domingo 28 de julio de 2013, 15:04h
Entre las previsiones económicas de las
autoridades europeas y las perspectivas empresariales de los directivos
de compañías españolas hay un claro paralelismo. Como suele decir en
estos casos el economista alemán Carsten Moser, será que a este lado del Atlántico también vale lo que avisó el escritor mexicano Juan Rulfo
en otro contexto: "O nos salvamos juntos o nos hundimos separados". En
la eurozona hay signos de vida para una crisis crónica y en España se
percibe que pasó lo peor sin que llegue lo bueno. La Comisión Europea
considera que la economía europea toca fondo si bien no asegura la
recuperación, y las empresas españolas también sienten algo de alivio,
tras caer en ventas, beneficios y empleo, pero dudan de la intensidad de
la recuperación. La zona euro ha retrocedido cinco años en PIB y siete
años en empleo en su guerra contra la crisis y España lo ha pagado, con
creces, en primera línea de combate. Por eso no es de extrañar que haya
compañías en este país que, por mucho que digan Guindos o Montoro, todavía aplazan la recuperación económica a 2014 o 2015.
En esta época de crisis, el mercado único debería
desempeñar un papel crucial a la hora de sacar a Europa del
estancamiento económico; al menos si se quiere que el euro siga con vida
y sea la gran moneda de los europeos en un mundo globalizado. Y, en ese
sentido, la mutualización de la deuda, es decir, la emisión de
eurobonos, sería el camino más sencillo y rápido para conseguir una
mayor integración fiscal en Europa, pero la Alemania de Angela Merkel,
de momento, poco o nada quiere saber de todo ese plan. Prefiere
reiterar su llamada hoja de ruta para España, que solo comprende
sacrificios.
Europa, como dijo en su día el presidente Obama,
no respondió con la misma celeridad que Estados Unidos cuando afloró la
crisis económica. A su vez, España, cuando estalló la burbuja
inmobiliaria, no reaccionó con rapidez. Como consecuencia, ha tenido
muchos problemas para obtener préstamos en una Europa que a menudo se
queda en un grupo de países con libre circulación de moneda y capital
humano, una liga de campeones y Eurovisión. Pero si Bruselas -léase
Berlín- quiere, todo puede cambiar, ya que el grado de dependencia de lo
que ocurre en Europa es decisivo para España. Por eso mismo, para
España no es menos importante que para Alemania lo que suceda en sus
elecciones generales a la vuelta del verano. Mientras, toca esperar y
ver, con el cinturón apretado.
@J_L_Gomez
Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.
Twitter: @J_L_Gomez
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