Una lección de coraje democrático
jueves 31 de octubre de 2013, 09:44h
Había hasta ahora un tremendo
desbalance institucional respecto a la situación de Cataluña: las iniciativas
de la Generalitat eran refrendadas por los representantes populares en el
Parlament, mientras que desde el otro lado la referencia era únicamente el
Gobierno de España. Es decir, un órgano Legislativo frente a otro Ejecutivo,
con lo que se daba la imagen de un cuerpo representativo frente otro administrativo.
Aunque no fuera un asunto de fondo sí operaba simbólicamente: se hablaba de
mayorías parlamentarias frente a decisiones gubernativas.
Muchos nos preguntábamos si el
Parlamento de todos, el que representa la soberanía popular, no tendría que
responder adecuadamente a un órgano representativo local. Y también muchos nos
dábamos una respuesta positiva.
Pues bien, finalmente este
pronunciamiento democrático se ha producido. Este martes pasado el Congreso de
los Diputados aprobó una declaración que "proclama que, bajo ningún concepto,
una parte de la ciudadanía puede decidir sobre la organización territorial del
Estado, ni sobre cualquier otro aspecto o precepto de la Constitución,
excluyendo al resto de dicha eventual decisión". Y para mayor claridad agrega
que "en un Estado social y democrático y de derecho nadie está por encima de la
ley y no puede permitirse trocear el cuerpo de la ciudadanía ni redefinir el
sujeto de la soberanía nacional que no es otro que el pueblo español, único que
puede ejercer, por los cauces legalmente establecidos, el 'derecho a decidir'
sobre la unidad de la nación y los derechos del conjunto de los ciudadanos".
Más claro el agua.
Ha sido una lástima que esta
declaración no haya procedido del conjunto de las fuerzas políticas que
componen el parlamento o al menos de las más representativas. Si, ha sido una
pena que la iniciativa haya tenido que salir de un pequeño grupo de diputados
que ha forzado a los grandes partidos a retratarse ante la ciudadanía. Desde
luego, lo han hecho molestos. Unos porque quieren dejar toda la iniciativa a un
gobierno que no se caracteriza precisamente por su audacia. Otros porque de
nuevo saca a la luz sus vergüenzas, sus discrepancias internas, sus
incapacidades.
Sin embargo, estoy seguro que la
enorme mayoría que ha aprobado esta moción en el Congreso (265 a favor, 39 en
contra y 13 abstenciones), refleja bastante fielmente la gran mayoría de los
ciudadanos y ciudadanas que estaba esperando algún pronunciamiento de su más
alto órgano representativo. Alguien tenía que salvar la dignidad de nuestro
máximo poder en el Estado de Derecho.
Por eso, como ciudadano, agradezco a
Unión Progreso y Democracia que haya tenido el coraje de llevar al Congreso una
moción para ser aprobada por una gran mayoría de representantes sobre la
naturaleza democrática de la soberanía nacional. A lo que agrego una reflexión
optimista: la democracia española tiene todavía recursos propios para
mantenerse a flote. Porque la creación de nuevas fuerzas políticas cuando las
otras no responden al sentir ciudadano es una facultad de la democracia
representativa. Quienes dicen que las alternativas a los partidos existentes no
son posibles, son derrotistas o desinformados. Siguen habiendo ciudadanos que
están dispuestos a ir a la arena política para proponer cosas distintas cuando
no les gusta las que hay. Esa es una de las fortalezas de la democracia
política: que mantiene el derecho sagrado de poder elegir. Aunque los
dirigentes del partido único de China traten de confundir a su población con
jueguitos electrónicos infantiles.