miércoles 16 de octubre de 2013, 07:54h
El ala radical del Partido Republicano de los Estados Unidos
representa lo peor de América. Un cúmulo de intereses enredados en una base
ideológica que confunde realidad con sueño, mito con superstición.
Los republicanos norteamericanos han protagonizado los
momentos más duros e injustos de la historia de los Estados Unidos. La Guerra
de Irak, las invasiones inopinadas, los gastos más interesados para un
capitalismo salvaje que conduce a la nación a la suspensión de pagos.
Obama, para ellos, representa el diablo. Aquel que se mete
en la herencia de sus hijos teutónicos para darle un puñado de dólares que
eduquen y sanen a negros y latinos, dominicanos, mexicanos y afroamericanos.
Demasiado riesgo para la inmensa pasta que gana el sistema
sanitario privado de Norteamérica como para permitir que se implante el modelo
público con el que sueña el presidente.
Hay que retrasar el Obamacare, dicen, hasta que Dios confíe
un nuevo presidente republicano para la Unión que disuelva la ayuda a los
pobres, la sanidad universal y la educación gratuita.
A esos republicanos les importa un bledo el estado. Tanto
como para haber bloqueado desde hace dos semanas la administración federal.
Tanto como para poner al país patas arriba para evitar antidemocráticamente
poner en marcha la reforma sanitaria que fue aprobada por el Congreso en 2010.
La mayoría republicana en el Congreso se puede llevar al
país por delante. No permitir ahora elevar el techo de la deuda. Sin embargo, no
es por la deuda, sino por los intereses de la industria sanitaria que llena de
dólares a tanto republicano de tres al cuarto.
El Presidente de la Cámara de Representantes, el republicano
John Boehner, moderado en esencia, hijo de obreros de Cincinnati, no sabe cómo
sobrevivir entre tanto miserable en su propia bancada.
Otra cosa bien distinta es el Senado, donde la mayoría
demócrata hace que su portavoz, Harry Reid, lleve adelante una negociación
mucho más razonable que la jauría que montan los republicanos en el Congreso.
Bueno, hasta cierto punto, porque el senador Ted Cruz,
republicano radical, puede hacer uso del filibusterismo, estar horas hablando,
con objeto de bloquear también la Cámara de Representantes.
Los republicanos, pues, sirven sólo para una cosa: como mal
ejemplo.
@AntonioMiguelC