jueves 18 de julio de 2013, 16:20h
Alfredo Pérez Rubalcaba tiene tantos deseos
por presentar una moción de censura, como los que tengo yo porque se me
estropee el aire acondicionado, pero se sacrificará en aras del interés
general de los españoles, aunque los maliciosos puedan opinar que la
situación interna del partido no le deja otra alternativa que sacar algo
de pecho, aunque sea un rato.
Izquierda Unida desea con todas sus fuerzas que se disuelvan las
Cortes, y se convoquen elecciones generales, naturalmente por la
preocupación que tienen por el interés general de los españoles, a pesar
de que tendrán que soportar el rumor de que su interés se deriva de que
las encuestas les van de cara y pueden robar unos cuantos diputados al
PSOE.
Rosa Díez también está dispuesta a sacrificarse en aras del
interés de los españoles y se sube al carro a pesar de que tendría que
votar por el partido que la echó, y eso obligaría a su antiguo enemigo a
pedirle el favor.
Esquerra Republicana ha dicho que irá a favor de aquél que le
garantice la consulta para separarse de la "España cerril, jacobina y
corrupta", según la amistosa y amable definición de Tardá, pronunciada
hace dos días en el Congreso. No es extraño que Tardá, nada cerril, ni
jacobino, como se encarga de demostrar cada día, desee esa Cataluña
donde nunca ha existido la menor corrupción.
Por supuesto el PP rechazará la moción de censura, también por el
interés general de los españoles, y no porque se aireen las sisas del
tendero.
Todos, todos, pensando en nuestro interés con tanto
desprendimiento que se me humedecen los ojos. La moción no tiene
emoción, porque todos están dispuestos a sacrificarse por nuestro bien.