Tan cínico como repugnante
miércoles 17 de julio de 2013, 16:28h
Decir que vivimos en temporada alta de corrupción política, es
constatar una obviedad. Los casos se acumulan en los juzgados y
entre los implicados hay personajes de casi todos los colores
políticos. Algunos llevan el escarnio público que apareja la llamada
"pena de telediario" con más discreción que otros, pero hasta ahora
ninguno ha reconocido el trinque, ni ha pedido perdón a la sociedad, ni
se ha declarado dispuesto a devolver el dinero mal ganado. Dinero de
comisiones pagadas por empresarios o constructores ventajistas que,
indefectiblemente, se transmuta en aumento del coste de las posteriores
adjudicaciones de contratas u obras públicas. No sólo no hay voluntad de
atajar la corrupción sino que, así que son pillados en falta la
reacción es similar: cierre de filas, maniobras para desacreditar al
juez instructor y braceo farisaico para intentar desviar la atención
hacia otros casos infamantes para sus rivales políticos. Lo ha venido
haciendo sistemáticamente a lo largo de los últimos meses el PP por boca
de su portavoz Carlos Floriano en relación con el "caso Bárcenas"; lo
han hecho desde Sevilla los socialistas para desviar la atención del
público acerca del caudaloso torrente de corrupción que arrastra el caso
de los ERE y en ellos están desde CiU (Francesc Homs) ahora que ya
conocemos las conclusiones de la investigación judicial sobre el saqueo
del "Palau", un caso de trinque y desvío de partidas importantes de
dinero hacia el partido que gobierna en la "Generalitat". Siendo todo
tan cínico como repugnante, creo que dónde hemos podido comprobar hasta
qué punto de degradación moral está llegando la clase política (unos por
dejarse arrastrar por la corrupción y otros por permitirla) ha sido en
la respuesta de los nacionalistas catalanes de CiU (primero Xavier
Trías, después Durán Lleida) a la propuesta de Rubalcaba para sumar
votos de cara a una posible moción de censura contra Mariano Rajoy si no
acude al Parlamento para dar una explicación sobre la muy fundada
sospecha de financiación ilegal que pende sobre el PP según lo revelado
por Luis Bárcenas, ex tesorero del partido. CiU apoyaría la iniciativa
si, a cambio, Rubalcaba se compromete a apoyar el "derecho a decidir".
Así de claro. No les preocupa la corrupción y les trae sin cuidado
sanear la vida pública. Ellos van a lo suyo: gato blanco, gato negro. A
tanto la pieza. A la vista de tanto descaro uno se pregunta, ¿para
cuándo un cambio de la Ley Electoral? Un ciudadano, un voto. Privados de
su artificial aritmética parlamentaria quizá recuperarían la mínima
sensibilidad que se necesita para condenar la corrupción. Ya digo, tan
cínico como repugnante.