Balance de un verano llanito
domingo 25 de agosto de 2013, 14:50h
Bueno, todo se acaba y el mes de agosto está dando sus últimas boqueadas
dejando en el alero asuntos pendientes como el conflicto con Gibraltar
que vuelve a repetirse por enésima vez con las clásicas posturas
enfrentadas de aquellos que abogan por un diálogo sin condiciones y los
que proponen invadir el Peñón enfrentándonos a la Roya Navy. Ni una cosa
ni la otra. Hay que ser realistas y poner a cada uno en su sitio. Y al
"outsider" de Picardo hay que atarlo en corto para que deje de
dar por culo a unos y a otros. Pero, claro, quienes primero tienen que
cantarle las cuarenta al efusivo ministro principal, amén del Foreign
Office británico, son los propios gibraltareños que van a ser los
principales perjudicados en este conflicto. Porque, al fin y al cabo,
los pescadores de la zona van a ser compensados de una u otra forma y
buscarán nuevos caladeros en los que trabajar, pero si el Gobierno de
España sigue apretándole las tuercas a los controles fronterizos y a los
gibraltareños que viven en Sotograde, se les puede acabar un chollo que
es el que mantiene la vida económica y financiera de la Roca. Creo que
esta vez, por primera desde hace mucho tiempo, el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha
cogido el rábano por las hojas y ha sabido poner las cosas en su sitio.
Ya veremos si, al final, la Unión Europea, es capaz de servir para algo
que no sea recortar los sueldos de los trabajadores y para pedir
recortes. Y mucho me temo que no va a ser así. Vini, vidi, vinci, o lo
que es lo mismo, el vino, a veces es un vicio.
Dejando al margen
el conflicto gibraltareño, que ha ocupado las portadas de los diarios
como la clasica "serpiente de verano" y que nos ha servido a los
periodistas para llenar páginas y tertulias con debates que demostrado
en amplio conocimiento histórico que tenemos, hay que reconocer que este
ha sido un verano bastante "llanito", informativamente hablando. Los
plumillas nos hemos abastecido de los últimos estertotes de Caso
Bárcenas, de los flecos del Caso de los EREs fraudulentos y del trágico
accidente ferroviario de Santiago de Compostela. Un pobre balance si
echamos la vista atrás y contemplamos anteriores veranos en los que los
incendios forestales asolaban el territorio patrio llevándose por
delante miles de hectáreas de bosques y alguna que otra vida. Gracias a
Dios este verano, pese a los desastres habituales, no ha sido tan
temible como se esperaba. Al menos, de momento,
Pero no seamos
ingénuos. En poco más de diez días volverán las oscuras golondrinas a
posarse en las portadas de los informativos. Se reanudará el Caso
Bárcenas, El Mundo y El País volverán a publicar nuevos papeles, Alfredo Pérez Rubalcaba seguirá amenazando con una moción de censura a Rajoy
y los sindicatos UGT y CC.OO desempolvarán sus habituales banderitas y
pancartas para intentar desacreditar la campaña de desprestigio en la
que se han visto inmersos muchos de sus líderes en las últimas semanas.
Más de lo mismo, pero cargado de bombo porque no están las cosas como
para tomárselas en broma.
Con todo, va a ser de nuevo Andalucía
la comunidad que va a centrar el foco informativo en las primeras
semanas postvacacionales. La renuncia de Pepe Griñán y su dedazo a Susana Díaz
como heredera en los primeros días de septiembre. será sin duda el
centro de las tertulias de radios y televisiones. Un nuevo Gobierno
presidido por una nomenclator del aparato socialista y dominado por las
presiones de IULV-CA en la comunidad más importante de España es un
bocado muy apaetecible para cualquier tertuliano que se precie. Si a
ello unimos la vuelta de la juez Mercedes Alaya a su Juzgado y la
más que posible imputación del todavía presidente de la Junta, el
panorama político andaluz preseta rodas las trazas de ser el monotema
postveraniego.
Es una pena que, mientras tanto, mientras unos y
otros se tiran los trastos a la cabeza y los andaluces volvemos a ser el
hazmerreir del resto de la nación, aquí sigamos con una tasa de paro
por encima del treinta por ciento y con la peor renta per cápita. Quizás
hubiese sido necesario que Griñán, que nunca fue elegido por los
votantes y nunca se preocupò de ellos, hubiese tenido la vergüenza de
haber adelantado las elecciones pra que sus súbditos eligiesen a su
sucesor o sucesora. Es lo menos que se le puede pedir a un individuo a
quien lo único que le ha preocupado es reformar con sabia nueva pero muy
pbre el partido que le ha mantenido en el poder durante los últimos
treinta años. Pese a todo, seguiremos apoyándoles. Así nos va.