martes 27 de agosto de 2013, 08:43h
El 3 de febrero de 1982 vio como su papá arrasaba la ciudad de Hama dejando 40.000 cadáveres de una sola sentada. Treinta y un años después exactamente el hijo ordenó la masacre de Homs y acabó con 21.000 seres humanos. Papá se fue al infierno con la nada despreciable cifra de más de 150.000 asesinados durante su régimen. El hijito, médico por más señas, lleva ya casi 120.000; claro que el chaval solo tiene 47 años y su papi murió con 70. Aún tiene tiempo.
Hace más de dos años que estamos viendo como Basher Al-Assad está masacrando y exterminando a cuanto opositor se le muestra. Cuando lo de Homs, la Comunidad Internacional se declaró "impactada" (sic) y mandaron a Koffi Annan, el más capaz que encontraron, que presentó un plan de paz que todos dimos por fallido antes habérselo de presentado a Al-Assad.
Ahora dizque ha gaseado a unas 1.500 personas y la Comunidad Internacional está "valorando" (sic) intervenir militarmente. Los 118.500 muertos anteriores, asesinados en el plazo de 30 meses, no valieron tanto y eso solamente porque estos, privilegiados, fueron víctimas de "armas químicas" y los primeros solo de "armas tradicionales". No es que nos hayamos vuelto locos, es que nos hemos vuelto gilipollas: no se trata del adjetivo, no se trata de cómo matan. De lo que se trata es de que matan. Contra lo que hemos de movilizarnos es contra las armas, no contra sus adjetivos.
Hace pocas semanas, una revuelta a la que se sumaron los militares derrocó en Egipto al gobierno electo democráticamente meses antes y tras la caída del Rais Mubarak. La Comunidad Internacional dijo que no estaba claro que se tratara de un golpe de estado. Y es que nos interesaba que no continuara un presidente electo que estaba mostrando una fuerte tendencia islamista y convirtiendo Egipto en un segundo Irán. Por otra parte, Israel quedaría sitiada por Siria tras los Altos del Golán y Líbano por el norte; por el este, conteniendo a Arabia Saudí, Jordania: ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor. Por el occidente, finalmente, solo les/nos faltaba un Egipto de islamismo intransigente.
Tenemos unos principios sobre los que basamos nuestras decisiones políticas y sociales. Creemos en la justicia, la paz y la democracia. Por más que nos repugnen los cambios legislativos y normativos de Egipto, lo que allí acaba de ocurrir se llama golpe de estado y contraría nuestro valor social primero: la democracia. Los intereses en Siria son más complejos, pero podemos tirar de dos hilos, el gas y el petróleo por un lado y el islamismo por otro. Si cae Al-Assad, lo más probable es que Siria acabe siendo otra república islámica controlando la totalidad de los yacimientos. Y si se defiende la legitimidad del depuesto Mursi, lo probable es que Egipto acabe en república islámica.
El 80% de las reservas petrolíferas mundiales se concentran en Iraq, Irán, Siria, Arabia Saudí y desde el Cuerno de África hasta Egipto. Todo suma en el precio de nuestra conciencia.Tenemos unos principios y solo su cumplimiento cuando las circunstancias son adversas los hace válidos. Acomodarlos a las circunstancia los anula y nos lleva a creernos buenos cuando solo somos mezquinos. Callar frente a un golpe de estado es incompatible con ser demócrata; no haber evitado 120.000 muertos pudiendo es incompatible con ser justo.
Conozco las bases de la realpolitik desde Bismarck y Metternich. Lo que no sé es cuándo renunciamos a lo que nos hace humanos: ser cada vez mejores. Lo que estamos sufriendo no tiene que ver con la duración de los contratos laborales o los recursos de sanidad y educación; lo que está cambiando no tiene que ver con Bárcenas, Correa, los ERE, el marisco de UGT o la remodelación del Palau. No tiene que ver con Al-Assad ni con Mursi. Lo que está cambiando tiene que ver con los principios que inspiraron lo que somos: hoy desvirtuados hasta matarlos colectivamente. Ahora vienen otros con principios renovados, iguales que los antiguos pero diferentes a los falsos en que los hemos convertido. Ahora vienen otros con sus principios, nuevos, que como los nuestros antaño, hoy caducos, se basan en lo que importa: la Justicia, valor supremo.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (8)
23319 | Kroker - 28/08/2013 @ 17:00:12 (GMT+1)
Como diría Marx: "Estos son mis principios, sino le gustan tengo otros".
La nulidad de pleno derecho es algo inventado en derecho hace tiempo. Se tiene porque nunca ha existido, y por ejemplo Maduro, su presidencia es nula de pleno derecho.
1ºNo ganó las elecciones.
2º Vulneró la propia Constitución al convertirse en Presidente interino.
3º No es venezolano de nacimiento.
23318 | pascuamejia - 28/08/2013 @ 15:59:45 (GMT+1)
Siempre hay matices entre bvlanco, negro y colorinchis. El problema que se deriva es, sin embargo, de difícil solución: qué hacemos? Ni Mursi, ni Maduro, ni Chávez ni seguramente Rajoy han llegado a sus poltronas honradamente, de manera inmaculada. Unos por pucherazo, otros por censos amañados y otro por doping en excelente metáfora de Cayo Lara. ¿Qué hacemos? ¿Los echamos? ¿Con qué legitimidad? Creo que lo único que podemos es ceñirnos firmemente a los principios y defenderlos a ultranza. Es complicado, sí, sobre todo cuando dos repúblicas islámicas en medio del bollo mundial están a punto de aparecer y descuajeringar aún más el mapa. qué diría mafalda/quino?
23314 | pascuamejia - 28/08/2013 @ 10:05:29 (GMT+1)
Sí, de eso hablo o lo intento: espero que lo que viene sea mejor. La etapa del cinismo que dura desde 1945 puede que esté llegando a su final. un saludo
23313 | pascxuamejia - 28/08/2013 @ 10:03:19 (GMT+1)
Percibo la ironía pesimista de tus palabras, pero si renunciamos a hacer las cosas mal solo podemos hacerlas mal. Si dejamos abierta la otra puerta puede que un día alguien decida hacerlas bien. Gracias por leer y comentar
23311 | kroker - 28/08/2013 @ 00:55:32 (GMT+1)
Una de las pocas cosas que he aprendido con los años, es que nada es totalmente negro o totalmente blanco, de hecho, creo que esos extremos son totalmente inexistentes. La legitimación que dan las urnas, nunca puede acarrear acabar con el sistema desde dentro, puesto que salvo que eso forme parte del programa electoral, sería totalmente ilegítimo. Por mucho que Mursi haya ganado las elecciones, que se sepa no había un mandato para convertir a Egipto en un estado teocrático, más bien planteó todo lo contrario. Ejemplos de gobernantes que ganando unas elecciones, se han creído que tenían un cheque en blanco para sus propósitos, hay en la historia ejemplos más que abundantes. Chávez acabó con la Cuarta República cambiando las reglas del juego a su antojo, y cuando ya se les acabó el engaño, han tenido que recurrir al amaño para continuar en el poder. ¿Puede decir alguien que por ejemplo Maduro está legitimado para gobernar, sabiendo como sabe todo el mundo que las elecciones fueron un pufo?. ¿Es condenable un golpe de estado contra este individuo?. No creo que ningún país esté ahora mismo en posición de dar lecciones a nadie, ni EE.UU., y mucho menos Reino Unido, cuyo descaro político es ya histórico. Qué decir de la UE y su No-política, en que solo priman los lobbies y grupos de presión.
Ahora se intenta arreglar lo de Siria, a sabiendas desde el principio que salvo eliminación de Assad, eso no tendría remedio. Se ha preferido la autodestrucción de un estado, para mayor seguridad de Israel, y ahora que ya está en la ruina y los opositores radicalizados, es cuando se plantea arreglarlo. Me parece que la palabra hipocresía le viene corta. Siria no tiene riquezas dignas de mención, salvo que es territorio de paso para la salida de hidrocarburos, por eso no ha habido excesivo interés por británicos y americanos en arreglar el asunto, en fin, no había dinero en juego que es por lo único que se mueven.
23304 | Charly AGONÍAS - 27/08/2013 @ 18:42:11 (GMT+1)
¿Landaburu, de verdad cree lo que dice?
O se trata nada más que enardecer los ánimos.
23301 | Angel - 27/08/2013 @ 15:54:01 (GMT+1)
Estimado Manuel, la sociedad es un espejo, complejo eso si, de la naturaleza humana con sus virtudes y defectos. Con la gran crisis de valores que actualmente tenemos, las sociedades basicamente practican el cinismo, la hipocresia y el egoismo para asegurarse su porcion de los limitados recursos naturales, caiga quien caiga. Esto no cambiara hasta que seamos conscientes de nuestro lugar dentro de la naturaleza, hasta que seamos completamente responsables de nuestros actos y entendamos que el mal del projimo es tambien nuestro mal. Hasta entonces no habra una sinergia que forme una verdadera comunidad internacional. Me temo que esto solo ocurrira o bien a traves de una educacion independiente a largo plazo o, a las malas, a traves de una catastrofe mundial como una guerra o fenomeno natural extremo. Esperemos que los movimientos de conciencia ciudadana ahora incipientes se extiendan rapidamente antes de que sea tarde. Un abrazo.
23298 | landaburu - 27/08/2013 @ 15:24:25 (GMT+1)
no sea ingenuo, don Manuel, a nadie interesa ahora mirarse en el espejo de los principios y la conciencia. Ahora de lo que se trata es de que no se nos chamusque la boina y si hay que matar niños, gasear ancianos o apoyar regímenes golpistas pues se hace y ya está que para eso hay intermediarios, bárcenas, señores de la guerra, banqueros y políticos dispuestos a bdarnos cumplidas explicaciones para defender una cosa y su contraria sin que se caigan los palos del sombrajo de nadie.
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