La comunidad universitaria recibió noticias tranquilizadoras el pasado mes
de noviembre. En una reunión celebrada en el Palacio de Fuensalida, la
presidenta de Castilla-La Mancha, María
Dolores Cospedal, se había comprometido con el rector de la Universidad
regional, Miguel Ángel Collado, a
que la subvención nominativa asignada a la UCLM cubriera al menos los gastos de
personal de esta Institución. En el mes de marzo se produjo un segundo
encuentro, durante el cual la presidenta se comprometió a elevar en 2014 la
subvención nominativa en 14 millones de euros (la mitad de la diferencia por
cubrir) y otros 14 millones más en 2015 hasta alcanzar el objetivo fijado de
financiar al menos las nóminas del personal al servicio de la UCLM. Estos dos
encuentros al más alto nivel entre el rector y la presidenta habían sido
preparados meses atrás por el consejero de Educación, Cultura y Deportes, Marcial Marín.
La racionalidad parecía haberse impuesto al sinsentido que suponía financiar
con 98 millones lo que costaba 126 millones (-28 millones), pasar en dos años
de una subvención nominativa de 165 a 98 millones de euros (-67 millones) o forzar
una reducción de los gastos totales de la UCLM de 260 a 175 millones de euros (-85
millones). La falta de proporcionalidad de los ajustes practicados a la
Universidad regional había sido expuesta razonadamente en distintos informes
trasladados al Gobierno regional, cuyas conclusiones eran corroboradas por
informes independientes. Por ejemplo, la Fundación Conocimiento y Desarrollo
indicaba en su Informe Anual 2012 que la UCLM era la universidad pública que
más había reducido sus gastos de entre las 47 universidades analizadas y que la
Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha había practicado un ajuste en los
recursos destinados a financiar la educación universitaria 5 veces superior al
resto del sistema universitario español.
En un ejercicio de liderazgo dentro del Gobierno regional sólo a su alcance,
María Dolores Cospedal se había
comprometido a romper las inercias que suelen condicionar la elaboración de los
presupuestos, de forma que pudiera recuperarse cierta proporcionalidad en los
ajustes aplicados a la UCLM. En la hoguera de los recortes, sólo ella podía
atreverse a salvar una pieza valiosa, despertando de esta forma la confianza y
el respeto de buena parte de la comunidad universitaria.
Sin embargo, ha faltado a su compromiso y a la palabra dada a la
Universidad. El Proyecto de Presupuestos para 2014 presentado en las Cortes de
Castilla-La Mancha no incluye las cuantías comprometidas por María Dolores Cospedal con la UCLM. La
desconfianza y la indignación se extienden rápidamente entre la comunidad
universitaria, cuyos integrantes tienen el legítimo sentimiento de haber sido
engañados.
Manuel Villasalero
Vicerrector de Economía y Planificación de la Universidad de Castilla-La Mancha