Susana Díaz, candidata única a la sucesión de
Griñán como
presidente de la Junta
de Andalucía. No hay primarias, porque ningún otro candidato obtuvo los avales
necesarios: comprensible, teniendo en cuenta el dominio que la señora Díaz
tiene del 'aparato' socialista andaluz y la premura de tiempo para
presentarse, que no ha permitido hacer una campaña como todos creemos que debe
hacerse, ni contactar con los militantes de manera adecuada. Cierto: los otros
dos candidatos han mostrado escasa voluntad de ganar el uno y desmesurada
ambición dada su posición, el otro. Pero eso no altera lo que digo: la política,
con 'p' minúscula, porque falta 'grandeur' por todos
los poros, es lo que hoy impera aquí. No hay otra manera de definir el
compendio de miserias que todos estamos mostrando, y del que las 'primarias'
andaluzas del próximo día 29 no son sino el más reciente, y ni siquiera el más
clamoroso, ejemplo.
He de decir que, al menos, el PSOE ha impuesto finalmente
las elecciones primarias para seleccionar a sus candidatos. Es algo, aunque bien
es verdad que ya
Rubalcaba evitó, como pudo, confrontarse con
Carme Chacón, y
en la Comunidad Valenciana
el candidato
Toni Asunción fue apeado por el 'aparato' local por un
quítame allá esos avales. Siempre he dicho que cuando las primarias sean
obligatorias para todos los partidos, lo mismo que la limitación de mandatos de
ciertos altos cargos y el desbloqueo de las candidaturas electorales, mucho se
habrá regenerado en la vida política española. Pero eso sí, sin trampas, sin
dejar lugar a dudas sobre la limpieza del proceso.
Y así vivimos hoy, inmersos en la política sin el menor
atisbo de mayúsculas: abocados a una moción de censura socialista contra el
Gobierno de
Rajoy que ni los socialistas quieren y a una negativa de
comparecencia parlamentaria del presidente del Gobierno que ni los del PP
comparten. Con los dos principales partidos nacionales preguntándose por qué no
impera una mínima cordura en ellos mismos y por qué nos empeñamos todos -será
el calor, dicen los más optimistas-en despeñarnos hacia el abismo. Y,
mientras, los chicos del 'Financial', que tan por encima del hombro
miran al mundo mundial, cachondeándose y dándonos consejos que para ellos no
tienen; porca miseria.
Ya digo: la reflexión de hoy viene dada por lo de la señora
Díaz, cuyo movimiento político, más que el socialismo, es definido por el
andaluz medio como 'el susanismo': fuera de las estructuras férreas
del partido no hay salvación. Estoy convencido, y espero que se me permita la
discrepancia sin que se me acuse de 'pepero', de machista o de poco
constructivo --que de todo se acusa, por los unos, los otros y los de más allá,
al que no dice 'amén'--, de que había mejores alternativas con
posibilidades de presidir nada menos que la Comunidad Autónoma
andaluza. Pero, en fin, tampoco enfrente parece que haya nada demasiado
peligroso para poner en cuestión la continuidad de los socialistas en ese
granero de votos, así que todos tranquilos: rebus sic stantibus...O sea, que
nada cambie para que todo siga igual. Ay, Dios, qué país nuestro este...
>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>