Arbitrariedad y competencia en la Universidad
martes 27 de agosto de 2013, 15:10h
Partidos y
organizaciones educativas preparar su ofensiva contra la LOMCE del
ministro Wert
que se aprobará sin mayores problemas en el Parlamento, pero que no
será la ley de consenso que necesita la educación española y que
corre un serio riesgo de ser derogada si el PP no vuelve a lograr
mayoría absoluta en las siguientes elecciones. Y hoy por hoy, qué
quieren que les diga... Por encima de lo que significa para el PP,
que les preocupa a ellos, tendría como consecuencia otra
contrarreforma que vuelva a poner patas arriba la educación
española. Siempre pagan los mismos.
Entre tanto, se
conocen datos que hablan de la arbitrariedad con que funcionan las
Universidades españolas. Soy partidario de que sean realmente
competitivas, especialmente en la calidad de sus programas y de sus
profesores. Lo cierto es que sólo parece que lo son en precios, pero
éstos se fijan no por criterios de calidad, de demanda o de coste
real de la enseñanza sino por razones políticas, presupuestarias y
hasta ideológicas. No hay, además, ningún estudio analítico que
aclare el coste de cada grado académico o del profesorado y, así,
el Ministerio, las comunidades autónomas y cada Universidad manejan
los datos que les vienen en gana y sacan las conclusiones que les
interesan. (Para que nadie se equivoque, aunque han subido las tasas,
en algunos casos hasta un 60 por ciento, los universitarios sólo
pagan entre un 15 y un 25 por ciento del coste real de la enseñanza
que reciben. El resto lo financiamos todos los ciudadanos).
Los datos son
muy llamativos. En Cataluña, una de las autonomías, junto con
Madrid, donde más han subido las tasas universitarias, los alumnos
pagan en función de su renta familiar, lo que, pese a ser mucho más
justo, no sucede en las demás regiones. En otras, especialmente
Galicia y Asturias, las tasas no han subido nada estos dos años.
Estudiar Derecho en una Universidad pública gallega costará menos
de 600 euros y hacerlo en una de Madrid, tres veces más. Estudiar
Enfermería en Cataluña costará 2.371 euros -950 más que el
curso 2011-2012-, 750 en Andalucía, 800 en Galicia, y casi 2.000 en
Madrid. Esta comunidad, junto con la catalana, la valenciana y la de
Castilla y León son las más caras y Galicia, Cantabria y Andalucía
las más baratas.
¿Y cómo es
posible esto? No es por la calidad, desde luego, que no va ligada al
precio de las matrículas. Mientras nos elaboran uno a medida, los
rankings internacionales no sitúan a ninguna Universidad española
entre las 200 primeras del mundo. Así que aquí sólo juega la
política y, también, la demagogia. Alumnos cuyos padres no tienen
problemas económicos se benefician de tasas muy bajas que otros no
pueden pagar, mientras el número de becas disminuye o los recursos
públicos se aplican a otras cosas. Parece como si nos preocupara más
el número de universitarios que la equidad real y la calidad de la
enseñanza que reciben.