Nosotros, dontacredos del XXI
martes 05 de noviembre de 2013, 10:17h
Tancredo López, un albañil de principios del XX,
logró pasar a la historia e incluso consiguió que su chorrada designara toda
una forma de actuar, lexicalizada y recogida por la RAE como dontancredismo,
esa actitud tan nuestra de no hacer nada nunca y cuyo paradigma, hoy por hoy,
lo encarna el actual presidente de gobierno, aunque no solo él.
Se anunciaba Tancredo en el lejano 1901 como el Rey del
Valor. Su estúpida proeza era situarse en las plazas de toros sobre un barreño
y, disfrazado como Pepe Hillo, esperar la salida del toro. La
afición, quizás en un ay, esperaba que el morlaco se lo llevara por delante y
en eso, precisamente, consistía la actuación puesto que el animal, sin notar
movimiento ante él, simplemente lo desconocía igual que ignoraría una roca en
la dehesa..
Tancredo, mediocre albañil que no se ganaba el sustento,
tuvo la ocurrencia -elemento distintivo de nuestra esencia nacional-, de
ganarse la vida sin hacer nada. Su ingenio le llevó a discurrir cómo
enriquecerse sin pegar un palo al agua convirtiéndose en un parado voluntario,
como le definiera Bergamín. Lo fantástico del memo histórico es que se
hizo hueco en el toreo sin torear, un idiota cuyo desempeño se hacía mirando al
público y no al toro. Así nos gobiernan, mirando al tendido y no al problema;
así trabajamos, mirando al jefe y no al cliente.
Miro al presidente Rajoy, miro al candidato Rubalcaba,
miro a la iracunda y egocéntrica Rosa Díez, miro al insensato Artur
Mas o a la neoarribista Susana Díaz y acaso llegara yo a la
conclusión de que Tancredo López en realidad produjo una metáfora vital de lo
que somos: un país de mirones incapaces de acción proactiva, autocoronados con
rimbombo Reyes del Valor.
Ahora nos viene la Conferencia Política del PSOE,
grandilocuente nombre para la más lampedusiana de las propuestas de este
nefasto 2013, y nada se mueve porque ni Primarias, ni Propuestas ni Caras
Nuevas. Y si miro al frente, qué decir que no haya dicho ya: un presidente
incapaz rodeado de doce no menos incapaces que él.
Y si miro a los laterales veo un Cayo Lara acoquinado
ante la propuesta de Llamazares de Primarias abiertas, o un grupo de
vascos bien comidos que no sabe dónde tiene la mano derecha o un pandemonio de
Grupo Mixto donde el que se menea lo hace en su circulito de medio metro
retroalimentado de sí mismo y sus corifeos -Amaiur- y cuando parece
vislumbrarse una luz al final de túnel -no, no hablo de la luminaria de Montoro
que solo es la locomotora en contravía que nos va a aplastar sino de C's-
resulta que se rodea de la ranciedumbre amargada que no ha encontrado en el
Gran Timonel de la Inacción la respuesta a sus anhelos de venganza: me refiero
a la compaña que flanqueó a Albert Rivera en Madrid el pasado 2 de
Noviembre y a cuyo lado el chaval parecía bien pagado y hasta satisfecho.
(Ojalá me equivoque, ojalá el muchacho sepa bandearlos y abandonarlos en el
camino hacia el progreso; lastimosamente, la foto fue poco edificante y nada
esperanzadora).
¿Qué nos pasa? ¿Por qué tanto quietismo? El Estado del
Medioestar que consiguiéramos antaño se ha desmoronado en apenas dos años y nos
lo hemos tragado. Los abuelos mantienen a los nietos con unos ingresos
cercenados y solo protestamos en el bar. Los jóvenes tienen menos oportunidades
que sus padres y mantenemos un silencio pavoroso. La Banca nos esquilmó hace
nada, les dimos dinero público que no piensan devolver -ni siquiera les hemos
pedido que lo hagan- y hoy declaran beneficios milmillonarios ante los que ni
pestañeamos. Tres millones de personas viven bajo el umbral de pobreza y en los
últimos 36 meses han aparecido 430.000 nuevos millonarios en España y no oigo
el crujir de dientes.
En cada supermercado hay un mendigo y en cada vagón del
metro un soplagaitas que aporrea un acordeón. Los bancos de alimentos se
multiplican como setas en cualquier barrio o esquina. Los bien preparados se
van a Alemania y los peores de la clase prosperan en cualquier partido
político. Los menesterosos, legión cesárea, rebuscan en los contenedores y
nuestros niños rozan la malnutrición sin que apenas miremos de soslayo.
Tendríamos que pelear pero solo tancredamos esperando que el toro pase.
@manuelpascua