miércoles 21 de agosto de 2013, 08:44h
Muchas divergencias
que hoy nos demedian como sociedad vienen de una pelea entre primos por culpa de las herencias
de sus progenitores. Lo más curioso es que haya tantas personas que asuman como
agravio propio, familiar y personal las decisiones de quienes se repartieron legados
de injusticia y opresión 300 años atrás.
Carlos II, resultado de la endogamia de los Austrias, no
tenía sucesor y los reyes de Inglaterra y Francia, el Papa y el emperador de
Austria tenían mucho que decir acerca del futuro rey de España. Luis XIV,
el rey Sol, quería que la corona española fuera borbónica, Ana de Inglaterra
que el lucrativo mercado de las Indias no fuera solo español y que Francia y
España quedaran eternamente separadas. El emperador quería el imperio Habsburgo
reunificado y el Papa mejorar sus posiciones con independencia de quién fuera
rey. Finalmente y tras varios sobornos y algún asesinato Carlos II testa en
favor de Felipe D'Anjou.
Tras las muertes del Delfín
de Francia y su hijo, D'Anjou tiene vía libre también al trono de Francia y
Luis XIV, con la aquiescencia de Ana de Austria, le ofrece Francia, Nápoles y
Sicilia a cambio de España.
Pero Felipe dijo que
el imperio español, oro bruñido, molaba más aunque estuviera en decadencia
desde Felipe IV. Ana se coge un rebote del quince, el Sol relumbra en
vano y el emperador ve desvanecerse sus expectativas de unificar el imperio de Carlos
I de España y V de Alemania en su patrocinado el Archiduque Carlos.
La ayuda de la viuda de Carlos II, la fascinante Mariana de Neoburgo,
apoyando al archiduque y sumando la ayuda de los catalanes, proclives a los
Austria, no iba a ser suficiente.
Por su parte, Ana había
prometido apoyo oficial a la causa catalana en defensa de sus leyes que iban a
ser abolidas por la Nueva Planta de Felipe igual que se abolieran las del reino
de Valencia. El jefe de delegación, el buen y astuto Dalmases, flipó en
colorines cuando la reina le dijo que ya no podía apoyarles porque el D'Anjou
dejó bien claro que la Nueva Planta debía respetarse y que ni los catalanes ni
ningún otro territorio en las Españas gozaría de mayores privilegios que los
que tenían sus "leales castellanos". (Utrecht, art. XIII).
El Papa da a entender
que apoyaría a Felipe para rey español y se reúnen todos como buenos cuñados a
ver qué se puede hacer. Después de tres años de repartirse el orbe conocido y
sus mercados, incluidos los espirituales, la cosa queda más o menos así: Felipe
renuncia a Francia por sí y por todos sus descendientes, Inglaterra compra
barata Canadá a los franceses y España le cede "con entero derecho y para
siempre, sin excepción ni impedimento alguno" (Arts. X y XI) Gibraltar y
Menorca y, tachín, tachín, añade la cesión en monopolio del Asiento de Negros
(art. XII), o sea, del mercado de esclavos, y de los derechos navales para realizar
su comercio asqueroso.
El estúpido capítulo de
Yibrartáspañós 2013 resulta cutre. Y tal es ya marchamo de un gobierno que cuanta
decisión toma atufa cutrez. Comprendo que los
llanitos quieran mantener su statu quo, pero eso no significa que puedan
expandirse artificialmente a través del estrecho, bunkerizar la zona para
hacerse con el ducto europeo del petróleo norte africano o destrozar una duna
para fabricarse un playón; todo ello con el beneficio y connivencia de empresas
españolas. De ahí al tango que están bailando Margallo y Picardo hay
un trecho.
La legislación internacional
es suficiente para establecer coto y término a los abusos de lado y lado: para
perseguir compañías off shore o encausar a la empresa española que les vende
arena de duna no hace falta tanto aspaviento.
Se acerca otra efeméride,
la Diada en que las tropas borbonas toman Cataluña e imponen la Nueva Planta de
Felipe D'Anjou. Cada 11 de septiembre los catalanes conmemoran aquella derrota,
los más de ellos con honor y sentimiento encomiables.
Lo más curioso es que
haya tantas personas que asuman como agravio propio, familiar y personal las
decisiones de quienes se repartieron legados de injusticia y opresión 300 años
atrás. La historia no pesa, creerse su deudor es trampa aleve.
@manuelpascua
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Últimos comentarios de los lectores (7)
23251 | Luis de Góngora - 22/08/2013 @ 16:07:56 (GMT+1)
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello. 5
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada 10
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
23250 | landaburu - 22/08/2013 @ 15:48:08 (GMT+1)
don Manuel me sigue gustando mucho más cuando explica el hoy desde la historia que cuando le da leña a Rajoy por mucho que se la merezca. Felicidades
23244 | LibertadUnico - 22/08/2013 @ 13:09:23 (GMT+1)
Gracias por tu documentado segundo intento.
Lo cierto es que me parece que se queda en un excelente intento.Tras sumergirme en la guerra de las Marianas y sobrevivir a los cuidados detalles expositivos y a la pléyade de circunstancias que manejas llego a la conclusión de que finalizas con una palabra clave "creo".
A la vista de ello me veo capaz de mantener mi "creo" en sentido contrario.
Para mi es muy importante el mantenimiento de los fueros vascos y navarros.
De todas formas tengo la impresión de que solo FelipeV nos podría aclarar si hubiera actuado de otra forma en caso de que Aragón, Valencia y Cataluña le hubieran sido fieles.
Y va a ser difícil que nos responda a nuestra pregunta.
Un cordial saludo
23236 | pascuamejia - 21/08/2013 @ 23:39:39 (GMT+1)
Segundo intento: el trienio 1693-96 marca lo que se llamó la Guerra de las Marianas, Mariana de Austria reina madre de Carlos II y Mariana de Neoburgo reina esposa de Carlos II. La segunda, una mujer autoritaria y decidida, apostaba por el archiduque Carlos y el regreso al Palatinado y al Imperio Habsburgo. Llegó a Castilla en 1690 y en menos de seis meses había sustituido los principales cargos, promovidos por su suegra, por gentes de su confianza.
La de Austria dominaba la corte y los mecanismos del estado. Inició una campaña de desprestigio feroz contra la de Neoburgo a la que ayudó el carácter seco y autoritario de la alemana que no cultivaba precisamente amigos.
Desde mediados los 80 Mariana madre estaba en conciliábulo con Luis XIV para que Felipe D'Anjou fuera sucesor de Carlos II. Felipe, segundogénito del Delfín de Francia, era sobrino nieto de Carlos II y, al no ser heredero al trono de Francia, cumplía con otro de los requisitos que interesaban a media Europa incluida España: que ambas coronas permanecieran separadas.
En 1690 llega Mariana nuera y se arma la zapatiesta. La preocupación europea por el sucesor de Carlos II se recrudece y se dibujan dos bandos. Nace en 1692 José Fernando de Baviera, bisnieto de Mariana de Austria y príncipe elector de Baviera.
La Neoburgo siguió con su proyecto Archiduque Carlos y la de Austria cambió de candidato, apoyó a José Fernando y consiguió para él todo el apoyo de la realeza europea. Su gran triunfo se produjo en 1697, tras su muerte, pues el Consejo de Estado prácticamente obliga a Carlos II a firmar el testamento que nombraba heredero al de Baviera.
En fin, la cosa es que el candidato muere en 1699 y se recrudece el patrocinio del Archiduque y el del D'Anjou. El Segundo Tratado de Partición (de Europa) pone de acuerdo a todos en el heredero (Archiduque) aunque no en el reparto: el emperador lo quiere todo, sin repartir con nadie.
Se vuelve a considerar a Felipe D'Anjou, educado en Versalles y con 15 años. De hecho, una reciente teoría histórica dice que el testamento que aparece en 1700 tras la muerte de Carlos II nombrándole heredero es falso.
Dicho todo esto, cuando Felipe llega al trono tiene 17 años y solo ha bebido de las fuentes absolutistas de la corte francesa, nada menos que del rey Sol y del Delfín, su padre. Para él no había más línea de trabajo que el estado centralizado. No creo que el apoyo catalán al archiduque fuera la causa de los DNP de Cataluña, en todo caso solo fue parte del encono.
P.S. La jura de 1701 en Barcelona fue el juramento de un adolescente al que le dijeron (L XIV) que jurara como requisito formal para acceder al trono. En realidad, fue mucho más determinante para su posición el Tratado de la Haya (Gran Alianza, fines 1701) que buscaba romper la unidad Francia-España en los Borbones y de ahí que los ejércitos austríacos entraran sin aviso en Italia y, posteriormente, mayo 1702, la Alianza declara la guerra a Francia y España y comienza la Guerra de Sucesión española. Todos en esta historia tenían intereses económicos y de poder territorial; toda esta peripecia no es más que la codicia y pelea de una familia por el reparto de sus herencias cruzadas. Creo que los Fueros no se hubieran respetado de ninguna manera salvo que hubiera ganado el Archiduque.
23231 | LibertadUnico - 21/08/2013 @ 17:10:20 (GMT+1)
Magnífica respuesta, pero que no responde totalmente a mi pregunta.
Cierto que en 1707 tras Almansa deroga los fueros valencianos y aragoneses y cierto que en 2015 cuatro años despues de la derrota de Barcelona deroga los catalanes.
En ambos casos hay una respuesta a la traición (para él) que supuso ponerse de lado de Carlos. Las provincias vascas y Navarras que lucharon con Felipe vieron mantenidos sus privilegios.
En 1701 parece que por recomendación de LuisXIV había jurado los fueros catalanes.
Se podría interpretar perfectamente que si el reino de Aragón y Cataluña no hubieran luchado contra él se hubieran mantenido los fueros.
23227 | pascuamejia - 21/08/2013 @ 15:02:07 (GMT+1)
A LIBERTAD UNICO
Carlos II dejó establecido en su testamento el mantenimiento de la Vieja Planta (la monarquía hispánica o católica) exigiendo al sucesor el juramento y compromiso con los fueros, tribunales y leyes de cada reino.
Cuando D'Anjou llega al trono en 1701 se encuentra con una nueva forma de entender la política (el absolutismo de Luis XIV), una vía castellana que amparaba centralizar el poder (Conde Duque de Olivares, Multa regna, sed una lex, «Muchos reinos, pero una ley») y apoyos internacionales a sus planteamientos: Jean Michel Amelot, embajador de Francia que propone la abolición de los fueros e instituciones de la corona Aragón o el inglés Tobiah of Bourk (subordinado del duque de Berwick) o el Secretario de Estado francés Marqués de Torcy que aconsejaron abiertamente a Felipe V convertirse en Señor Absoluto de las Provincias españolas. En este sentido, fue determinante la victoria borbónica de ALMANSA en 1707 que supuso la derrota y fin de los fueros Aragoneses y valencianos.
El 22 de mayo de 1707, Melchor de Macanaz presenta un informe que retoma las ideas propuestas del Memorial Secreto del Conde-Duque de Olivares 75 años antes animando al rey a convertirse en amo y señor de España (no de las Españas). El 29 de Junio Felipe V promulga el Decreto de Nueva Planta.
No será hasta el 9 de octubre de 1715 (4 años después de la primera Diada) que se dictó el D de Nueva Planta del Principado de Cataluña.
Así, pues, los planteamientos centralistas de Felipe V venían de antes de la toma de posición de Cataluña a favor del Archiduque primero porque eran las ideas que le enseñaron en Francia y que Luis XIV resumió en "L'etat c'est moi", segundo porque ya desde Olivares el planteamiento "una sola ley" era una opción y tercero por la presión internacional.
23226 | Libertad Unico - 21/08/2013 @ 15:01:19 (GMT+1)
¿Tienes información de que Felipe V quería imponer la Nueva Planta cuando juró las cortes CAT en 1701?
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