Estaban
allí sobre un platito de café: cinco cápsulas color amarillo chillón, una
tableta grande blanca y una cápsula marrón. De un sólo trago, Phumeza Tisile
puso fin a su ritual diario de los últimos dos años. Después de haber tomado 20.000
píldoras para tratar de curarse de la tuberculosis extensivamente resistente a
los medicamentos (XDR-TB por sus siglas en inglés), la variante más grave de la
tuberculosis resistente a los medicamentos (MDR-TB), aquellas siete píldoras
eran ya las últimas. Cuando posó el vaso de agua en la mesa, esta mujer
sudafricana derramó unas lágrimas de emoción: "Se acabaron los sufrimientos, se
acabaron las pastillas, se acabaron las inyecciones".
"Nunca
pensé que llegaría este día", afirma, ilusionada, Phumeza Tisile. "¡He vencido a la
XDR-TB! El haber conseguido curarme me llena de alegría. Al principio tuve
mucho miedo, pero en el fondo siempre tienes esperanza de que puedas curarte. No
quería convertirme en otra estadística negativa de la tuberculosis, quería
vivir y eso fue lo que me mantuvo al pie del cañón".
Contra
todo pronóstico y tras dos arduos años de tratamiento, Phumeza ha vencido a la
XDR-TB. La enfermedad tiene menos de un 20% de probabilidades de curación, pero
su diagnóstico llegó tan tarde que sus posibilidades de supervivencia eran
incluso menores. Las pruebas disponibles en el sector público sudafricano no
son las mejores y pasan muchos meses hasta que se obtiene una confirmación de
la enfermedad.
Hasta
que recibió la noticia de que padecía la XDR-TB, el hospital público en el que
fue atendida le estuvo suministrando un tratamiento inefectivo para la TB
sensible a los medicamentos. Y cuando por fin empezó a recibir el tratamiento adecuado,
también sufrió los graves efectos secundarios que afectan a las personas que siguen
el tratamiento para la DR-TB, incluida una sordera permanente que
desgraciadamente le acompañará de por vida.
Dos
obstáculos: diagnóstico y tratamiento
Para
cuando la Dra. Jennifer Hughes, doctora especialista en tuberculosis de Médicos
Sin Fronteras (MSF), se hizo cargo de su caso en Khayelitsha, un barrio de
Ciudad del Cabo, ya habían pasado nueve meses desde que Phumeza comenzara a ser
tratada sin éxito contra la TB sensible a los medicamentos en los hospitales
del sector público.
Para
Hughes, la historia de Phumeza ilustra a la perfección los dos grandes
obstáculos existentes para tratar de forma efectiva la TB resistente a los
medicamentos: la falta de herramientas diagnósticas para detectar la XDR-TB a
tiempo y la gama limitada de medicamentos para combatirla.
"Debido
las enormes limitaciones que existen a día de hoy para hacer un diagnóstico
correcto, Phumeza no empezó a recibir un tratamiento adecuado desde el
principio, lo cual supone, tanto para ella como para todos los pacientes
afectados por la DR-TB, una reducción enorme en sus posibilidades de acabar
siendo curados. Necesitamos mejores métodos de diagnóstico y que estos estén
disponibles en el sector público si queremos salvar vidas y luchar contra la
DR-TB", explica la Dra. Hughes.
"Por
otro lado, dadas las limitadas probabilidades de éxito que tenemos con los
medicamentos actuales, también es crucial que encontremos y utilicemos mejores
tratamientos para los pacientes como Phumeza", dice esta representante de
Médicos Sin Fronteras.
Para
los pacientes que intentan vencer a las distintas variantes de TB resistentes a
los medicamentos, los dos años de doloroso tratamiento que deben seguir son
extenuantes. "Tenía que tomar por lo menos tres medicamentos distintos, más de 20
píldoras al día, suplementos e inyecciones. Demasiado", declara Phumeza, que empezó
a referirse a las píldoras como "pequeñas cabronas" porque los efectos
secundarios que le causaban la hacían sentir fatal.
Pero
si nos referimos a inyecciones, el número también asusta: más de 200 a lo largo
de estos dos años. 5 a la semana durante 6 meses. "Y son dolorosísimas", añade
Phumeza.
Esperanza
y vida... para quien pueda pagarla
Uno
de los medicamentos que la Dra. Hughes atribuye a la cura de Phumeza es el Linezolid,
un antibiótico de acción sistémica y fácil absorción que Phumeza recibió como
parte del régimen reforzado que MSF ofrece en su programa de Khayelitsha.
Para
combatir la XDR-TB, los doctores de MSF proporcionan a los pacientes
combinaciones adaptadas a cada uno de los casos. Y con el objetivo de mejorar el
régimen estándar actual para la XDR-TB, siempre se utiliza la gama de
medicamentos nuevos más efectivos que esté disponible.
Aunque
los datos de MSF han demostrado prometedores resultados cuando se administra Linezolid
como parte del régimen de tratamiento de la XDR-TB, en Sudáfrica este
medicamento no puede conseguirse para el tratamiento de la TB. Las razones son
dos: es muy caro porque está patentado, y el producto disponible no está
registrado como tratamiento contra la DR-TB en Sudáfrica, lo cual hace que sea
muy difícil de obtener a través de las estructuras públicas.
La
compañía farmacéutica Pfizer es el único proveedor de Linezolid en Sudáfrica
porque es titular de múltiples patentes sobre el medicamento. Con los precios
que cobra Pfizer, un tratamiento de dos años para un paciente con DR-TB como
Phumeza cuesta casi 36.000? (493.000 ZAR) por paciente. Y además hay que
comprarlo en el sector privado.
Existen
versiones genéricas de linezolid de calidad y más asequibles en otras partes del
mundo, pero a pesar de las peticiones de MSF para que el Departamento de
Sanidad de Sudáfrica tome cartas en el asunto, éste todavía no ha intentado hacer
uso de las flexibilidades legales que disponen los acuerdos internacionales, lo
cual podría servir para superar las barreras de las patentes y poder así
acceder al linezolid más barato.
Apoyo
a través de su blog
Durante
su odisea de dos años, Phumeza escribió en un blog sobre las frustraciones diarias
y los numerosos obstáculos a los que tenía que enfrentarse en el camino: "El
apoyo de las personas que siguieron mi blog me ayudó a seguir adelante. Leían mi
blog, rezaban por mí, me animaban con comentarios que me motivaban. Esto me
ayudo a conservar la esperanza de que un día podría librarme de la XDR- TB",
explica Phumeza.
Recuperando
su futuro
Ahora,
ya curada de la XDR-TB, Phumeza puede retomar sus sueños de seguir estudiando, aunque
su batalla contra la XDR-TB ha hecho que cambie de dirección. "Tras la
experiencia de haber padecido la XDR-TB, no soy la misma persona que solía ser.
Quiero matricularme en la universidad de nuevo. Sé que será difícil debido a mi
sordera. El mundo de los negocios no me aceptará, pero quizás pueda seguir una
carrera relacionada con la sanidad".