viernes 30 de agosto de 2013, 15:31h
Salvador
Pániker, ese sabio del que alguien dijo que una día se levantaba
catalán y otro indio, describió en alguna de sus magnificas obras
cuyo título siento no recordar ahora (todos sus libros son de muy
recomendable lectura), una muy interesante teoría sobre el arte, y
casi la necesidad, de vivir "como si".
Pues
en esas estamos cada vez más en esta España rancia y mentirosa que
se hace trampas en todos los solitarios y en la que cada vez da más
tristeza vivir, pertenecer a ella de alguna forma, tomar parte en su
deplorable cotidianeidad. Advertirá el lector que hoy no he empezado
el día con un exceso de optimismo. Pero es que entre todos lo ponen
muy difícil. Tratan al ciudadano como con una reverencia exagerada
en las formas cuando lo utilizan como escudo de sus desmanes para
luego actuar de espaldas a él, al margen de él, sin importarles
nada ni la opinión pública, ni los daños colaterales, ni que les
repitamos una y otra vez que esto no puede seguir así y que ello son
el problema.
El
PP actúa como si la Justicia (que no lo olvidemos, no es el juez Ruz
sino todos nosotros) estuviera muy por debajo del poder del partido
y le envía unos ordenadores vacíos amparándose en una disculpa
infantil sobre la protección de datos que nadie cree.
La
UGT de Andalucía contesta a todos sus desmanes como si sus
innumerables fraudes puros y duros, casi rastreros por afectar a
quien afecta, fueran "errores" de contabilidad, pequeños lapsus
de un secretario o secretaria que se equivocó -pobre- al hacer
decenas de facturas hoy por hoy presuntamente falsas.
El
líder Llamazares sigue pensando y escribiendo como si el tiempo no
hubiera pasado y no para de atacar al "imperialismo" naturalmente
occidental mientras sus jóvenes cachorros felicitan precisamente por
esa lucha contra el imperialismo, al siniestro régimen de Corea del
Norte que acaba de fusilar a once seres humanos por pornógrafos y
posesión de Biblias.
El
SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) actúa como si la Ley no les
afectara -que parece que no mucho- y con Diego Cañamero al frente
atracan sin armas una gran superficie y se llevan por la cara diez
carros con material escolar para repartirlo entre los más
necesitados. No ha habido detenciones y lo que ya asusta un poco es
que el
secretario general del SAT ha "negociado" con el gerente del
hipermercado una posible donación de este material -ya robado-
para evitar así que interpongan una denuncia en su contra.
¿Recuerdan la película "Uno de los nuestros" o "El padrino?;
también allí los comercios colaboraban con muchas "donaciones".
Y todo así.
La
lista sería interminable porque hemos hecho una sociedad en la que
demasiados grupos, demasiada gente se cobija bajo unas siglas y se
sienten intocables. El gran problema es que no sólo se sientan
"casta" sino que realmente terminen siéndolo y la Justicia se
ahogue para ellos entre legalismos, prescripciones y agradecimientos.
@andresaberas