lunes 26 de agosto de 2013, 11:02h
Todos aquellos más o menos bien informados cuyo augurio solicito creen que esta vez sí, que esta vez darán a Madrid esos Juegos Olímpicos que tanto anhelan los gestores oficiales, y que con tanto agrado, por lo demás, recibiríamos muchos. ¿Todos? La verdad es, desde luego, que estos JJ.OO de 2020 no son solamente para Madrid, sino para toda España. ¿Toda? También cabe preguntárselo. Pues eso: que lo que nos falta es el orgullo colectivo como país y la sensación de que esta es una sola nación, un Estado. Lamentable sería, desde luego, que solamente una parte de esta vieja piel de toro celebrase un acontecimiento deportivo que me parece que traería muchos más beneficios que desventajas. Como lamentable sería que un equipo gobernante se apropiara del éxito de las gestiones que nos den la victoria en la recta final, en estos últimos cien metros lisos frente a Tokio y Estambul.
Lo digo aún conmocionado por algunos pasajes veraniegos que he palpado y otros que me han narrado: es demasiado frecuente la anécdota de los jóvenes turistas catalanes -el que yo digo llevaba una 'bandera estelada' en la mochila-que, preguntados por su nacionalidad, responden "catalán". "Es decir, español", respondió, con amabilidad, nuestra anfitriona francesa en un paraje idílico, pero apartado, de la Bretaña francesa. "No. Soy catalán; español, no", respondió, tajante, el joven, que, por lo demás, hablaba un español muy fluido y correcto con su novia, al parecer 'charnega'. Me han trasladado experiencias parecidas amigos que han viajado a muchas partes del mundo: turistas catalanes incluso, muchas veces, rehuyen hablar con otros 'compatriotas' españoles. Y hace apenas unas horas viví en San Sebastián la experiencia de escuchar, en un bar del barrio viejo, a un cliente que decía al camarero no comprender el español, porque 'solamente hablo euskera'.
Digo todo esto cuando, dentro de unas horas, el Govern catalán se reúne para preparar algunos detalles de la Diada del próximo día 11, que se pretende que derive en una manifestación independentista de la que salga, inevitablemente, la convocatoria de la consulta soberanista. Y eso, la manifestación, ocurrirá apenas cuatro días después de que en Buenos Aires hayan confirmado a España, perdón, a Madrid, que nos han concedido -o no-la celebración de las Olimpiadas de 2020, un gran honor que debería servir para que esa cada día más leve sensación de que este es un gran país renazca algo
Convencido de que lo de Artur Mas es de aurora boreal, seguro de que algún día descubriremos cuentas de la Generalitat que nos dejarán boquiabiertos y suponiendo que, algún día, una mayoría de catalanes percibirá la gran superchería de que están siendo objeto a cuenta de las soflamas independentistas, tengo al tiempo que lamentar que se haya dejado pasar un año, desde la Diada'2012, sin hacer nada. Ni desde el Gobierno central, ni desde las instituciones, ni, quizá, nosotros mismos, los comunicadores, ni nadie. Nada para salvar el abismo, nada para acercar posiciones negociando -aquí nunca se negocia: las cosas se imponen por el artículo treinta y tres o se cede todo con un mero encogimiento de hombros: no me extraña esa sensación de estar viviendo, con todas las diferencias que usted quiera, una nueva edición de 1898--.
Se ha hecho tal dejación del papel del Estado que cualquier joven que pasea la estelada por esos mundos de Dios puede decir con toda frescura que él no es español, sino catalán, y nadie se le ríe en las barbas. Mi única venganza ante el espectáculo es que la interlocutora bretona dio muestras inequívocas de no haber entendido nada. Más tarde, cuando, ya a solas, me comentó al respecto, le confesé que yo tampoco había entendido nada. Que llevo al menos un año -podría también decir, con Ortega, un siglo-sin entender nada. "Pero, en fin, parece que nos van a dar los Juegos Olímpicos", me consolé, sacando pecho. ¿A Madrid? No, a España. fjauregui@diariocritico.com
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
23292 | kroker - 26/08/2013 @ 23:55:48 (GMT+1)
Ciertamente José, lo de los JJ.OO, habría que hacérselo ver. Recortando los servicios públicos como se ha hecho, es un insulto a la inteligencia siquiera plantear este asunto.
23285 | Jose - 26/08/2013 @ 19:05:57 (GMT+1)
Esto es España, no Canadá. Aquí se vota por "testiculina", no por razonamiento. Si se hiciera algo así, hasta Andalucia se proclamaría independiente, al grito de "si los catalanes lo tienen, nosotros no vamos a ser menos".
En cuanto a los JJOO, sólo hay que ver cómo quedó Grecia tras ellos. De cada 100 euros invertidos, sólo recuperó 15. Da mucho trabajo y mucho prestigio hasta su celebración, pero luego deja muchas deudas. A la larga traen más problemas que beneficios y por eso cada vez se presentan menos candidaturas: antes había más de 10 y tenían que hacer preselecciones; en esta última vez han sido tres o cuatro. Y si algo le sobra a España son deudas.
23280 | kroker - 26/08/2013 @ 11:44:26 (GMT+1)
Sigo pensando que la mejor manera de poner las cosas en su sitio, ha sido el ejemplo canadiense, con su Ley de Claridad. Una norma que ha puesto a los ciudadanos francófonos de Quebec también en su sitio, "si ustedes quieren la independencia será con estas condiciones" viene a decir la ley en su espíritu. No se les niega el derecho que pueda tener un conjunto de ciudadanos a esa independencia, pero si hacerlo a costa del resto de la nación. Hasta ahora se ha hablado de un inexistente derecho de autodeterminación, que únicamente en el derecho internacional comparado, ha sido la norma la canadiense la primera en poner negro sobre blanco. Y no habla esta norma de derecho de autodeterminación concepto este reservado a determinados territorios, sino derecho de secesión (aunque creo que sin emplear el término exacto), puesto que lo planteado no es un derecho a decidir, que ya se hace en cada elección, sino el derecho a separarse, que otra cosa totalmente distinta.
Desactivado el victimismo catalán y vasco, que sean ellos los que decidan si quieren quedarse o no, y así, ya no tendrán más armas para chantajear al resto de la nación española, que está más que harta de estas gentes. Bastantes problemas tenemos ya, como para encima tener que estar tapando bocas que solo saben pedir. De todas maneras, a mi me pone más que se consultara a todos los españoles, por aquello del derecho a dar la patada en el culo los ciudadanos de un determinado territorio, ... y ahora te largas.
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