Fútbol, política y periodismo
jueves 26 de septiembre de 2013, 18:38h
El arbitraje y el comportamiento
de Pepe en la "creación" de un penalti inexistente, decisivo para convertir un
trabajado empate en una derrota del pobre ante el rico y opulento; la misma
celebración de CR, al marcar ese penalti como si hubiera metido un gol merecido
y trabajado; el comportamiento contenido de los ilicitanos, de su Presidente y
entrenador, todo eso es un ejemplo (malo y bueno) de todo lo que no debe ser en
unos casos, puede y debe ser en otros, y de lo que nos está pasando en la vida
social y política de España y de Europa.
El arbitraje y el comportamiento
de Pepe en la "creación" de un penalti inexistente, decisivo para convertir un
trabajado empate en una derrota del pobre ante el rico y opulento; la misma
celebración de CR, al marcar ese penalti como si hubiera metido un gol merecido
y trabajado; el comportamiento contenido de los ilicitanos, de su Presidente y
entrenador, todo eso es un ejemplo (malo y bueno) de todo lo que no debe ser en
unos casos, puede y debe ser en otros, y de lo que nos está pasando en la vida
social y política de España y de Europa. Todo vino en el partido de anoche
precedido por el reconocido abismo que media entre el presupuesto, la parte del
león que se llevan unos y la miseria que se llevan otros del dinero de las
televisiones, de otras formas de
financiación de equipos y clubes. A eso hay que añadir el distinto tratamiento
que suelen tener en periódicos, radios y televisiones unos y otros. Y, por todo
eso, los árbitros suelen tratar de forma escandalosamente diferente a "los
ricos y a los pobres". Por actuaciones como las dos faltas de Sergio Ramos,
ambas merecedoras de tarjeta amarilla (sólo una castigada) hemos visto expulsar
a jugadores valiosos de equipos modestos, considerados menos peligrosos para el
juicio que sobre los árbitros tendrán al día siguiente en los medios. Por
actuaciones como la de Pepe más de un delantero modesto ha sido gravemente
sancionado en el acto o, incluso, por las imágenes que han quedado grabadas en
televisión.
El peor síntoma para mí, símbolo
de lo estamos degenerando socialmente, fue el tratamiento que estos hechos,
este partido, este arbitraje, (inmediatamente relacionado por unos y otros con
otro anterior del mismo árbitro Muñiz: un Barcelona Sevilla), tuvieron y han
tenido en diferentes medios de comunicación. Es increíble que se dedique tanto
tiempo, tantas energías, tantos cabreos de periodistas, aficionados o ex-jugadores
(uno a uno dignos del mayor respeto en sus profesiones) a un tema como éste, y
que lo programas (son varios programas de formato parecido, todos copiando más
o menos al Punto Pelota de Intereconomía)
tengan tanto éxito y retengan a una gran audiencia hasta horas avanzadas de la
madrugada.
Esto explica que politiquillos de
tres al cuarto, como los ahora pastoreados por el ínclito y mentiroso Sr. Pérez,
puedan insistir en hablar de Bárcenas en Las Cortes, cuando hay tanto y tan
importante por hacer para acordar con lealtad y generosidad unas modificaciones
sensatas, generosas, consensuadas sobre la Ley Electoral, la Responsabilidad de
Partidos y Sindicatos, las Limitaciones en los Gastos Públicos, La Casa Real,
La Sucesión del Rey o Reina y lo que fuera necesario en la Constitución para
dar cabida a un Estado de Autonomías que pueda facilitar la creación de unos Estados
Unidos de Europa sobre las experiencias bien estructuradas, ejercidas y eficaces
para el buen gobierno de autonomías o landers que sean posibles, financiables y
rentables social y económicamente, para gobernar bien a todos los ciudadanos de
la Unión Europea que a trancas y barrancas vamos construyendo. Igual que los
diputados y los partidos podrán aportar ideas para todo esto y para "la
transparencia del Rey y su casa", no estaría mal que el Rey y sus asesores
aportasen ideas para mejorar todos los apartados que nos conciernen e indignan
en la "transparencia (o no) de los políticos".
Como los valencianos no somos
separatistas, como somos europeístas desde el tiempo del "Rei En Jaume" (de
Montpellier), Raimon Llull (mallorquín, no valenciano), Raimon de Penyafort
(catalán, seguramente), Sant Vicent Ferrer, Joan Lluis Vives,(valencianos los
dos, para que no nos los hagan "catalanes", como suelen hacer con Joanot, la
Moixaranga, La Paella, La Albufera), pero tenemos cuatro equipos en la Liga BBVA
Española, que no pueden medirse por presupuesto, ni por fichajes, con
el Madrid y el Barcelona, a los que, encima, -además de que todos confesamos que son los mejores, que tienen
los mejores jugadores, los mejores entrenadores, los mejores presidentes y
hasta los mejores aficionados (todo dicho con alguna ironía benévola y
fallera)-, les ayudan los árbitros, como se vio en el Barcelona Sevilla, el
Valencia Barcelona, el Villarreal Madrid, el Elche Madrid, el Levante Madrid y
el Levante Barcelona (no me molesto en comprobar datos, pero seguro que algún
partido con ayudas descaradas habrá habido). Por todo ello propongo el
siguiente MANIFIESTO SEPARATISTA
FUTBOLERO: El Valencia, el Levante,
el Villarreal y el Elche proponen a los equipos del resto de España, que se
sientan ninguneados por los árbitros, que se sientan humillados por las
financiaciones devengadas de las TVs y otras fuentes de financiación, lo
siguiente:
Iniciemos una nueva Liga en la
que el Madrid y el Barcelona no puedan jugar, a no ser que pacten públicamente
sanciones ejemplares a los árbitros que les favorezcan descaradamente cuando
jueguen contra "los pobres"; que ambos grandes equipos y clubes firmen ante
notario que repartirán los dineros, ingresados por dichas fuentes (televisivas
y bancarias) los repartirán equitativamente con todos los otros equipos, pobres
pero imprescindibles para que sus excelentes y, a veces, escandalosamente
pagados figuras puedan brillar, haciendo "los pobres" de "sparrings" jodidos,
pero contentos.
Si se confirma lo que hoy han
dado como noticia: que los obreros que construyen estadios refrigerados en Qatar están
muriendo por exceso de trabajo, por exceso de temperaturas, por carencia de
agua suficiente, y por trabajar demasiadas horas seguidas a temperaturas que
rondan los 50ºC, los representantes, directivos, jugadores,
entrenadores y aficionados de los clubs que firmamos el anterior manifiesto,
solicitamos de la FEF y de la UEFA y FIFA que exijan un trato digno para
todos los obreros de Qatar y especialmente para los que construyen estadios
refrigerados o climatizados. En caso de no ser atendida esta petición,
solicitamos que no se juegue el Mundial de Fútbol en ese gran país. Esperamos
que la noticia no sea cierta.
Hay algo que nadie dice porque parece
políticamente incorrecto: La educación personal y social que recibieron los
españoles durante el Régimen anterior, por las familias, la Iglesia, los Medios
de Comunicación de masas, a pesar de todas las censuras y controles, engendró unos
ciudadanos, profesionales, periodistas y políticos con suficiente generosidad,
profesionalidad y moral, capaces de perdonar a sus enemigos o adversarios, de pactar,
de consensuar una Constitución, que sacase a España de su postración secular y
la volviese a poner en el mapa de las grandes naciones históricas. En cambio la
educación recibida de todos esos entes educativos, durante la democracia, han
creado un tipo de ciudadanos, de
políticos y de periodistas que han vuelto a la "picaresca", a las trampas, a la
adoración de la riqueza, a la deslealtad, al engaño, al robo y a la corrupción,
a la falta de generosidad, imprescindible para volver al espíritu de 1978. De
esta ruina social, sólo se han librado milagrosamente algunos deportistas
ejemplares, que nos han permitido gozar de triunfos antes inimaginables.
Gracias a ellos. Pero imitémosles en todo: esfuerzo, trabajo, rendimiento,
humildad, generosidad. Hay muchos en natación, gimnasia, atletismo, baloncesto,
fútbol, automovilismo, tenis, triatlón, esgrima... Nadal, los Gasol, Gemma
Mengual, Mireya Belmonte son algunos. Hay muchos más. En todas las
especialidades nombradas y en otras que se me habrán olvidado.