Este calor pide a voces
vacaciones. Pero leer, leer libros -a lo mejor de otra manera, sin
tomar notas- es parte integrante de esos momentos, tirados a la
sombra. Y sin más obligaciones que las imprescindibles, O sea,
vacaciones.
Hay que
cargar pilas. El curso ha sido duro para el mundo cultural, y la insistencia en
las malas noticias está dejando al personal un poco seco. Es hora de parar un
tiempo y prepararse para esa "política de la buena vida" que empezará enseguida
en www.ociocritico.com, en esta casa
digital que es la suya. Y más, si al final hay hasta brotes verdosos...
Lo
celebramos el martes pasado en Torres Blancas, con un fiestón maravilloso, con
todo el skyline de Madrid a nuestro
alrededor, allá abajo, y un poniente de película, como son los ponientes en
Madrid, Y una medialuna creciente, maravillosa. Y una gente estupenda, del
mundo de la empresa, la política, el periodismo y las artes, que ya lo sabrán
ustedes por las crónicas....
Una bonita noche para un hermoso proyecto. Este de Ociocrítico, en el que una espera
seguir a partir de septiembre, con estas ambiguas "Lágrimas de cocodrilo". Que llorar, llora, pero morder, también
muerde. Que no todo
es triste de llorar. Por ejemplo, nos caen amargas de los ojos cuando sabemos
que, por el mal de la crisis, una escritora como Lucía Etxebarría, con mucho y controvertido prestigio, se apunta a
un reality fascistoide (¡¡¡prohibido
fumar!!!! Y ya no he visto más), por el tema dinero; y más amargas aún cuando
nuestros jóvenes, nuestros hijos y hermanos menores, que están en esto
cultural, se buscan la vida afuera. Pero nos alegramos tanto cuando funciona:
por ejemplo, el poeta -caudaloso y estimable y barroco y sevillano- Manuel Pérez-Petit , se largó a México
hace ya tres años. Y allí hizo lo que sabía hacer: escribir, y editar. Publicó
tres libros propios en sellos ajenos -el último, Sin tierra soy, con Tintanueva Ediciones- y montó su propia casa. Bueno,
pues su editorial, Sediento, refundada en México en 2011, lleva ya más de medio
centenar de títulos en todos los géneros, del ensayo y el guión
cinematográfico, a la novela, el relato y la poesía. Que es su niña mimada, y
que este mismo mes publicará la edición mexicana de Naipes marcados, de Marcos-Ricardo
Barnatán. Porque Pérez-Petit
quiere hacer lo que hicieron sus antecedentes del exilio, aunque ahora lo sean
de la emigración: tender esos puentes que tanto cuesta tender, hasta cuando las
editoriales -grandes- tienen delegaciones allá, en México, en Argentina, en
Colombia: el puente del mutuo conocimiento entre las dos orillas de la mar
Océana, que comparten, aunque no lo parezca, una misma lengua: el castellano.
Y no es el
único. Déjenme que considere español de excepción a mi amigo, el enorme poeta
sueco Lasse Söderberg, porque es
quien más ha hecho por el entendimiento cultural entre Suecia y España, entre
Suecia y América Latina. Traductor al sueco de Borges, de Octavio Paz y
de Vicente Aleixandre -entre otros
muchos, muchísimos poetas elegidos siempre con gusto-; introductor de artistas
plásticos como Antonio Saura, en
fin. Agitador cultural y embajador in
pectore, acaba de publicar, también en México, y por la editorial La otra,
una antología, Lo inconstante,
traducida por él mismo y la muy estimable poeta colombiana Angela García, que ha hecho la selección y anotado los poemas. Leer
a Lasse es un placer, es la poesía moderna, bebida de sus amigos
surrealistas y pasada por toda la modernidad posterior. Leer a Lasse es un placerazo, como lo es
compartir con él un buen vino, un paseo, una charla. Y para que vean que es
absolutamente españolísimo, su hija, Alma
Söderberg, es bailarina de flamenco y ballet español, y actuó
recientemente, y con éxito, en el centro Conde Duque de Madrid.
El verano es, seguramente, el mejor tiempo para la
lírica. El descanso, que no exime de la lectura, muy al contrario -a ver qué
coartada tienen los que dicen no leer por falta de tiempo!- nos deja alzar el
vuelo, cruzar los mares, enriquecernos (espiritualmente, digo!) y dar suelta a
la imaginación. Seguro que cuando volvamos en septiembre, con esas novedades
que ya nos van anunciando los editores, calentitas en los escaparates, hay
ideas nuevas, relaciones inéditas, adjetivos más acertados y afilados. De
momento, los escaparates están llenos de lo reciente y de lo que se ha
mantenido todo el año. Yo me remito a lo ya reseñado en las cincuenta lágrimas
anteriores y.... buenas elecciones. Que leer es siempre una maravillosa opción.
Para mí, una de las que más.
- Ediciones anteriores de 'Lágrimas de cocodrilo'