Una imagen que sustituye a mil palabras. O a una sola
sábado 24 de agosto de 2013, 21:07h
Naturalmente, y como estaba
previsto, la fotografía de Mariano Rajoy con la ministra Ana Pastor -casada con
quien ha acompañado al presidente estos días en sus paseos gallegos-y la 'plana
mayor' del PP gallego, comenzando por el presidente de la Xunta, Nuñez Feijoo,
ocupaba ayer muchos espacios en los medios de comunicación nacionales. Y, como
supongo que estaba igualmente previsto, los comentarios resaltaban el intento
del hombre que nos gobierna a los españoles de ofrecer una imagen de serenidad,
allí, en el sendero 'de agua y piedra' de Ribadumia, sofocando la ansiedad
política medioambiental con la calma que transmiten los verdes, y ahora
soleados, parajes norteños. Una imagen, la que se ofreció a los fotógrafos -y solamente
a los fotógrafos-que pretendía sustituir a mil palabras. O a una sola palabra,
porque son pocas las que, en público, han salido de la boca de Mariano Rajoy
desde que inauguró el mes de agosto con su ya legendaria -y lejana-comparecencia
parlamentaria para hablar del 'caso Bárcenas': apenas, tras la reunión en
Marivent con el Rey, para hablar de mano dura en Gibraltar, algo que se ha
mantenido, aunque ahora llegue la hora de la negociación.
Por lo demás, calma chicha,
parece. Claro que la procesión va por dentro.
Supongo que el discreto y
siempre amable José Benito Suárez, que ha sido el paisano pontevedrés, y marido
de la 'ministra estrella' Pastor -su actuación tras el accidente ferroviario de
Santiago la ha reforzado sin duda--, que ha acompañado habitualmente a Rajoy en
sus trotes montañeros, será ahora una de las personas mejor informadas sobre lo
que planea hacer el presidente en esta hora del regreso, la 'rentrèe' política,
que es el término que antes se empleaba para referirse al regreso de los
ministros y de la oposición al tajo tras las vacaciones de agosto. O puede que
ni siquiera el compañero de excursiones tenga mucha idea de lo que anida en la
cabeza presidencial, porque ya se sabe que el gallego Rajoy, el hombre con
mayor poder potencial del país, es persona más bien reservada. Desde luego, me
consta que la mayor parte de sus ministros no tiene ni noción de lo que va a
ocurrir ahora, y puede que apenas la secretaria general del PP, María Dolores
de Cospedal, cuente con una aproximación de lo que va a ser el futuro oficial,
tras un mes en el que le ha tocado un cierto protagonismo tras sus
controvertidas, y no matizadas, declaraciones al juez Ruz, asegurando que fue
Rajoy quien pactó el benévolo trato al ex tesorero, filtrador y hoy recluso
Luis Bárcenas.
Por lo poco que uno, con las
limitaciones agregadas de ser periodista, que es colectivo poco grato a Rajoy,
ha ido sabiendo, mi impresión personal es que el presidente va a intentar
dilatar al máximo cualquier cambio, bien en el Gobierno -cuánto silencio
ministerial en este respiro agosteño--, bien en el propio partido, que ha sido
un cúmulo de agitaciones internas estivales. La fotografía gallega de la 'calma
chicha' parece un mensaje a la opinión pública: la economía mejora, el 'caso
Bárcenas' se desactiva algo, parece -parece--, hay mucho trabajo por delante, a
Madrid le van a dar los Juegos Olímpicos, estamos ofreciendo una sensación de
firmeza frente a la pérfida Albión en el asunto de Gibraltar...¿Para qué agitar
ahora el panorama cortando cabezas que sí, que habrá que cortar en su momento,
pero sin precipitaciones?¿Que ahora, con la 'rentrèe' , vuelven los problemas,
la crisis institucional que dicen que afecta a la Corona -que esa ha sido otra
serpiente de verano en toda regla, la de las presuntas malas relaciones entre
los Príncipes--, que vuelve Artur Mas con su murga de cara a la Diada'? Pues
paciencia, y cada cosa a su tiempo. El Rajoy de la fotografía convocada, con la
'plana mayor' de los 'populares' gallegos, es el Rajoy más típico, el más
genuino: ¿para qué mover ficha si, con ello, tampoco sabemos si vamos a ganar
la partida? Eppur si muove. Y, sin embargo, aunque la doctrina oficial sea el
inmovilismo, la cosa se mueve. Menuda movida viene, sí.