viernes 19 de julio de 2013, 16:54h
No salimos de una cuando ya estamos metidos
en otra. Si antes de ayer era el presidente del Gobierno quien
comparecía ante la opinión pública nimbado por la ominosa sospecha de
estar al cabo de la calle de las andanzas non sanctas de Luis Bárcenas,
ex tesorero del PP, hoy -en otro registro- quien está en entredicho es
el presidente del Tribunal Constitucional Francisco Pérez de los Cobos.
En su caso en razón de la polémica desatada a raíz de haber trascendido
que hasta hace poco estaba afiliado al Partido Popular. Curiosamente, la
noticia se desveló al hacerse pública parte de la documentación del
"caso Bárcenas. Puesto que la ley prohíbe a los jueces estar afiliados a
ningún partido políticos, desde diversas instancias de la izquierda
togada se recuerda la incompatibilidad de la militancia para acceder a
tan alta magistratura, pero Pérez de los Cobos no es juez sino
catedrático de Derecho del Trabajo, circunstancia invocada por quienes
defienden su continuidad al frente del TC.
A Pérez de los Cobos se le reprocha que cuando compareció en el
Senado ante la comisión que examinaba la idoneidad del candidato para
acceder a tan alta encomienda (fue elegido por unanimidad) no hubiera
revelado su condición de militante del PP. Así fue, aunque, todo hay que
decirlo, en todos los apuntes biográficos y en las reseñas
periodísticas de aquellos días el nombre del candidato siempre venía
consignado bajo la misma etiqueta: "conservador". Quiero decir con esto
que quienes ahora piden la dimisión del presidente del TC hacen como que
se han enterado de que Pérez de los Cobos era un señor de derechas. La
ley es la ley y mientras no se cambia hay que cumplirla, pero éste
asunto, está en la raya de la interpretación porque el protagonista de
la polémica no es juez. En todo este caso se detecta una elevada dosis
de fariseísmo.
Pese a estar llamado a ser "el juez de la ley", desde los tiempos
de la presidencia de García Pelayo y la sentencia del "caso Rumasa", lo
cierto es que el Alto Tribunal siempre ha estado bajo sospecha de
politización. Sospecha de ser instancia no siempre capaz de
desembarazarse del poder político al que los magistrados debían sus
nombramientos. Ese ha sido el común origen de la filoxera que ha
empañado muchas de sus actuaciones. Quien tenga alguna duda que repase
las actas de las decisiones adoptadas por el TC bajo la presidencia de
Pascual Sala. Dicho lo cual y visto que al no ser juez su eventual
nombramiento no se vería afectado por la incompatibilidad establecida
por la ley, tengo para mí que el señor Pérez de los Cobos, durante la
comparecencia en el Senado, no debió omitir el dato de su afiliación al
PP. A nadie le habría sorprendido. Ahora, ya es leche derramada y la
polémica que le salpica al Tribunal.