien preparados se
van a Alemania y los peores de la clase prosperan en cualquier partido
político. Los menesterosos, legión cesárea, rebuscan en los contenedores y
nuestros niños rozan la malnutrición sin que apenas miremos de soslayo.
Tendríamos que pelear pero solo tancredamos esperando que el toro pase.
@manuelpascua
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (7)
24753 | Teseguite - 07/11/2013 @ 13:19:50 (GMT+1)
Al usar "estúpido" no se trata de insultar sino de recordar la famosa frase de Clienton en la campaña del 92: "the economy, stupid" http://es.wikipedia.org/wiki/Es_la_econom%C3%ADa,_est%C3%BApido . De todas formas viendo la actitud de los políticos también sería correcta aquella otra frase de "read my lips: no new taxes". Que se lo digan a Mas y a su independencia pagada con el dinero de los impuestos de los españoles. George Bush padre está relacionado con ambas.
24745 | piedrapapelytijera - 06/11/2013 @ 21:49:18 (GMT+1)
Jo, "Teseguite", lo de 'estúpido" no sé yo ¿hacía falta? Sí, sí; si tienes razón, el problema es la pasta. Lo de la ideología, una tontería, es únicamente para decidir, creo yo, si la pasta es el fin o es el medio; a lo mejor es la pescadilla que, ya se sabe, se muerde la cola. En cualquier caso ¿no habría alguna forma inteligente, adecuada y justa de distribuir la limitada cantidad de pasta, corrigiendo a la vez los desmanes de los ladrones y los desvaríos de los ineptos?
24746 | piedrapapelytijera - 06/11/2013 @ 21:49:18 (GMT+1)
Jo, "Teseguite", lo de 'estúpido" no sé yo ¿hacía falta? Sí, sí; si tienes razón, el problema es la pasta. Lo de la ideología, una tontería, es únicamente para decidir, creo yo, si la pasta es el fin o es el medio; a lo mejor es la pescadilla que, ya se sabe, se muerde la cola. En cualquier caso ¿no habría alguna forma inteligente, adecuada y justa de distribuir la limitada cantidad de pasta, corrigiendo a la vez los desmanes de los ladrones y los desvaríos de los ineptos?
24747 | piedrapapelytijera - 06/11/2013 @ 21:49:18 (GMT+1)
Jo, "Teseguite", lo de 'estúpido" no sé yo ¿hacía falta? Sí, sí; si tienes razón, el problema es la pasta. Lo de la ideología, una tontería, es únicamente para decidir, creo yo, si la pasta es el fin o es el medio; a lo mejor es la pescadilla que, ya se sabe, se muerde la cola. En cualquier caso ¿no habría alguna forma inteligente, adecuada y justa de distribuir la limitada cantidad de pasta, corrigiendo a la vez los desmanes de los ladrones y los desvaríos de los ineptos?
24738 | Pascuamejia - 06/11/2013 @ 15:42:46 (GMT+1)
Me apunto a lo de quedarme en casa... Y a lo del tribuno de la plebe. Un saludo
24735 | Teseguite - 06/11/2013 @ 13:21:50 (GMT+1)
El tema de los derechos ciudadanos está muy bien. El único problemilla es que los derechos del estado de bienestar no son gratis. La sanidad, la educación, las pensiones, la justicia, el subsidio de desempleo, la dependencia cuestan muchísimo dinero y los impuestos de los ciudadanos están lejos de aportar el dinero que esos servicios cuestan. Y eso que la presión fiscal es altísima en España (considérese sólo lo que pagamos de IRPF e IVA y se nos queda el sueldo en nada). Y como no se pagan los servicios públicos, pues aumenta exponencialmente la deuda y sus intereses nos matan. Mucho derecho pero el sistema del estado de bienestar actual es insostenible. El problema no es ideológico. Es la pasta, estúpido.
24717 | kroker - 05/11/2013 @ 13:42:16 (GMT+1)
Todo está inventado ya, y desde los tiempos de Roma la solución a los grandes males, son grandes remedios. La rebelión de la plebe en el año 494 a.c., en que el pueblo permaneció en el monte varios días, podría compararse con el 15M español, una resistencia pacífica hasta que cambien las cosas, cosa que no ocurrió como en la antigua Roma. Ese movimiento sirvió para que se nombrara un Tribuno de la Plebe, pero nosotros no necesitamos uno, sino muchos tribunos de la pleble, que realmente defiendan el interés público. El Concilium plebeyo, en realidad nuestro Congreso hoy día era donde se realizaban las deliberaciones (plesbicitos), nuestra Cámara debe de servir para algo más que para apretar un botón y salir corriendo de puente. En las elecciones europeas deberíamos quedarnos todos en casa, y empezar nuestra particular subida al Monte Sacro.
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