martes 03 de septiembre de 2013, 18:14h
Nos han
puesto fecha para hacer los deberes. La
comisión europea nos dio de plazo
hasta el 2016 para corregir el exceso de déficit público, pero puso
como condición la reforma de las pensiones, algo que todo el mundo cree
imprescindible si se quiere frenar el
deficits de la Seguridad Social. Después de reunirse
"sesudos" expertos para
establecer los criterios que se deben tener en cuenta de acuerdo la esperanza
de vida, el concepto de equidad intergeneracional, la revalorización
anual, etc. El gobierno ha anunciado ya en
lineras generales por donde irán los tiros y mandar de paso un mensaje de tranquilidad a
Europa.
De
entrada el gobierno va a poner en marcha un índice
de corrección que permitirá adaptar la cuantía de las pensiones a la esperanza de vida de los españoles. Es decir, conforme
esta esperanza de vida vaya
incrementándose la prestación que corresponde a cada jubilado tendrá que repartirse entre más años por lo que, en definitiva, la asignación anual sin inferior. Este factor se calculará cada cinco años. La pregunta clave que
requiera una repuesta clara y contundente es si las pensiones suben o bajan y
cuales son las perspectivas a medio plazo. Lo positivo, según nos dicen, es que las pensiones, a partir de ahora,
tendrán una cláusula suelo y otra techo, que estas no podrán congelarse nunca y que siempre subirán un mínimo del 0,25 por ciento. Sin embargo en aquellos
ejercicios donde los ingresos se disparen por encima de los gastos por la
bonanza económica las pensiones tampoco podrán incrementarse por encima del IPC más de un 0,25 por ciento.
Sea como
fuere los expertos ya vaticinan que las pensiones no se podrán revisar al alza más de un 0, 25% al menos durante los próximos cinco años, sea cual sea el IPC.
El
asunto de las pensiones es, sin
duda, un tema profundamente electoral y
también electoralista. De hecho de aprobarse la reforma, en los términos que se están planteando, el
presidente del gobierno Mariano Rajoy podrá acudir a las elecciones del
2015 sin haber congelado las pensiones y presumir de que ,a pesar de la crisis , él no ha hecho lo que
su antecesor Rodríguez Zapatero. Este es, sin
embargo, un tema crucial y no sólo porque en estos momentos
los pensionistas están siendo el sostén de muchas familias
con todos sus miembros en paro, sino
porque debería ser sagrado no sacar el tema del pacto de Toledo una de
las mejores cosas que se han conseguido en los años
de democracia. Ese es el contexto de
cualquier reforma del sistema de
pensiones y emponzoñarlo con la trifulca
diaria, no es sólo un error, sino un motivo más de desconfianza de los ciudadanos hacia los partidos políticos. Con las pensiones no se juega y meter un asunto tan
delicado en la confrontación electoral para intentar arañar
los votos de la población más vulnerable, además de un ejercicio inútil es simplemente
una"sinvergonzóneria",que diría mi abuela.