Ley de Apoyo al Emprendedor
La financiación: caballo de batalla de la Ley de Emprendedores
lunes 12 de agosto de 2013, 11:13h
La aprobación definitiva de la Ley de Apoyo
al Emprendedor ha puesto sobre la mesa el caballo de batalla de los
jóvenes empresarios y de pequeñas y medianas empresas de nuestro país.
En efecto, la falta de concesión de créditos bancarios deriva en un
fuerte descenso en la creación de proyectos emprendedores, y ello, unido
a los impagos y demoras con los que nuevos empresarios y pymes tienen
que lidiar en el día a día, ha generado un clima de desconfianza e
inseguridad en el mundo empresarial. La Ley de Emprendedores llega con
la intención de impulsar este sector con medidas de apoyo a los jóvenes y
con un amplio capítulo dedicado a la financiación. Un tema que, tras la
aprobación definitiva del Texto, continúa arrojando luces y sombras.
Una de las novedades en este campo es la posibilidad de no pagar el IVA
por facturas que aún no han sido cobradas, una medida que afecta a pymes
con una facturación menor a 2 millones de euros. A priori, esta
decisión es fundamental para que pequeños empresarios adquieran
confianza y promuevan proyectos sin el lastre económico. Sin embargo, la
aparente reducción del riesgo con la absolución de pago no es tal, ya
que a final de año hay que pagarlo, se haya cobrado o no. Esta novedad
da una tregua a las pymes, pero la liquidez con la que cuenta el
empresario a lo largo del curso no deja de ser un espejismo dentro de la
difícil situación económica española. En cualquier caso, cargar con la
liquidez del IVA a la empresa y no a la Administración, continúa siendo
más de lo mismo.
Pero seamos realistas, la Administración Pública
tiene en estos momentos unas directrices que cumplir que no casan con
esa posibilidad. De hecho, las pymes rehúsan trabajar con la
Administración, porque ésta no cumple con los pagos acordados y sobre
todo, aprobados por ley, y en muchos casos, la empresa depende de ese
presupuesto. Es evidente que si queremos consolidar la red de pymes,
España tiene que apostar por inversores privados.
En este
sentido, la nueva Ley impulsa la inversión particular implantando
incentivos fiscales para ellos. Los business angels, que financian los
nuevos proyectos en sus fases iniciales, se verán favorecidos con esta
medida. Un hecho positivo si tenemos en cuenta que fomentará la creación
de empresas dentro del mercado nacional, pero que vuelve a sembrar
dudas en los momentos decisivos del negocio, cuando es necesario una
ampliación de capital para garantizar la subsistencia y el crecimiento
de la empresa, así como asentarla dentro del tejido empresarial español.
En
general, todas las iniciativas que apoyan el emprendimiento son
positivas a la hora de dinamizar el mercado laboral. Las pymes emplean a
una inmensa mayoría de españoles y son fundamentales para que el país
continúe activo en medio de la crisis. Es indudable que la esperada Ley
del Emprendedor es una actuación necesaria en nuestro país. Una menor
burocratización, un menor coste para emprender y una mayor
desvinculación administrativa entre la vida personal y profesional del
emprendedor para reducir la aversión a montar un negocio son decisivos
para crear una cultura emprendedora que escasea en España en este
momento y en tiempos mejores.
Con esta Ley se han dado pasos en
la buena dirección, pero el Texto se ha topado con un capítulo, el de la
financiación, en el que no se prevén actuaciones posteriores al
emprendimiento, es decir, a consolidar el ecosistema emprendedor. La
financiación sigue siendo el caballo de batalla con el que los pequeños y
medianos empresarios tendrán que seguir lidiando. De momento, tendrán
que suplir esa falta con buenos proyectos.
Por Isabel Echevarría Aburto, directora de relaciones institucionales de la Fundación José Manuel Entrecanales