Lea la crónica de la periodista y escritora Yolanda
Aldón
Dos adolescentes podrían ir a prisión por darse un beso en Nador y subirlo a Facebook
miércoles 09 de octubre de 2013, 17:45h
Por un beso
en la calle, dos adolescentes comparecerás en el Tribunal de 1ª Instancia de
Nador, en Marruecos: la ley marroquí condena a dos años de prisión por
considerarse delito de atentado contra la moral pública. Un beso que se publica
en Facebook significa prodigar la intimidad y es penado ante los tribunales y
ante la sociedad civil.
Este viernes, 11 de octubre, está previsto que los
chicos detenidos, y posteriormente puestos en libertad, comparezcan en los
juzgados de 1ª Instancia de Nador, en Marruecos. Se les acusa de incurrir en un
delito contra la moral pública, ya que en el reino alauita ese delito está penado
con dos años de prisión.
Como cualquier adolescente, fotografiar un beso para
propagar su relación amorosa ha provocado no sólo la ira de la familia de los
tres adolescentes [los actuantes y el fotógrafo], sino además de parte de la
sociedad que no ve con buenos ojos ese tipo de gestos. Lo que para abogados,
políticos, catedráticos, jóvenes, es un acto natural y no debería penarse en su
país, para los más mayores y estrictamente religiosos es un acto que perjudica
por no servir de ejemplo al futuro de los jóvenes musulmanes.
Habría que preguntarse qué sería de estos tres
adolescentes si la noticia no hubiera transcendido a los medios, difundiéndose
por el mundo y convocándose besos solidarios en apoyo a estos chicos.
Asimismo, las redes sociales están sirviendo como
plataforma para demostrar a quien compete que algunas normas establecidas según
ley en Marruecos no son asumidas con agrado por gran parte de la sociedad
civil, sobre todo por aquella que ha vivido fuera de sus fronteras,
universitarios y artistas, esa parte de la sociedad civil que tiene proyección
fuera de Marruecos y que son fundamentales para el desarrollo y bienestar de la
sociedad marroquí, por supuesto sin tener que olvidar, sus costumbres y
religión, eso sí, sin ligarlas.
Lo que resulta extremo es que se consideren
peligrosos a estos chicos, y se piense inclusive en multar a sus familiares por
supuesta dejadez de sus competencias paternofiliales.
El país de los contrastes no lo es sólo por el
color de sus espacios, de sus sabores, sino también por este tipo de denuncias
que cuestionan las actitudes de esas Asociaciones Nacionales Pro Derechos, y
que algunos consideran, actúan como órganos censores. A diferencia, estas
asociaciones deberían interesarse de aquellos casos donde la urgencia les
debiera animar a participar de modo contundente, como son las Universidades.
Muchas estudiantes universitarias no se atreven a
dar el paso, son presas del miedo a denunciar sus casos. El estar su verdugo en
posesión de ese poder académico, la cátedra, les imposibilita a enfrentarse a
situaciones en las que son utilizadas como moneda de cambio, esto es, ser
víctimas de favores sexuales.
Marruecos es un país con una constitución moderna,
recién reformada en julio del 2011, y donde el papel de la mujer es uno de los
puntos enmendados de su nueva constitución para ser considerada modelo de país
árabe, un país que se moderniza a pasos agigantados, no sólo a nivel económico,
sino también de infraestructuras.
En cuanto a pensamientos, si se hiciera un referéndum, sin mano alzada,
se convertiría en el sur de Europa y referente de muchos países. Mientras, toca esperar y ver cómo los
jóvenes, futuro de Marruecos, entonan la voz del progreso definitivo.
[*] Yolanda Aldón Toro es escritora, poeta y periodista de Las Dos Orillas