viernes 30 de agosto de 2013, 19:56h
El Parlamento británico se
ha rebelado contra los intentos de Washington y del primer Ministro,
Cameron, de involucrar al Reino Unido en los bombardeos para castigar
y debilitar al régimen de Assad. Debemos volver a los legendarios
años sesenta y a la guerra en el Vietnam para recordar una
resistencia similar a participar en un lejano conflicto
estadounidense.
El gobierno laborista de Harold Wilson en
Londres y el demócrata de Lyndon B. Johnson en Washington
mantuvieron un tenso pulso en su momento. La opinión pública
británica y los laboristas se oponían de un modo radical a la
intervención en el sudeste asiático, y Harold Wilson tenía las
manos atadas, debiendo rechazar las continuas exigencias de los
estadounidenses que querían ver a los soldados británicos luchando
en las junglas vietnamitas.
El embajador de los Estados Unidos en Londres,
David Bruce, explicó en 1965 al presidente Johnson como el premier
británico, Wilson, era atacado con virulencia por muchos británicos,
incluyendo un número significativo de los parlamentarios laboristas
de su partido. Acusaban a Wilson de ser un mero satélite de los
estadounidenses, y de suscribir ciega y completamente las políticas
de Washington sin consultarlas previamente.
Desde entonces, y muy en
especial desde la estrecha alianza forjada por Margaret Thatcher y
Ronald Reagan, los británicos se han plegado a los deseos de
Washington, participando en todas las intervenciones o invasiones
decididas en Washington. Hasta ahora.
Me resisto a utilizar el
adjetivo "histórico" con ligereza sin comprobar las
consecuencias de un acontecimiento, pero de momento ya podemos
resaltar el nuevo carácter de Gran Bretaña, algo menos yanqui e
imperialista y un poco más europea y comedida en su política
exterior. Por supuesto la "relación especial" entre Washington y
Londres se verá perjudicada, pero se fortalece la democracia con el
nuevo papel protagonista del Parlamento. Es cierto que el Primer
Ministro británico no necesita la aprobación de la Cámara de los
Comunes para ir a la guerra, pero desde que Tony Blair estableció el
precedente sometiéndose de manera voluntaria a ese requisito para
invadir Irak el Parlamento en Londres ha ganado terreno en su
capacidad de decidir esos asuntos. Cosas de una constitución no
escrita. Ahora el Legislativo se reafirma y veta una decisión del
Ejecutivo, y Cameron se ha comprometido a respetar ese veto viéndose
tan debilitado políticamente como reforzado ha salido el líder
laborista de la oposición, Miliband.
Tal vez ahora comprendan en
Londres que la tan cacareada "relación especial" trufada de
privilegios no es la trasatlántica, sino la de los Estados Unidos
con Israel.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
23391 | kroker - 02/09/2013 @ 09:56:32 (GMT+1)
Es que cuando no se puede no se puede. Solo las mujeres son capaces de hacer varias cosas a la vez y no equivocarse. Eso me pasa por poner dos ideas para una vez desarrolladas engancharlas y después "se te va el baifo" como decimos por aquí. En fin.
La idea inicial que pretendía exponer, es que la política y los intereses angloamericanos han marcado la agenda internacional desde el siglo XIX. Si no hay pretexto para una intervención militar se busca, ejemplos abundantes hay: La Guerra de Cuba y la voladura del Maine, la Guerra del Opio de los británicos en China o más recientemente Irak. Si hay que incumplir los Tratados Internacionales, se hace, siempre habrá un pretexto en la doble moral anglosajona para no cumplirlos y además justificar por qué no se hace. A la vez, la potente maquinaria de intoxicación internacional ha funcionado a la perfección, convenciendo o comprando voluntades. Nada nuevo.
Que ahora el Parlamento Británico se desmarque de la intervención en Siria, no pasa de ser una mera anécdota. Es la rebelión de los ratones contra el gato. Podrían justificar lo una cosa y su contraria, y no pestañear.
¿Y qué tiene que ver esto con Gibraltar?. Pues simplemente que es el producto de esa política; en el fondo, Gran Bretaña no pasa de ser un protectorado de hecho de los EE.UU. Los británicos, sea por prestigio internacional de demostración de fuerza (somos capaces de mantener una colonia dentro de la UE, y no pasa nada), sea por consumo interno (la peña sigue pensando que somos una gran potencia); siguen manteniendo esa aberración en pleno siglo XXI, y aquí no ha pasado nada.
23387 | B T-M - 02/09/2013 @ 00:08:38 (GMT+1)
Muchas gracias por su comentario señor Kroker. Debieron de funcionar aquellos cursos de telepatía que hice a distancia, porque no recuerdo haber escrito nada en español sobre Gibraltar (aún) ni tampoco en estas páginas. Incluso así me alegro de ese disenso que parece percibir en mi mente. Eso siempre anima el debate, así que le dejo un viejo y sabio proverbio inglés. "Good fences make good neighbors"; es decir, las mejores verjas son las que hacen mejores vecinos. Un abrazo.
23386 | kroker - 01/09/2013 @ 23:24:36 (GMT+1)
Yo disiento de todos en esto de Gibraltar. Lo mejor es cerrar la verja (no lo olvidemos, puesta por los británicos), y ahí no pasa ni una mosca por los siglos de los siglos amén. Lo único que hay que negociar es la fecha de la entrega a España de esa colonia, así como suena COLONIA, en pleno siglo XXI. Es decir, todos los Tratados, Acuerdos, y demás palafernia legal internacional condenando el colonialismo, se lo han pasado por el arco. Lo demás son ganas de enredar y dejarse enredar. España debe retirarse de cualquier organización que admita Gibraltar como estado. La UEFA lo ha hecho, habrá "huevos" o "trillos" para ponerlos en su sitio. Es que somos unos calzonazos.
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