He escuchado a algunos amigos
andaluces, varios de ellos colocados más bien en el lado ideológico de la
izquierda, hablar de 'susanismo'. Se refieren, claro, a la manera
como alguien tan completamente 'del aparato' como doña
Susana Díaz
ha sido promovida por su antecesor nada menos que a la presidencia de la Junta,
tras una apariencia de elecciones primarias que no lo fueron. Es, a mi juicio,
un triunfo más de esa partitocracia que permite sobrevivir a
Javier Arenas en
el PP, a
Gaspar Zarrías en el PSOE o mantener el escaño de diputado -por aquello
del aforamiento-al ya ex directivo del PSC
José Zaragoza, presunto instigador
del espionaje de Método 3 sobre
Alicia Sánchez Camacho. Una partitocracia que
permite que el hijo de
Pujol siga sin ser molestado a pesar de tantas
evidencias, o...
Es la hora de ensayar nuevas
formas de gobernar a los españoles. Ni trato privilegiado ante los tribunales
para los aforados, ni administrar silencios como si las explicaciones públicas
no fueran obligadas. Y menos aún seguir tratando a los ciudadanos -que son
contribuyentes y electores-como menores de edad a los que hay que contar
solamente lo que, por su bien, deban saber. Que Susana Díaz se erija como
presidenta de la Comunidad mayor de España podría resultar impecable...si
no fuera porque en su partido deberían darse elecciones primarias antes de
subir el peldaño, y aquí, gentes de la valía del consejero
Luis Planas han
quedado en la cuneta por un quítame allá unos avales. Nada tengo contra la
neopresidenta, si no es su fama de 'killer' en las estructuras del
PSOE andaluz y su escasa preparación fuera de esas estructuras partidarias,
carencia que comparte, por cierto, con tantos de sus 'colegas' en
todo el espectro político. Creo que Andalucía merece una representación algo
más señera, y lo mismo diría yo de algunas otras autonomías. ¿O se han acabado ya
los políticos de poso y peso, y hemos entrado definitivamente en la era del 'susanismo',
del 'arenismo', del 'zaragocismo'? Pues que Dios nos
pille confesados, porque los que nos administran la penitencia son ellos, los
arriba citados.
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El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>