Mujer, socialista y presidenta
sábado 05 de octubre de 2013, 09:55h
Y, sobre todo, recordó que las siglas del partido que representan tienen una "E" de España como una casa.
Era su bautismo político en " el foro" , sabía que todos los ojos estarían pendientes de ella y lo superó con creces. Vaya por delante que no conozco a la presidenta andaluza, Susana Díaz, pero si cumple lo prometido en Madrid puede ser auténtica sorpresa y darnos muchos días de glorias periodísticas.. Se puede decir que llego, vio y venció. De hecho se comprometió ,por un lado, a ser implacable contra la corrupción, incluso llegó más allá al hablar de depurar responsabilidades políticas por las facturas falsas de UGT. Su discurso fué un soplo de aire fresco, en un momento de demasiadas medias verdades, una forma de hablar clara que es, en definitiva, lo que están demandando los ciudadanos.
Allí, delante de todos los pesos pesados de su partido , la presidenta - que hace bien poco alguien presentó como una heredera del zapaterísmo más ligt - se atrevió a decir lo que nadie ha dicho con tanta claridad en el seno de esa organización política: que Zapatero se equivocó ,gravemente, al comprometerse a aprobar cualquier texto del estatuto que viniera del Parlamento catalán. Y no sólo eso, la dirigente socialista fué absolutamente rotunda al afirmar sin titubeos y ante la atenta mirada de Pere Navarro que hay que "desmontar la trampa del derecho a decidir, porque uno no pueden decidir por todos ". Está cargada de razón y su advertencia es de lo más serio que yo he oído últimamente a un socialista Sabiendo, como sabemos, que incluso Rubalcaba se muestra titubeante ante esta cuestión para no enfadar demasiado al PSC, su sinceridad fué desconcertante para algunos: "Cuanto antes desmontemos la trampa del derecho decidir va ser mucho más fácil la salida" señaló sin pelos en la lengua.
Es verdad que no citó al expresidente Zapatero cuando se refería a sus errores, como tampoco le puso nombre a los dirigentes del PP cuando acusó a ese partido de haber hecho crecer al o independentismo "recogiendo firmas en toda España contra el estatuto" pero no hizo falta porque se le entendió todo. Mostró una oposición clara y firme al camino emprendido por sus compañeros catalanes y, sobre todo, recordó que las siglas del partido que representan tienen una "E" de España como una casa. La nueva presidenta ni puede ni debe olvidar cual es su base electoral, esa que no olvida que en Cataluña los nacionalistas les tachan de "vagos" y arremeten un día si y otra también contra muchos de los valores que sustentan ideológicamente al partido del puño y la rosa.
La presidenta hizo en Madrid, una puesta en escena que sorprendió gratamente. Su discurso fue de un gran calado y resulto incómodo para algunos de sus correligionarios agazapados tras demasiados silencios cómplices. Ya era hora de que un socialista, en este caso una mujer - lo cual es un dato interesante por lo que tiene de valentía politica- recordara que tienen la obligación de seguir siendo un partido nacional con un discurso sostenible en toda España y que siempre, siempre, que se han acercado a los nacionalistas han salido trasquilados.