lunes 22 de julio de 2013, 16:27h
España sigue siendo diferente. Es el único
país de la Unión Europea en el que un escándalo como el que se desprende
de las revelaciones en sede judicial del ex tesorero del PP acerca de
la financiación ilegal de éste partido, no apareja las normales
consecuencias políticas: explicación de los hechos, presentación de
disculpas y dimisión de los responsables.
Siendo la fuente de todas las noticias conocidas quien durante
veinte años fue gerente y después tesorero, lo cierto es que el pobre
argumento esgrimido por algunos dirigentes populares -dicen ser víctimas
de una "conspiración"-, se cae por su propio peso. Los hechos son
tenaces: Luis Bárcenas, que también ha sido senador, ha formado parte de
la dirección del PP como tesorero nombrado por Mariano Rajoy. No es un
invento. Ni sus multimillonarias cuentas en Suiza y otros países. Nadie
en sus cabales se traga que los millones atesorados proceden de negocios
limpios. Es tarea de los fiscales del caso y del juez Pablo Ruz, que es
quien instruye el sumario, investigar el origen de los fondos, pero a
la vista está que lo declarado ya por Bárcenas vinculando parte de esos
dineros a donaciones de empresarios y constructores, encaja como un
guante en la conocida dialéctica del "do ut des", donaciones a cambio de
concesiones de obra pública.
Así las cosas lo sorprendente es que el ciudadano Mariano Rajoy
haya llegado a pensar que esquivando a los periodistas y negándose a
comparecer en el Parlamento se va a librar de dar explicaciones sobre
éste asunto visto que su hasta hace poco amigo y hombre de confianza,
Luis Bárcenas, dice lo que todos hemos leído que dice en relación con el
reparto de sobres llenos de dinero. Tienen que hablar Javier Arenas,
Jaime Mayor Oreja, Rodrigo Rato y Francisco Álvarez Cascos.
-señalados también por el tesorero-, pero antes que nadie, quien
tiene que dar un explicación convincente es Mariano Rajoy. Es
inaplazable, porque han aparecido nuevos e infamantes datos acerca de la
presunta financiación del partido que preside. Refugiarse en el
silencio creyendo que las vacaciones del personal y la tarea de
intoxicación informativa que realizan algunos medios de comunicación
afines (patéticos en su afán de desviar la atención sobre las
revelaciones de Bárcenas), hará que se vaya olvidando el asunto, es vana
esperanza. Esta vez no escampará.
Primero, porque la instrucción del caso sigue adelante y algunos
de los señalados por Bárcenas pueden ser llamadas a declarar por el
juez; segundo porque dentro del propio PP, hay miles de afiliados
honrados que es seguro que se avergüenzan de lo que está pasando y
también se merecen una explicación. O la dimisión de quienes se han
aprovechado de ellos al tiempo que engañaban a todos. Ya digo, esta vez
no escampará.