Atados por el mismo juramento
domingo 15 de septiembre de 2013, 09:35h
La
respuesta de Rajoy a la carta de Mas ha sido la previsible y no puede
sorprender a nadie Ambos son presidentes gracias al mismo
ordenamiento jurídico fundamental, aprobado en su día
democráticamente. Los dos, por tanto, están atados por su
respectivo juramento a la vigente Constitución.
Los
dos reclaman diálogo y lo ofrecen. Pero si el diálogo no tiene
límites, los frutos del mismo jurídica y políticamente no pueden
salirse de aquel marco al que se comprometieron respetar en sus
respectivas funciones de gobierno. En esto, los presidentes Rajoy y
Mas, están atados en su propio y solemne compromiso.
Es
legítimo reclamar "radicalidades democráticas" para
contraponerlas a "legalidades democráticas" siempre
perfectibles.
Como
lo es invocar respeto a la legalidad vigente y mientras esta no se
modifique con todas las garantias democráticas. Pretender andar por
otros caminos sería como desear adentrarse por senderos de desacato
y rebelión.
El
necesario diálogo, tan invocado, no es para esto, sino para explorar
y encontrar vías para modificar el marco jurídico-político,
adaptándolo a los cambios sociales y para que permita una mejor
plasmación de los legítimos deseos de los ciudadanos y de los
pueblos en que se integran.
En
el fondo, dentro de la corrección debida, la correspondencia entre
Rajoy y Mas, es totalmente discrepante. A la pirueta rebelde de Artur
Mas se contrapone la postura rigurosa de Mariano Rajoy.
Si
los represententes de las instituciones no respetaran sus propios
compromisos con la legalidad, estarían socavando la legitimidad en
virtud de la cual fueron investidos.
Socavarian,
por tanto, su propia legitimidad. Deben dialogar y negociarlo todo,
para modificar lo que haga falta. Lo que les está vedado, a uno y a
otro, es negociar en falso; socavar la legitimidad en la que se
sustentan sus cargos y quedarse (jurídica y políticamente) con el
culo al aire.