Triste realismo económico
domingo 13 de octubre de 2013, 11:50h
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha
reconocido finalmente lo que de todos es sabido: para reducir el
desempleo, España requiere unos avances del PIB entre el 2% y el 3%.
Traducido: el problema económico y laboral de España es de crecimiento,
competitividad y productividad. España se quedó sin la construcción y,
de buenas a primeras, no supo qué hacer para suplir ese tremendo vacío. Y
sigue sin saberlo.
Por muchos
ajustes que se hagan -saneamiento financiero, rebajas salariales y
contención del gasto público en los servicios sociales, que no en el
pago de la deuda-, será difícil que España pueda salir a flote sin una
reforma fiscal y sin una nueva política europea. La alternativa a nuevas
subidas de impuestos sería perseguir el fraude y la evasión de
capitales, ya que si se evitasen ambos fenómenos la recaudación fiscal
podría duplicarse, pero los resultados son modestos, y la alternativa a
la 'ayuda' de Europa no existe, porque si no llega de Alemania, vía
Bruselas, no vendrá de ningún sitio.
Todo eso sigue
siendo así, tras cinco años de crisis, porque en España las causas del
cambio de tendencia no pueden atribuirse exclusivamente al impacto
internacional de la crisis financiera iniciada en Estados Unidos, sino
más bien a las propias debilidades del patrón de crecimiento, ligado en
exceso a la construcción. De facto, la vivienda se había convertido en
un motor importante de la economía, entre otras cosas gracias a la
liberalización del suelo, lo cual ayudó a crear un gran número de
empleos tanto directos como indirectos, que con la crisis desaparecieron
y no volverán por arte de magia.
No perdamos de
vista la cruda realidad. La evolución de los precios de la vivienda fue
muy pronunciada al alza, al pasar desde los 692,7 € por metro cuadrado
en 1995 y los 893 € por metro cuadrado en el 2000, hasta los 2.085,50 €
por metro cuadrado en 2007, punto de inflexión de la burbuja
inmobiliaria. Fue en 2008, con el inicio de la crisis actual, cuando se
produjo el final de un ciclo expansivo de la economía, a pesar de que en
ese ejercicio todavía seguía creciendo, manteniéndose el paro en el
nivel más bajo de los últimos 30 años. Pura fachada. Todo era ya un
espejismo, porque la crisis estaba minando el país. Y sigue haciéndolo, a
falta de un nuevo patrón de crecimiento.
@J_L_Gomez
Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.
Twitter: @J_L_Gomez
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