Cuestionamiento constitucional
miércoles 09 de octubre de 2013, 11:07h
A
punto de cumplir 35 años, nuestra Constitución se ve sometida a un importante
cuestionamiento social.
Los pilares sobre los cuales se ha
venido sustentando desde su propio origen, hacen aguas por los cuatro costados.
Del modelo a la forma de Estado, de la soberanía a la democracia representativa
pasando por la división de poderes, si nos detenemos a analizarla punto por
punto, seguramente lleguemos a la triste conclusión de que no es más que papel
mojado.
Cuando un partido político tras llegar al poder hace todo lo contrario
a aquello que predicó cuando estaba en la oposición, no solo traiciona la
confianza de los ciudadanos, quiebra la legitimidad, y con ello, la democracia.
Si además, unimos el contexto de crisis económica a través del cual, se está
imponiendo el dogma neoliberal en forma de recortes a lo que son los pilares
fundamentales del estado del bienestar, ese que, hasta ahora, nos ha otorgado
igualdad y seguridad, ni somos un Estado social ni democrático. Cuando a la
hija del Rey la imputan y la des-imputan, los "errores" ante la hacienda
pública con su número de DNI no se investigan y, para calmar las aguas le
pagamos una maravillosa estancia en el costoso país alpino, ni somos iguales
ante la ley ni ante nada.
Cuando el Presidente del Tribunal Constitucional
puede ser alguien que posee el carné de un partido político y aquí no pasa
nada, es muy difícil no terminar cuestionando a todo el poder judicial. Cuando
el líder de un partido nacionalista saca la bandera independentista para evitar
hablar y dar la cara por la nefasta situación económica de su Comunidad, el
inacabado Título VIII de la Constitución exige ser cerrado inexcusablemente. Cuando
el Jefe del Estado tiene que pedir perdón al pueblo por cazar elefantes, sin
duda la forma de Estado está en cuestión.
Cuando llegas a la conclusión de que
da igual quién gobierne porque las decisiones las toman unos señores que, dicen
las malas lenguas van vestidos de negro, sinceramente, no nos representan.
Cuando los dos últimos Presidentes del Gobierno han llevado a cabo sus
particulares recortes al bienestar reconociendo que no tenían otra opción para
calmar las ansias voraces de los mercados unido a las de ciertas élites
europeas, seamos claros, la soberanía no reside en el pueblo español. Así pues,
con este contexto, el cuestionamiento constitucional no es de extrañar, sino
más bien necesario.