martes 27 de agosto de 2013, 15:05h
El
club Barcelona aporta grandes jugadores -sean o no catalanes, el
fichaje los catalaniza- y se comprende que los "culés" se
sientan orgullosos de su imprescindible aportación a la selección
campeona del mundo. Los amantes de lo épico creen que los sitios de
Gerona o el redoble del tambor del Bruch fueron los episodios más
heroicos de la Guerra de la Independencia (de España, por supuesto).
En la próxima Diada conmemoran los independentistas (de Cataluña,
esta vez) la lucha en favor de la Casa de Austria frente a los
Borbones, lo que parece significar nostalgias de la dinastía en cuyo
imperio no se ponía el sol. También parece cierto que el Borbón
Carlos III se apropió de los colores rojo y amarillo de Cataluña
para inventarse la bandera que España no tenía. Quizá por ello,
los estetas de la II República, decidieron mancharla para
castellanizarla con su sombría franja violácea, al igual que los
independentistas catalanes de hoy ensucian la Senyera con su ridículo
triángulo azul. Pero, en general, todo respira en Cataluña aires de
grandeza hispánica a la que le queda estrecha la ropa pueblerina de
una identidad regional.
Para
mejorar el cuadro de los disimulados sentimientos ibéricos del
independentismo (catalán, esta vez) ha aparecido por allí un
presunto renovador de la historia, llamado Bilbeny, que dice haber
descubierto que eran catalanes Colón y Cervantes. No importa que
Colón tomase posesión de las tierras de ultramar con el pendón de
los Reyes Católicos ni que Don Quijote fuese manchego de nacimiento.
La gloria del Descubrimiento y la cumbre de la literatura española
son, según el tal Bilbeny, aportaciones tan de Cataluña a la "Marca
España" como Andrés Iniesta. La propia seña publicitaria de
"Marca España" no es sino un plagio de la medieval Marca
Hispánica por la que se conocía a Cataluña.
Queda
claro, por todo ello, que un independentista catalán puede sentirse
a la vez patrocinador de la selección española de fútbol, paisano
del provocador de la mayor expansión lingüística al otro lado del
Atlántico y, también, del creador de Don Quijote, que no se sabe
porque tuvo la mala ocurrencia de avecindarlo en un lugar de La
Mancha, de cuyo nombre no quiso acordarse, en vez de en un lugar del
Ampurdán. Si a ello añadimos la nostalgia de la dinastía imperial,
las gestas de la independencia (de España, esta vez) y los colores
de la bandera nacional, no quedan dudas de que el presunto
independentismo catalán no es sino un disimulado sentimiento de
españolismo frustrado.
Quizá
sería necesario trasladar allí los restos discutidos de Colón y
los menos discutidos de Cervantes, como se hizo con el glorioso
General Prim, jefe del gobierno de España, que sí era catalán y
español de verdad, tal y como lo inmortalizó el pintor catalán
Fortuny con la bandera en la mano. Es una pena que un pintor tan
catalanizado, aunque fuese malagueño, como Picasso, tuviese una
extraña afición a la tauromaquia y pintase un Guernika en vez de un
sitio de Girona, porque puestos a pintar a gusto del consumidor, la
secta independentista puede lograr la cuadratura del círculo, como
lo es ser más españoles que nadie pero a la contra.
No
parece que esa identidad de españoles a la contra, factura Artur
Mas, merezca que el resto de ciudadanos de Cataluña, no intoxicados
con estas fantasías históricas, sean los que paguen la factura
correspondiente y festejen a los que celebran la Diada cogidos de la
mano con Colón, Don Quijote, el Archiduque Carlos de Austria, el
General Prim, Francesc Cambó, Andrés Iniesta y el tambor del Bruch.
La imagen de Cataluña no merece una fila de curritos callejeros
intentando separar un glorioso cuartel de nuestra historia. Entre
Cataluña y el resto de España no existe otra frontera que la
imaginada por una cadena de mindundis.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
23317 | Pikertom - 28/08/2013 @ 14:03:31 (GMT+1)
Querido Sr. Elorriaga, desde luego pertenecer a la secta ultranacionalista catalana es malo para la salud mental, no creo que todos los catalanes nacionalistas sean ultras, nacionalistas a secas, que no es nada malo. Todas las sectas ultra nacionalistas, vengan de donde vengan, son malas, incluso los ultra nacionalistas españoles que, por lo que se ve a tenor de lo por escrito en su artículo, usted pertenece.
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