Aquellos trapos sucios del PP
lunes 12 de agosto de 2013, 16:19h
Cantaba Serrat:
"hoy puede ser un gran día, plantéatelo
así". Y no sé si la va a ser o no
-imagino que para unos sí y para otros no- pero desde luego la expectación
es máxima frente a la Audiencia Nacional. Y las cosas se complican para el PP
porque, como humildemente dijimos algunos hace mucho, sostener una versión de
las cosas que no es cierta, lo único que hace es complicarla más, agravar más
una herida que tratada como mandan los cánones de la ética desde el primer día,
hubiera sido, sin duda, menos traumática. Ignoro quién aconsejó en Génova a un
siempre indeciso y taimado Rajoy la política de sostenerla y no enmendarla,
pero quién fuera, se equivocó; como se equivocó el presidente del Gobierno
cuando tuvo que decidir entre los presuntos implicados y amigos del ex tesorero
y quien tenía claro en el PP que había que acabar de forma inmediata con el
"caso Bárcenas" para que no se convirtiera en el "caso PP".
La historia se ha
contado mil veces -con matices, claro- pero
el primer capítulo después de Gürtel se titulaba "De cómo había amasado
una fortuna semejante y la mantenía oculta fuera de España, un empleado de un
partido por muy alta nomina que tuviera". Del sueldo de Bárcenas, no podía
salir, tacita a tacita, aquella cantidad de millones. ¿Por qué no se hizo caso
entonces a los pocos que, desde dentro del partido, pedían un puñetazo sobre la
mesa y un "hasta aquí hemos llegado"? Pues me malicio que el pusilánime Rajoy
escuchó con más agrado los cantos de sirena de quienes habían acompañado a
Bárcenas en sus negras aventuras y se habían lucrado con sus chanchullos y
creyó que aquella bomba de relojería, como le decían, se iba a desintegrar poco
a poco. Y no sólo no fue así sino que -como también se le dijo- el "caso
Bárcenas" se convirtió en el "caso PP" formándose un río de aguas turbulentas
en el que conviven cuestiones éticas, jurídicas, presuntos delitos unos
prescritos y otros no, una hipocresía de tamaño natural y la oportunidad de
terminar con Rajoy quizás de forma inmediata porque a medio plazo Mariano Rajoy
ya no cuenta, no va a contar porque de tanto "manejar" los tiempos, se ha
terminado ahogando en su propia indecisión calculando el oxígeno que le
quedaba: le han pinchado la escafandra los amigos de Bárcenas, los que nunca
han dado la cara, y ha tenido que poner la otra mejilla quien menos se lo
merecía porque desde el principio se opuso a los manejos del ex tesorero. Pero
ya se sabe que donde hay presidente no manada secretario/a.
Lo que eran trapos
sucios del PP -cuando hablaba antes de hipocresía me refería a la financiación
de los partidos, sindicatos y patronales- han contaminado toda la colada y han
desteñido hasta la ropa blanca -que la había- en la sede de Génova. ¿Cómo salir
de esta? Habrá que esperar y saber lo que dicen unos y otros: que Arenas ha
sido el gran valedor de Bárcenas, lo sabe todo el mundo, como todo el mundo
sabe que Cospedal ha sido su peor enemiga. De Cascos, que lo controlaba todo,
se puede esperar cualquier cosa porque no sólo no está en el PP sino que ahora
está situado contra el que fuera su partido. Habrá que esperar y poner el cronómetro
en marcha para saber quién acaba primero, si Alaya, con los EREs de Andalucía,
o Ruz con lo que hoy nos ocupa y sus piezas separadas. Triste carrera para un
país con seis millones de parados.